Hay demasiadas cosas que llaman mi atención, ya sean las elecciones andaluzas en las que habrá que votar el próximo domingo, como los mil y un problemas que el presidente del gobierno nos causa a todos los españoles. Y qué decir de la guerra de Rusia contra Ucrania. Me cae bien el ucraniano Zerlensky pero creo que ha calculado mal su apuesta contra Rusia, quizás esperando la ayuda de la Unión Europea y de la NATO que no llegará a mi parecer.
Claro que esta guerra está sirviendo para encarecer los precios de todo, incluidos los carburantes. Con el aumento de los precios todos los medios de comunicación tienen tema para llenar sus espacios informativos.
Para que no falte nada tenemos también una ola de calor insoportable en toda la península. Así que tenemos un buen muestrario de cosas de las que quejarnos. Hace tiempo oí decir que toda situación es susceptible de que vaya a peor y en eso estamos. ¿Qué nos quedará que ver?
La amistad con nuestros vecinos del norte de África, incluido lo que fue Sahara Español, andan en manos de nuestros “sabios gobernantes” que pueden llevarnos a otra guerra de África, como aquella donde murió mi abuelo hace más de cien años.
Aunque la guerra de África ya la tenemos aquí con tantos inmigrantes ilegales. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, prefiere emigrantes musulmanes a hispanoamericanos, que pueden darle problemas con la imposición del idioma castellano. Nuestro presidente, que tiene aspecto de vigilante de discoteca, se arruga si los catalanistas que le apoyan levantan su voz.
Cuando las cadenas de televisión dejaron de ofrecer cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos del COVID pasaron a ofrecernos los precios de los carburantes, que les resultará divertido ya que pueden reducirse las emisiones de CO2.
Este invento de la democracia, aunque fueron los griegos los que lo propusieron, no parece que funcione nada bien. Nuestro entusiasmo cuando se aprobó la constitución de 1978 ha ido decreciendo con el paso de los años y los malos gobiernos padecidos de derechas y de izquierdas. ¿Podrá volver el entusiasmo?
Nunca se concentraron en la mesa de gobierno tantos ministros y tantos inútiles, siempre dispuestos a promulgar leyes que rechazamos buena parte de los españoles, aborto, matrimonio homosexual, orgullo gay, eutanasia a la vista. Se puede abortar con menos de 18 años, pero necesitan autorización para ir de excursión con el colegio…
Siguiendo a Simone de Beauvoir se impone por el gobierno que el sexo es un “constructo” social y que cada cual es libre para elegir el sexo que le parezca, que los aseos escolares pueden ser utilizados por chicos y chicas (o lo que sean) y en clase se imparte orientación sexual, pero nada de historia. Para nuestros gobernantes Dios se equivocó y solamente nos hizo hombre y mujer y durante milenos no nos fue mal.
En este articulillo me ha salido un batiburrillo de cosas que sin duda no me aceptarían en una tesis doctoral, aunque jamás lo he pretendido. Los que tengan la paciencia de leerme a lo mejor coinciden conmigo en alguna cosa. Hasta la próxima semana.
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