Los tumores digestivos representan más del 25% de los nuevos diagnósticos de cáncer en España y provocan alrededor de 35.000 muertes al año, siendo los tumores malignos más frecuentes en nuestro país. El más común es el cáncer colorrectal, con más de 43.500 nuevos casos al año, que suponen casi un 16% del total de nuevos diagnósticos de cáncer en España. A este, le siguen, por orden de incidencia, los tumores de páncreas, estómago, hígado, vesícula y esófago.
En los últimos años, se ha producido una revolución en el tratamiento del cáncer, lo que ha permitido que aquellos pacientes con mal pronóstico y sin estrategias terapéuticas eficaces, ahora puedan beneficiarse de innovaciones que pueden suponer mejoras en su supervivencia y su calidad de vida.
Esta realidad, unida a las demoras en el acceso a los tratamientos más innovadores, pone de manifiesto la necesidad de una mayor colaboración y esfuerzo para revertir esta situación y lograr que los pacientes oncológicos puedan beneficiarse cuanto antes de las nuevas estrategias terapéuticas. Estos y otros temas se han abordado durante la jornada ‘¿Tienen los pacientes con tumores digestivos acceso a la innovación?’ organizada por la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO).
Tal y como ha puesto de relieve el Dr. Rafael López, presidente de la Fundación ECO y jefe de Servicio Oncología Médica del Hospital de Santiago de Compostela, “recibir un tratamiento a tiempo y sin demoras es un aspecto fundamental en el abordaje de esta patología y supone una importante mejora para la supervivencia y calidad de vida de los pacientes. Si queremos ofrecer a nuestros pacientes una asistencia de máxima calidad, debemos trabajar para que tengan acceso a la innovación lo antes posible. Para ello, debemos dirigir la mirada hacia aquellos países de Europa que han conseguido reducir considerablemente esos tiempos de espera”, ha aseverado.
Precisamente, el Dr. Enrique Aranda, patrono de la Fundación ECO, presidente del Grupo de Tratamiento de los Tumores Digestivos (TTD) y jefe de Servicio Oncología Médica del Hospital Reina Sofía de Córdoba, ha sido el encargado de la ponencia ‘Tratamiento de los tumores digestivos: pasado, presente y futuro’ en la que ha incidido en que, en la actualidad, gracias a la secuenciación genómica “se han desarrollado terapias dirigidas, de modo que pacientes que tenían hasta el momento una enfermedad de muy mal pronóstico, sin estrategias terapéuticas eficaces, pueden ahora beneficiarse de un tratamiento específico modificando así la historia natural de la enfermedad”.
Estos tratamientos, con mayor eficacia y mejor perfil de seguridad, tolerabilidad y adherencia terapéutica, pueden suponer avances que representan un cambio de paradigma para determinados pacientes que, hasta ahora, carecían de estándares de tratamiento eficaces. “Un ejemplo es la terapia dirigida contra la mutación BRAF o contra la inestabilidad de microsatélites (MSI) en cáncer colorrectal, con mejoras en la supervivencia libre de progresión y la tasa de respuesta, y que puede considerarse como un nuevo hito en el ámbito de la medicina personalizada de precisión”, ha puntualizado.
Acerca de los retrasos en el acceso a fármacos innovadores, el Dr. Aranda ha advertido de que actualmente los pacientes no pueden recurrir en tiempo y forma a algunos tratamientos innovadores autorizados por la EMA por el retraso de su incorporación al Sistema Nacional de Salud (SNS). Por ello, ha señalado que “los oncólogos estamos preocupados ante la demora en el acceso a los tratamientos más innovadores” y ha insistido en que “es latente que existen diferencias significativas entre las distintas comunidades autónomas en cuanto al acceso a estos fármacos, lo que ocasiona desigualdad para los pacientes”.
Desigualdades en el acceso a los tratamientos oncológicos
Por otro lado, la Dra. Pilar García Alfonso, patrono de la Fundación ECO y jefe de Sección de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, ha ofrecido la charla ‘Acceso a la innovación: ¿dónde estamos y dónde queremos estar?’, en la que ha puesto de manifiesto que la innovación farmacéutica es una de las bases sobre la que se asientan los nuevos avances en oncología, pero el acceso a esta innovación está siendo un problema para muchos pacientes. Lamentablemente, según se puso de manifiesto durante IX Foro ECO, España se sitúa a la cola de la inversión en oncología con un 4,9% del gasto sanitario total, frente al 6,2% de la media europea, ha subrayado la experta.
Asimismo, de acuerdo al informe de la EFPIA Patients W.A.I.T. de 2020, el retraso en la aprobación de productos oncológicos en España es de 413 días, por encima de países como Alemania (120 días), Dinamarca (136 días), Inglaterra (266 días), Italia (399 días) e incluso Rusia (355 días) y Macedonia (361 días). Además, en 2019, la EMA aprobó ocho fármacos oncológicos, de los cuales únicamente fue aprobado uno en España (12%).
“Se debería trabajar para agilizar el proceso de aprobación, así como el tiempo de reevaluación por parte de las autonomías. Puede que una innovación se apruebe en una Comunidad Autónoma, pero no en todos los hospitales, generando desigualdad y falta de equidad en el acceso a la innovación”, ha explicado la experta respecto a los retos que hay por delante en este ámbito.
Antes de concluir su intervención, la Dra. García ha insistido en que, “son varios los tratamientos que han significado una innovación real y de gran interés para los pacientes. La mayoría de estos nuevos tratamientos están pendientes de la obtención de precio y reembolso, siendo un claro ejemplo del retraso en la innovación que sufren los pacientes en nuestro país”.
En esta línea, ha señalado que se cuenta con terapias dirigidas en cáncer colorrectal metastásico con la mutación BRAF, en adenocarcinoma de páncreas metastásico con la mutación BRCA y en carcinoma hepatocelular o inmunoterapia en cáncer colorrectal en pacientes con inestabilidad de microsatélites (MSI), entre otros tratamientos, pendientes de aprobación en España.
La voz de los pacientes Para Luis Miguel de la Fuente, presidente de EuropaColon, “resulta sorprendente que estos fármacos innovadores ya aprobados por la AEMPS y la EMA, de los que se pueden beneficiar miles de pacientes, requieran para su administración de autorizaciones vinculantes adicionales de órganos desconocidos del hospital o del área de salud o de la propia administración autonómica, guiados por criterios economicistas y no mirando el beneficio de los pacientes”.
Como ha asegurado el presidente de EuropaColon, para que un fármaco innovador vea la luz, se requiere mucho esfuerzo, mucha inversión y mucho tiempo. “Si cumplidas estas tres premisas nos encontramos con tratamientos oncológicos aprobados por las agencias reguladoras y con un precio-reembolso ya marcado, lo exigible es que los pacientes se puedan beneficiar de ellos cuanto antes. A fin de cuentas, nuestros pacientes merecen estar en la vanguardia”, ha apostillado, antes de remarcar la importancia de incorporar los biomarcadores a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud como herramienta predictiva del tratamiento clínico más eficaz para los pacientes.
A su vez, Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), ha querido resaltar que si bien, por un lado, cualquier avance e innovación que se produzca en oncología es recibido “con alegría”, por otro, la falta de acceso que existe en muchos casos es “lamentable”. “En ocasiones, existen retrasos en la incorporación de los nuevos tratamientos mucho mayores que en otros países de nuestro entorno y, todavía, hay una situación más grave como el hecho de que a pesar de que se aprueben tratamientos en España no siempre tenemos acceso a ellos. Por tanto, existe cierta discriminación en función del hospital en el que recibamos el tratamiento”, ha advertido Barragán, quien ha destacado que el criterio para que esto ocurra no es médico, sino económico.
Además, ha agregado que, desde hace unos años, se observa que, una vez que la EMA aprueba un determinado tratamiento y dado que España como miembro de la Unión Europea lo tiene que aprobar, se hace, pero en ocasiones sin financiación, “lo que se traduce, nuevamente, en que tampoco tenemos acceso a dichos avances”.
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