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Ficha técnica
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96 - Real Madrid: Llull (15), Carroll (4), Maciulis (3), Thompkins (24) y Ayón (5) -quinteto inicial-; Rodríguez (13), Nocioni (11), Reyes (15), Hernangómez (5), Doncic (1), Radoncic (-) y Ndiaye (-).
111 - Boston Celtics Smart (7), Crowder (8), Bradley (17), Lee (13) y Zeller (8) -quinteto inicial- Sullinger (7), Thomas (15), Jerebko (6), Rozier (14), Young (3), Hunter (2), Olynyk (6) y Mickey (5).
Parciales: 23-25, 20-29, 26-31 y 26-27.
Árbitros: McCutchen, Taylor y Lamonica. Sin eliminados.
Incidencias: Partido amistoso, con motivo de la gira europea de la NBA, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.150 espectadores.
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De menos a más. Así se movieron los biorrítmos de los Celtics. Tras un primer cuarto muy discreto de los Celtics (23-25). No quiere decir esto que no ofrecieran algunas acciones individuales de cierto mérito en el comienzo. Fueron a cargo de Thomas, David Lee y Zeller. Pero no justificaron su etiqueta de NBA en cuestiones de jugada-espectáculo; sí en todo lo demás. Es decir, un equipo sólido, con intensidad máxima y gran eficacia atacante y asfixiante defensa. Enfrente, el Real Madrid, en cambio, sí mostró un mayor repertorio durante el primer cuarto. Bien es cierto, que luego acabó pagando esfuerzos. Pero ahí quedan esos buenos minutos. Primeramente, el nuevo refuerzo, el estadounidense Thompkins exhibió su puntería con 7 puntos. Era la primera vez que jugaba en Madrid. Apunta manera. El prólogo fue sólo el avance a dos grandes jugadas: asistencia de Carroll para Ayón y mate del mexicano en un contragolpe blanco; tiempo después, Sergio Rodríguez dibujó una entrada a canasta de dibujos animados. El público lo agradeció más que las canastas sin sabor de los Celtics. No son los mismos de hace 27 años. El cuarto se cerró con un rebote en ataque de Reyes. El capitán no faltó a su disciplina reboteadora y ganó el balón ante tres adversarios.
NBA: más que baloncesto
El espectáculo no estaba sólo en la pista. Madrid comprobó que se siente siendo sede de un encuentro de la NBA. No era a través de la televisión, sino en vivo y en directo. Música durante el encuentro; animadoras con saltos acrobáticos; videos en vivo en un gran marcador suspendido del techo del Palacio de los Deportes; las típicas decisiones arbitrales nada europeas; números circenses a cargo de animadores de los Celtics; una pista con un parqué más visual y con tipografías americanas; o dando participación a los aficionados en la cancha con diferentes sorteos y juegos; con instantes para el homenaje a viejas estrellas NBA como Brian Show y Rick Fox; recordando ese primer encuentro del Real Madrid contra Boston en Madrid (gran aplauso para cuatro representantes blancos: José Luis Llorente, Quique Villalobos, 'Chechu' Biriukov y Fernando Romay) y por haber hubo hasta guardaespaldas en mitad de la pista durante los tiempos muertos. NBA en estado puro en Madrid. No sólo se vende baloncesto en Europa; también se muestra el saber explotar un producto de masas. Una cultura de baloncesto.
Y todo esto mientas, a falta de poco más de 7 minutos para el descanso, el Real Madrid aguantaba el pulso a los Boston Celtics: 33-33 y Sergio Rodríguez, nuevamente, despertando alabanzas con sus entradas a canasta. No sólo de sus seguidores, también de los fervientes animadores que iban con los Celtics. El Real Madrid jugaba en casa, pero no al completo. Tampoco lo era por jugadores. Rudy Fernández no tomó parte activa del encuentro. Esa maldita espalda no le permitió disfrutar de una fiesta del baloncesto. Tampoco estuvo el otro refuerzo foráneo blanco: Jeff Taylor. Había que pensar también en el estreno doméstico contra Valencia.
Y en escasos tres minutos, Boston, con un entonado Bradley y unas buenas acciones de Thomas, despegaron en el electrónico: 35-42. Laso recapituló ideas. No se quería ceder tan ceder tan pronto. Y menos aún cuando el imberbe Doncic demostró capacidad de salto para taponar a Thomas. Otra acción para el recuerdo. Y como el parcial caminaba hacia los 10 puntos, Llull marcó un triple para frenar la sequía. Eran los peores momentos del Real Madrid. Y por eso también emergió Thompkins, con otro triple: 41-46. Se superó así un primer momento de debilidad.
Boston despega al triunfo
Boston, sin embargo, habían decidido seguir apretando al Real Madrid. Su eficacía no se resintió en ataque -el Madrid tampoco defendía al cien por cien- con una gran dirección de Thomas y en defensa se mostraban más fuertes. Se multiplicaban y defendían de forma agobiante. Se habían dado cuenta que o subían sus prestaciones o el Real Madrid les darían un susto. La resistencia del Real Madrid estaba siendo sometida a una segunda gran prueba. Incluyendo a los árbitros que no vieron un golpe -en el ojo derecho- sobre Maciulis, para enfado de Laso. Y en esta vorágine de acontecimientos, ganó Boston. Volvieron a estirarse en cuanto a puntos: 43-54 al descanso.
Tras el mismo -y después de disfrutar de otro gran espectáculo de saltos y canastas- el Real Madrid retomó su cita con Boston. Lo hizo a través de los triples y entradas a canasta de Sergio Llull. Tras una primera parte aceptable, tomó el mando en ataque, en un modo de demostrar qué jugador se pierde la NBA en favor de los aficionados blancos. Toda una suerte. Este talento, sin embargo, no redujo diferencias: 57-69 a poco más de 7 minutos para cerrar el tercer cuarto. Otros dos momentos para la historia fueron el estreno de dos jóvenes prometedores: Radoncic y, minutos más tarde, Ndiaye. Ambos recordarán este día. No debutaron en un día cualquiera: enfrente estaba la franquicia con más anillos de la NBA (17). Mientras, Boston, sin grandes alegrías, pero sí con una excelsa efectividad y soltura abrían otra brecha: 63-78 a cuatro minutos para alcanzar el cuarto de desenlace.
A este período se llegó con el encuentro ya resuelto en favor de los Boston Celtics: 69-85. Los blancos -con menos fondo de armario, además- padecieron unos minutos de desaciertos ofensivos que lastraron sus opciones de apuntarse un triunfo histórico. Y eso se suele pagar, más aún cuando enfrente está un conjunto NBA. No perdonan ni en amistosos ni bajan en su intensidad. Son constantes y se toman en serio cualquier circunstancia del juego. Máxima concentración. El partido -aparte de durar dos minutos más cada cuarto- se hizo largo para el Real Madrid. Sólo quedó disfrutar de 12 minutos más de un día de baloncesto de Estados Unidos en Madrid. Quién sabe cuándo volverán de gira por Madrid. Para el recuerdo quedarán unos cuantos buenos minutos; otras cuantas acciones NBA ante un NBA y el haber exigido a Boston mantenerse firme durante todo el partido. Y sobretodo, el público disfrutó y se sintió aficionado NBA. Al final, 96-111, como sucedió hace 27 años.
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