Un año de diferencia se interpone en la edad de estos dos poetas norteños. Dentro del gremio de poetas de Nicaragua, Ladislao en su bregar ha sido de esos bohemios, pícaros y también sin vergüenzas. En cambio Carlos, es de esos poetas diligentes, pues ha trabajado su formación literaria en promover y difundir poesía en diferentes medios. En este universo anverso de versos, hay de poetas jóvenes engreídos, y creo que Carlos y yo, no nos toca esa parte. Carlos ha sido un promotor unionista de los mismos, no importando así, la técnica y la temática literaria que los hacedores de versos empleen. Carlos recoge la producción poética contemporánea, no solo nicaragüense, también de poetas y poetisas de diferentes partes del mundo.
Carlos Javier Jarquín, mejor conocido como El chico poeta, nació en la comunidad de Las Carpas #2, Rancho Grande, Matagalpa, Nicaragua el 26 de junio de 1990. Carlos, quien reside en Costa Rica desde el 2016, es escritor, poeta, columnista, gestor y promotor cultural internacional. Parte de su trabajo literario ha sido publicado en antologías internacionales, además de haber tenido difusión en la radio FM y online de distintos países. Desde abril del 2016, sus artículos han sido publicados en más de 100 periódicos y revistas nacionales e internacionales. Muchos de estos en periódicos impresos.
Jarquín escribe sobre diversos temas con mayor énfasis en lo cultural y literario; cultiva distintos géneros y subgéneros literarios y no literarios, tales como poesía, crónicas, artículos de opiniones, prólogos, reseñas y entrevistas. Sus artículos se publican en diversos periódicos y revistas del mundo tanto de forma digital como impresa. Si desea conocer más de Carlos, dele seguimiento al siguiente enlace:
Ladislao Cano, poeta, escritor y declamador nicaragüense, nacido en la ciudad de Jinotega, el 26 de junio de 1989. Su nombre de registro es Ely Saúl Cano.Ladislao Cano se llamó su bisabuelo materno, quien también fue poeta, de ahí el seudónimo.Especialista en declamación, instructor de esta disciplina. Busca para la declamación, a pesar de ser un arte relegado, la importancia de la expresión poética corporal, para educación básica y de escolaridad media. Propone idealizar la forma, el contenido y el lugar. Busca desprenderse de la tradicional ejecución.
En sus interpretaciones, en su mayoría poesía de Rubén Darío, ya con no solo bastar la vehemencia, emplea el performance el planeo, la pasarela, el porte estatuario y gesticulación varia.Poesía versos de arte menor, sonetos y poemas con temas líricos, cargados de erotismo e idealismo ante la abstracta y “exteriorista” corriente de versificadores del siglo XXI.Es un recreador bajo la influencia del simbolismo, el expresionismo y el modernismo. Partió al exilio en agosto de 2018. Actualmente se encuentra en la República federal de Alemania.
En el siguiente enlace Ladislao recita un poema de Rubén Darío:
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El autor de este texto es Ladislao Cano, poeta, escritor y declamador nicaragüense radicado en Alemania.
Desde la sección de relatos, prosa poética, haikus, sonetos, poesía gráfica, artículos de opinión y tantos otros contenidos, hasta las corresponsalías en Venezuela, Puerto Rico, Panamá, Cuba, Uruguay, Argentina, Italia y otras, podemos decir que el número 90 de esta revista es una oferta variadísima para los sentidos de los amantes de las letras, la cultura y el arte.
Un nuevo pensamiento, una nueva verdad, un nuevo despertar. Me arrullan las últimas palabras del cercano y entusiasta escritor Jorge S. L. Almarza en esta entrevista. ¿Quién no quiere encontrar otros mundos, más amables, quizás, más alineados con uno mismo en este nuestro tan acelerado y, a veces, despersonalizado? Quizás por eso Los descendientes del eclipse, su primera novela, tiene tanta fuerza y color para los lectores que se atrevan a leerla.
Entre sus preferencias lectoras dentro del género negro, Ibon Martín no duda en señalar a Mikel Santiago, Domingo Villar y Stieg Larsson, que no son malas referencias. Ibon, donostiarra del 76, acaba de publicar ‘Alma negra’ (Plaza & Janés), la cuarta novela que cierra la trilogía protagonizada por la ertzaina Ane Cestero, en la que el rey del thriller atmosférico, nos traslada a su escenario más extremo: la zona minera de Vizcaya.