En democracia, la situación ‘pato cojo’ es la del político que, con sucesor conocido, debe abandonar el cargo. La expresión en política se utilizó por primera vez en 1926 para el presidente USA Calvin Coolidge al que un periódico de Wisconsin, Appleton Post-Crescent, le dedicó el articulo ‘Hacer un pato cojo de Coolidge’ (Making a lame duck of Coolidge). Según opiniones, el término puede tener orígenes distintos. Uno de ellos es el que recoge el blog ‘Café Steiner’. Según él, apareció en 1761 en la Bolsa de Londres, referida a un especulador con opciones de compra a las que no pudo hacer frente. En un mercado con ‘bulls’ (toros que apuestan al alza) y ‘bears’ (osos que lo hace a la baja), el pato cojo es alguien que no puede seguir al grupo.
“Tenemos un pato cojo en la Moncloa”. La frase, actual, es de Bieto Rubido, ex director de ABC que hoy dirige El Debate, en el programa ‘Herrera en Cope’. Según él, el ejército USA “sabe cosas de Sánchez más graves que lo filtrado por Pegasus”. Ese puede ser el motivo por el que el presidente USA, Biden, evita el contacto con el presidente del Gobierno español. El general que llevó la Agencia de Seguridad Cibernética de Estados Unidos, según Rubido, comentó a un grupo de notables españoles, en una cena en Madrid, que “Lo que saben los norteamericanos de Sánchez es mucho más grave de lo que pudo haber espiado Pegasus”. Intervención fraudulenta de teléfonos. Robo de datos e informaciones desconocidas. En definitiva, ¿Qué es lo que saben los norteamericanos sobre Sánchez, obtenido con Pegasus o con cualquier otro dispositivo? Sin entrar en especulaciones, veamos los hechos conocidos: Sánchez, sin contar con la oposición, cambió la política exterior y puso en solfa la relación con Marruecos, Argelia, el Frente Polisario y los que, desde la UE y fuera de ella, tienen intereses en la zona. Marruecos y Argelia enfrentados. El conflicto tomó forma en la prensa española: “Argelia confirma que Sánchez fue chantajeado”. “Denuncia realizada por el gobierno argelino acusando a Marruecos de estar librando una guerra sucia contra España utilizando las escuchas de Pegasus y la emigración como método de presión. Ya no es un rumor. Es una acusación directa de Argel contra Rabat, con los servicios secretos de al menos tres países de por medio” (Jesús Cacho-Voz Populi). A la vez, noticias que intoxican el ambiente y denigran al Gobierno: Los negocios de la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, con Marruecos, (El cambio con el Sahara no fue casual). La mujer de Sánchez expande su influencia en Marruecos. La otra razón del pacto Sánchez con Mohamed VI: su mujer formará a empresarios en Marruecos. El Gobierno regará con fondos el Plan África para potenciar el puesto de la mujer de Sánchez en el IE. Begoña Gómez amplia negocio: asesora en “competitividad social” usando una Cátedra de la Complutense. La mujer del presidente aprovecha sus contactos con Marruecos para ofrecerse como gurú en diversos sectores sociales. Acusan a Begoña Gómez, cónyuge de Pedro Sánchez, de beneficiarse económicamente de la nueva postura del Estado ante Marruecos. Luz al chantaje de Marruecos a Pedro Sánchez: la ‘mordida’ de 4 millones de euros de Begoña Gómez. Mientras tanto: Sustituto de Sánchez para el gobierno de España a la vista. Augurio adverso para el socialismo en Andalucía, siguiendo lo apuntado en Castilla y León, y afianzando tendencia. Batiburrillo belicoso en la izquierda política nacional inmersa en un gobierno de coalición que ha de decidir si trata de avanzar en la unión de la izquierda, enredarse entre ellos o romper el estatus actual en pos de un futuro acorde con la historia, ideologías y perspectivas. Y un escenario social, laboral y económico que necesita un gobierno limpio y libre, no depravado, corrompido ni contaminado por noticias falsas o veraces. Con independencia de noticias, opiniones y juicios, sobre culpabilidades o responsabilidades de Sánchez y los miembros de su Gobierno, parece necesario apartar de la realidad y del futuro lo que hiede. Hay que tirar para adelante y seguir; lo mejor que se pueda, sin los frenos que suponen los patos cojos, que no pueden seguir y frenan al grupo. Sánchez con su gobierno, merecido o no, apesta en algunos medios. Es un fastidio que estorba. Impide el avance de la sociedad y retrasa lo que tiene alrededor. Motu proprio, u obligado, habría que evitarlo, pero sigue. Como un pato cojo en la Moncloa.
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