La escritora Iris Morata (Barcelona, 1982) es mujer de contrastes. Dejó atrás el mundo de la moda, con el bullicio y el ajetreo como compañeros, para embarcarse en una aventura tan solitaria y personal como es la escritura. Su primera novela, Inolvidar, está llena de personajes y situaciones donde lo que pudiera parecer inaceptable nos mueve a una empatía tal vez insospechada, un conflicto sobre si la línea entre el bien y el mal es tan inflexible como creemos.
Dejaste atrás toda una vida dedicada a la moda para embarcarte en esta aventura de escribir. ¿Cómo tomaste esa decisión? ¿Fue difícil?
Durante un tiempo me encontré reemplazando horas de sueño, de televisión o de ocio delante de la pantalla, escribiendo. Aunque seguía trabajando en la moda, cada vez mi cabeza estaba más en mi novela, sufriendo por sus personajes. Me costó meses confesar a qué dedicaba mi tiempo libre. Tenía miedo a las reacciones de mi entorno, las miradas de duda y, sobretodo, a no tener apoyo. Ha habido muchos momentos en los que me he preguntado si no estaría tirando mis días, más preocupada en unas vidas de ficción que no eran la mía. Pero luego me pongo a escribir, y esa inquietud desaparece.
¿Y cómo está siendo la experiencia de ser escritora? Solitaria. En mi vida profesional anterior no estaba nunca sola y el ruido de la prisa era una constante en mi día a día. Como escritora, es todo lo contrario, y puedo pasar horas hablando solo conmigo misma y mis personajes. Para mí, este cambio ha tenido sus altibajos. No tener un horario fijo es un desafío, y no siempre es fácil encontrar el buen equilibrio, aunque la libertad compensa de largo. Ahora soy más consciente de que la vida se vive y no siento que me arrebatan los días y las semanas sin que me dé cuenta. ¿Está cumpliendo tus expectativas la acogida que está teniendo Inolvidar? Sí, Inolvidar no para de recibir buenas críticas. Una de las cosas que más llena es cuando lectores me contactan para decirme que se han emocionado con la historia y sus personajes.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir con Inolvidar?
Espero que cada lector encuentre su propia lectura de Inolvidar. Para algunos será la lucha contra la pérdida, la esperanza después del duelo, o el olvido. Para otros será clave el trastorno de una mente herida, los límites de la cordura o el amor incondicional. Para mí, lo que me empujó a escribir Inolvidar fueron las ganas de ver algunos actos, considerados inaceptables, desde el punto de vista de quien los comete, y, de ese modo, poner al lector en el conflicto de dudar sobre si lo incorrecto lo es realmente. En tu libro relatas las vidas de personas que están llenas de matices, gente que no es buena ni mala en términos absolutos. ¿Te gusta explorar los matices del ser humano? Me gusta sobretodo indagar en ese momento en que el bien o el mal están diluidos. Ver hasta dónde sería capaz de llegar una persona, y los motivos que pueden provocar que esa línea se mueva un poco más allá de lo aceptable. Para mí, es ahí donde se descubren muchas cosas de la realidad de un personaje.
¿Crees que las personas podemos elegir realmente si somos buenas o malas o nuestras circunstancias nos condicionan?
Depende. Sin duda las circunstancias nos empujan hacia las acciones, pero quiero pensar que, en la mayoría de casos, somos libres de decidir tomar un camino u otro. ¿Te gustaría probar a escribir en algún otro género literario? No considero que escriba en un género concreto y cerrado, sino más bien que la historia vive y avanza entre varios. Me gusta la incomodidad de no poder agarrarme a una categoría más concreta, aunque no descarto hacerlo en un futuro.
¿Qué consejo le darías a alguien que duda sobre si dedicarse a la literatura?
No dejar que los momentos bajos sean más fuertes que los altos, ser constante y escribir cada día.
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