Este año se cumplen 25 años de la aprobación por parte del Gobierno de Navarra de la condecoración Cruz de Carlos III el Noble de Navarra. El protocolo de esta distinción se recoge en el Decreto Foral 104/1997. Precisamente en su artículo 1 se indica el motivo de la creación de esta condecoración: «distinguir a las personas o entidades que han contribuido de forma destacada al progreso de Navarra o a la proyección y prestigio de la Comunidad Foral, desde el ámbito concreto de su actividad».
La insignia consiste en una cruz de Malta con sus brazos esmaltados en rojo y con una flor de lis en cada uno de ellos, cuatro en total. En el centro de la cruz está reproducida la efigie mayéstica de Carlos III el Noble.
Y, ¿por qué la figura del rey Carlos III para una condecoración navarra? Parece ser que la razón se fundamenta en su carácter pacífico y conciliador, además de por sus iniciativas durante su reinado (1387-1425) en favor de la cultura y el arte, y por sus relaciones institucionales en favor de la paz con el resto de las cortes. Es destacable la paz conseguida con los reinos de Aragón, Castilla, Inglaterra y Francia.
Al margen de estos motivos, nadie pone en duda que Carlos III el Noble fue uno de los monarcas más importantes de la monarquía navarra.
Este año la Cruz de Carlos III el Noble se ha concedido a César Oroz, dibujante; Fermín Goñi, periodista; Sandra Ollo, editora; Josefina Campos, del movimiento memorialista; y a Aitor Etxarte, pedagogo, este último a título póstumo.
Tal y como establece el protocolo, las distinciones fueron concedidas durante la celebración de un acto solemne y con la presidencia de la presidenta del Gobierno de Navarra. Las personas distinguidas con esta condecoración reciben la cruz junto a una reproducción de la misma en miniatura para uso ordinario.
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