De nuevo ha sido corta la vendimia en el Marco de Jerez., pero con cifras de ligero aumento en producción con respecto a la pasada campaña. Así lo han confirmado fuentes del CRDO en el análisis. Y balance de esta peculiar vendimia 2021, que ha sido una de las más tempraneras que se recuerdan en esta zona. Comenzó el 2 de agosto cuando empezaba ya a cortarse uva en los pagos del interior, en los que la uva alcanza antes el nivel óptimo de madurez y a principios del mes de septiembre ya estaban todos los lagares cerrados. Excepto los dedicados a la elaboración de vinos dulces, en los que la uva es objeto de “asoleo”.
El 50% de esta superficie se ha vendimiado a mano y rl resto usando cosechadoras, generalmente en horario nocturno para aprovechar las mejores condiciones de temperatura. Las pocas lluvias caídas en la zona han vuelto a ser clave en la vendimia, como en los últimos tres años. La media en el año agrícola apenas a llegado a 450 litros por metro cuadrado, cuando lo normal en la zona es de unos 600 litros. En datos oficiales la cosecha ha ascendido a 57,5 millones de kilos, lo que supone un ligero aumento (7%) en relación a la campaña precedente. El sector suma tres vendimias consecutivas con una producción escasa, algo más de 57 millones de kilos de uva a falta únicamente del chorreo de la Pedro Ximénez de González Byass y Ximénez Spínola, los dos únicos lagares de los 32 que han entrado en funcionamiento en la presente campaña que mantienen la actividad.
Las lluvias se concentraron en los meses de otoño e invierno, mientras que la primavera fue muy seca, si bien con frecuentes rociadas nocturnas, que contribuyeron a asegurar una evolución muy positiva del estado fenológico de la uva. El verano se ha caracterizado por las temperaturas suave y por el predominio de los vientos de poniente, si bien con puntuales golpes de calor que han mermado un poco la producción final. En palabras del presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, “la uva ha presentado este año un estado sanitario óptimo y un magnífico equilibrio entre azúcar y acidez, lo que nos permitirá disponer de magníficos mostos para refrescar las criaderas de nuestros vinos y vinagres”.
Ahora comienza ahora el largo de proceso de elaboración y envejecimiento de los vinos y vinagres de Jerez y de la Manzanilla de Sanlúcar, que implica en primer lugar la fermentación de los mostos en los 32 LAGARES inscritos para la presente vendimia y --más adelante-- el tradicional envejecimiento mediante el sistema genuino de criaderas y soleras, el cual tiene lugar en las casi 100 bodegas de crianza inscritas en los distintos registros del Consejo Regulador.
El Consejo Regulador agrupa unos 1.750 viticultores y unas cien bodegas con vinos “de una extraordinaria variedad y un carácter genuino, con una larguísima tradición exportadora y con marcas que representan auténticos iconos españoles en todo el mundo”. El presidente de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, Francisco Guerrero, se hace eco de la preocupación de este colectivo tras el descenso final de la producción estimada en la presente campaña. “Las expectativas no se han cumplido, ya que se esperaba un aumento del 10 al 15%, pero se va a quedar en poco más del 5% por el efecto de las temperaturas superiores a 40 grados que se registraron durante los tres días de la ola de calor y que restaron caldo a la uva, frenando su maduración”. Guerrero detalla que la caída de producción ha afectado más a la uva Palomino que a las variedades tintas con las que se elaboran los vinos de la Tierra de Cádiz, entre otros motivos porque las primeras tienen menos vegetación para protegerse de la exposición a las altas temperaturas.
Del mismo modo, señala, el adelanto de la vendimia, sobre todo en los pagos de interior y en las viñas de las grandes bodegas, que fueron las primeras en arrancar allá por el 2 de agosto, ha limitado la merma de la cosecha, más acusada en el viñedo que se enganchó a la campaña en la segunda mitad de agosto. El responsable de Asevi-Asaja también califica la vendimia de “tranquila y buena para las bodegas, pero ruinosa para el viticultor, sobre todo para los que han vendimiado más tarde, porque los precios no cubren costos y la prueba está en que no se están plantando viñas nuevas”. La campaña concluye con una graduación media que roza los 11,47 baumé –el mínimo exigido en la Denominaciones de Origen del Marco es de 10,5–, que se elevan hasta los 11,6 grados en las viñas del municipio jerezano, donde se concentra el 60 por ciento de la producción total de la uva con la que se elaboran los vinos de Jerez. El baumé o alcohol potencial oscila entre los 10,82 grados de media de los pagos de Sanlúcar y los 12,6 de Lebrija. La ventaja para las bodegas de una vendimia de alta graduación es el consiguiente ahorro en el encabezado o añadido de alcohol vínico característico de los vinos de Jerez. Eduardo Ojeda, director de Bodegas José Estévez, apunta que lo importante es el punto de maduración de la uva y, en este sentido, significa que la de este año ha sido “una vendimia atípica, que cada vez es más típica, y que empezó temprano, pero no porque tuviera los 10,5 grados, sino porque la uva estaba madura y con una buena acidez”.
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