"La mentira de la guerra de Irak es una más de las que se dicen para conseguir fines políticos".
Refiriéndose al mundo que nos toca vivir el de “fakenews”, noticias falsas, Carlos Zamón en su escrito “Miénteme y te amaré” muy acertadamente describe este mundo de falsedad en que nos movemos: “Y en esta función de mal teatro ya no nos podemos creer nada de lo que vemos, nos dicen, oímos o pensamos. Todo es esencialmente sospechoso sin posibilidad de desenmascaramiento. El mundo, nuestra vida, el futuro, al no tener relato con certezas y posibilidades, está desprovisto de significado. Y si es así nada tiene sentido, nada tiene manera de explicarse y explicarnos. Y gobernar esta nave de mentirosos cuando bajo cubierta andan haciendo ruido los monstruos escondidos, dados por muertos o negados (nazismo, profetas apocalípticos, trumpismo, jueces y carolingios, Putin, Bolsonaro…) y cuando el orden – cualquier orden – es sospechoso de por sí, hace que esta nave de mentirosos solamente la puedan gobernar los chalados que, a cambio de distraernos, nos hacen creer que conocer es entender y que democracia es solamente votarlos a ellos”.
Esta espesa niebla enturbiada por la mentira que disminuye la visibilidad del mal en el comportamiento político y social, dificulta la navegación que quiere llevar a puerto seguro nuestras vidas, tiene su razón de ser. No es una casualidad.
Encontrándose todavía Adán solo gozando de las delicias paradisíacas de Edén, en quien se encontraba en sus lomos toda la humanidad, Dios le dio el mandamiento de obedecer su orden de no comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal (Génesis 2: 16, 17). Su presencia en el paraíso y la de su descendencia dependía de su obediencia del mandato divino.
Más tarde, disfrutando de la compañía de Eva, se presenta en el escenario un personaje nuevo: la serpiente que en aquel entonces andaba derecha. Su estado actual de arrastrarse por la tierra se debe a la maldición de Dios (Génesis 3: 14). Disfrazada la serpiente de ángel de luz, se acerca a Eva para decirle: “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del jardín?” En vez de alejase de criatura tan seductora Eva comete el error de entablar conversación con ella, y le dijo: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto Dios dijo: No comeréis de él, ni lo tocaréis para que no muráis. Y la serpiente le dijo a la mujer: No moriréis” (Génesis 3: 1-4). Hasta este momento el árbol del conocimiento del bien y del mal no había atraído la atención de Eva. Ahora, seducida por las palabras de la serpiente la mujer se fija en el árbol “y ve que el árbol es bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría, y tomó de su fruto, y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella”(v.6). La consecuencia de comer el fruto que parecía ser tan apetitoso fue: “Fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos” (v. 7).
Dejarse cautivar Adán por el engaño de la serpiente tan seductora disfrazada de ángel de luz, permitió que la mentira se instalase en el ser humano. A partir de aquel momento el diablo se convierte en el padre espiritual del ser humano. Como dice Jesús: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre…y no se mantuvo en la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando habla la mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8: 44).
“Con las últimas tecnologías ha habido un aumento de vértigo de la velocidad en que se transmite la mentira y su expansión se hace universal de manera casi instantánea” (Rafael Argullol). El periodista norteamericano Roger Cohen, escribe: “La indiferencia ante la verdad y la mentira es una de las condiciones previas al fascismo. Cuando muere la verdad cae la libertad”.
En poco tiempo la mentira ha crecido exponencialmente, pero no ha llegado todavía a su cenit. La Biblia enseña que al final del tiempo Jesús regresará glorioso. Cuando se dé este evento se producirá la resurrección de los muertos. Los cuerpos de los difuntos se levantarán para salir a recibir al Señor en el aire. Antes de que esto ocurra vendrá “la apostasía y se manifestará el hombre de pecado, el hijo de perdición, que se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios y es objeto de culto… y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad, sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida, inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso para que crean la mentira” (2 Tesalonicenses 2: 3-11).
Si la Biblia ha anticipado todo lo que tenía que suceder y así ha sido, también ocurrirá en un futuro en que vendrá el misterio de la iniquidad. No podamos comprender como será exactamente. La fe, no la vista, nos permite creerlo.
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