El ser humano, en sus relaciones sociales, económicas y políticas, suele servirse de las comparaciones sobre cualquier cuestión para determinar las diferencias y sacar conclusiones que le lleven a entender, o, todo lo contrario, las cosas que le rodean. Mucho mejor lo dice el Diccionario de la Real Academia Española, al definir la palabra comparar: “Analizar con atención una cosa o a una persona para establecer sus semejanzas o diferencias con otra”.
Al establecer las comparaciones tenemos que valernos de las matemáticas que a mi juicio son tan necesarias como exactas y -con ellas- establecer las conclusiones a las que queramos llegar. Me han llamado poderosamente la atención las noticias que en los pasados días llegaron de Alemania y la formación del nuevo gobierno. No solo por el entendimiento que se ha logrado entre fuerzas políticas de diferentes tendencias (excluyendo -como es natural- a los comunistas, para que el país consiga la prosperidad que precisa para seguir siendo uno de los motores de Europa), sino que han demostrado la seriedad y compromiso de esos gobernantes con la situación precaria que existe en Europa y en el resto de mundo, a la hora de establecer el tamaño del gobierno.
Para ir al grano, los datos son los siguientes: 1 jefe de gobierno y 16 ministros. La población de Alemania es de 83 millones de habitantes. Y ahora viene la necesaria y elocuente comparación: España, con 47 millones de habitantes, tiene: 1 jefe de gobierno y 22 ministros. Al comparar ambas magnitudes proporcionalmente, en España debería haber: 1 jefe de gobierno y 9 ministros. O, lo que es lo mismo: sobran en España 14 ministros. Hay que decir que cada ministerio trae una cola de gente detrás que hace temblar cualquier presupuesto. Que cada cual saque sus conclusiones; yo hace mucho tiempo que saqué la mía y la he expresado en muchas ocasiones.
|