Xavier Soler es doctor en ciencias geológicas, máster en hidrogeología y diplomado en diseño y arquitectura naval en Estados Unidos, ha ejercido de profesor de geodinámica en la Universidad Autónoma de Barcelona, trabajado en geología ambiental y planificación del territorio y publicado numerosos artículos científicos y periodísticos. Es también autor de la novela La Muntanya del Cardenal.
Lo verdaderamente es que se lleguen al llanto quejumbroso de: “Entre todos la mataron y ella sola se mató, Eso no es nuevo guajiro cuando el que no es nuestro cada día falta y al mismo tiempo los padres del “Embargo” lleva años y años, mientras las ideas revolucionarias se van burocratizando y las barbas se transforman en pura palabrería que aburre y no dan para comer tampoco un mínimo de Esperanza con un retrato del Che que han llegado a convertirlo en mera publicidad comercial.
“Todas las divinas ideologías se fundan en el espacio del hombre que exige en sus actos la razón de ellas y sus consecuencias, que lo justifican por la razón y las barbas que se pueden ir disecándose sino las pones a remojar, siendo entonces los discursos vanos, la falsificación y los derechos humanos del poder de absurda democracia”.
“Descarnadas que deben ser consideradas con serenidad. Dispuesto a pagar. Dicho de otro modo, si bien para él puede haber responsables, no hay culpables. Todo lo más consentirá en utilizar la experiencia pasada para fundamentar sus actos futuros. De esa Piedra universal de la tierra a las alturas condenada y falsificada difamada y falseada por los cazadores casados en sus mentiras. Esos que con disimulos de salvadores sin descaros a dictadores”
El Sísifo fundador y rey de Éfira, más tarde conocida como Corinto, si es que no es cierto que heredó el trono de Medea. Era uno de los siete hijos de Eolo y Enareta. Y ahora como sire la metralla que intenta. Vivimos en una sociedad de consumo paradoja de la gran comedia. España, aparta de mi ese cáliz tiene más cursos de cocinero que el resto del mundo. Frente a varios millones de hambrientos. No se asuste usted señor banquero que es un pobre el que canta que de tanto pasar hambre ase le ha roto La garganta. La historia se repite, aunque lo niegue Salomón y su porquero.
Escuchando con atención nos resuenan verdades de aquellos humanos que arriesgaron la vida por salvar al prójimo, frente a las mentiras que se valen del cruel y sangriento estado de sitio. Luto y desesperación sin fronteras, repartiendo solidaridad frente a las aves de rapiña de todos los colores y falsos golpes de pechos patrioteros, que cada día con más descaro muestran sus apetitos ensangrentados con su falsa patriotería.
“Los libros necesitan un motor para levantar el vuelo. En una sociedad donde nos tienen encerrados y vigilados, somos nosotros, los que amamos y defendemos la palabra escrita en favor de su calidad y compromiso social frente a los poderes establecidos”.
“Los números son escalofriantes. En una sola generación hemos investigado las partículas elementales, reinterpretado el universo, explorado el sistema solar, cuadriplicado la población y destruido más superficie del mundo que en toda la historia humana. ¿Cómo hemos podido llegar en tan poco tiempo a agotar todos los recursos naturales de la Tierra y a convertir su clima en una amenaza para nuestra propia supervivencia? Una pregunta incómoda para la mayoría de nosotros que considera el dominio sobre el planeta una consecuencia lógica y natural de nuestra inteligencia, cuando no un derecho divino otorgado en nuestra creación. El autor nos invita a inaugurar una nueva forma de ver el mundo y a nosotros mismos para responder a esta pregunta. “Un viaje tan apasionante como imprescindible para estar a la altura del momento histórico en el que vivimos y encontrar”.
Estimado lector de verdades, no soy un geólogo envuelto en la pasión de la tierra que vive maltratada y superpoblada por intereses explotadores endemoniados cuyo lema no es otro que el de Dinero, dinero. La explotación por poderes de esta tierra amenazada malversada en manos de la vorágine del dinero convencidos que a ellos jamás les alcanzará la catástrofe.
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