Oír, leer, y ser, sin reflexionar, desembocaría en una ocupación inútil. A la cultura, no se le puede arrebatar su voluntad, es la expresión cultural, de toda época. Es el vivo reflejo realístico de la sociedad que la engendra y la nutre, amparada en el gobernante de turno, quien es el que otorga los medios en la medida de sus posibilidades. En otros casos, no lo hacen porque no les interesa. Es ahí el inmenso error hacia la patria, sociedad y cultura. La soberanía cultural, es la capacidad que tienen las sociedades de decidir, sin intromisión de gobernantes o alianzas que puedan afectarla. Porque, las sociedades se perderían en un marasmo de antivalores, y se vuelve más conflictiva, problemática.
Si las sociedades más avanzadas culturalmente, son en parte conflictivas, ahora la que se ve neutralizada o aminorada, en su desarrollo cultural, sería como volver a las cavernas. Por ello, los hombres al servicio del gobierno deben, no poner de manifiesto un sello determinado a la libertad de la cultura, porque se peca de ir quedando atrasada la cultura, y el país.
En todos los países del mundo, la auténtica renovación moral de la cultura de las artes, el mensaje debe seguir siendo, de armonía y equilibrio. Incluso, la política nacional e internacional, es condición de condiciones actúan con cultura, como personas profesionales, ilustrados, anteponiendo su cultura, que convenzan a toda una nación que sí podrían gobernar el país con cultura y no con anarquía. Se colige, lo que pretenden es eso. Entonces, sería excelente, continuar siendo el brazo y motor de cultura, como depositario sagrado, que anima su desarrollo. Hay que esculpir esos sagrados cánones, de nuestra tradición artística en todos los niveles, y que no se trasformen en decibeles. Hay que poseerse, de una peregrina renovación moral, y cultura, haciendo, fomentando un gobierno de futuro de ella.
En este siglo XXI, es honorable, que los pueblos del mundo, incluyendo el nuestro, hagan de la cultura un gobierno de futuro, dónde impere la paz, voluntad de buena fe, el amor a la patria y no a intereses personalísimos, y etc. Así, se verá resplandeciente su vislumbrar, y la notable posibilidad de un renacimiento de futuro de nuestra cultura, que continúe restaurando los ideales artísticos aún más. En el entendido, que las artes no agonizan, ven hacia el futuro, con alegría, entusiasmo, preocupación y desarrollo del país, por ello, la cultura debe continuar fomentándose en todo.
La cultura nacional, tiene que continuar viendo al futuro. Se puede lograr, una disposición anímica, para incorporar las ideas hacia la dimensión de los valores trascendentes del venidero futuro cultural de las sociedades, incorporando nuestro país. Claro. Lo que permite la realidad, pero sin violencia, cultura sin armas es lo que quiere nuestra patria. Ahora bien, la soberanía cultural, tiene que seguir siendo reglamentado, con la misma realidad, que hace posible la vida social.
Cultura no significa atiborrarse de sólo conocimiento, es un estado de conciencia, etapa de superación moral, y por antonomasia, es una auténtica fórmula poderosa. Ejemplo: Una noche sin estrellas, luna, luceros, sería que la ignorancia es la noche de la mente. Pues, el hombre y/o mujer virtuosa descansan vehementemente en la virtuosidad, porque si sabes lo que tenemos que hacer, y no lo hacemos, entonces, estaríamos peor que antes, y sino todavía no conocemos la vida, mucho menos que conozcamos la muerte.
Por tanto. La cultura y/o artes, es como el silencio, que su único amigo jamás traiciona. Y, si iniciamos un viaje de venganza, nuestra ira enrumbémosla hacia la cultura para su bien, a contrario sensu, cavemos dos tumbas.
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