Han vuelto a hacer historia. Ale Galán y Juan Lebrón han conquistado un nuevo escenario cinco estrellas. Primero fue Roma y ahora, París, primero el Foro Itálico, ahora Roland Garros. De Italia a Roma y suma y sigue, porque no se han detenido pese a la insistencia de sus dos rivales, Juan Tello y Fede Chingotto, quienes han cuajado una final digna del escenario en que se jugaba.
El partido, como decimos, fue digno del público presente, de lo que había en juego y, sobre todo, del aura de una pista como la Philippe Chatrier, emblema del tenis y desde ahora, también del pádel.
Empezando a contar el partido, decir que la primera entrega de esta final a tres capítulos caminó por la igualdad máxima, prueba de lo que se conocen y de había mucho respeto por el escenario. No se querían cometer errores de bulto que dieran alas al rival, para que todo fuese lo más igualado posible, pero a pesar de eso, Galán y Lebrón empezaron con la misma velocidad de crucero con la que estuvieron en cuartos de final y en semifinales. Rápidamente pusieron el 3-1 en el marcador al dominar más y mejor la red, el juego por alto y esas transiciones que tan bien hacen y que tan efectivas resultan, ese caminar de atrás hacia delante en el que son los mejores.
Sin apenas fallos, los españoles metían más turbo todavía más a sus acciones y colocaban un 5-2 que ya sería definitivo, pues solo permitieron que una vez más Chingotto y Tello se hicieran con su saque, cerrando en el siguiente intercambio el parcial (6-3). Primer paso dado.
Pero Gaby Reca y los suyos no querían asistir como meros espectadores al triunfo del madrileño y el andaluz, por lo que le dieron una vuelta de tuerca a su táctica y empezaron a hacer las cosas que les salían bien el día anterior: Chingotto pegado a la red, rematando y bloqueando incansable, y Tello barriendo por detrás. Así consiguieron igualar más los números y se mantuvieron siempre por delante, siendo ahora ellos los que, con un postrero break, se harían con este segundo capítulo en medio del delirio del público (4-6). Tendrían más minutos de espectáculo.
La Philippe Chatrier se preparaba para el rush final, ese en el que de nuevo se volvió a ver máxima igualdad y un ritmo muy alto, acciones espectaculares con salidas de pista y recuperaciones imposibles, llegando al ecuador del set con todo por decidir (3-3). El tan importante séptimo juego sería para Lebrón y Galán con un break, lo que rompió la baraja y desniveló ya todo de manera decisiva. Ya no dejaron que volviera la paridad al luminoso ni que se recuperaran los argentinos; afianzaron su servicio y la ventaja conseguida y fueron directos a por la consecución del partido y del título.
En el décimo juego se acabaría el espectáculo. Un intercambio de bolas entre Galán y Tello acabaría con un globo demasiado largo del argentino, que se iba al cristal al tiempo que Lebrón se tiraba al suelo para celebrarlo, gritando de alegría, consiguiendo así su segundo título en Premier Padel, dos de tres (6-3, 4-6 y 6-4).
Un triunfo que ambos dedicarían a sus familias y equipos de trabajo, especialmente Juanito a su hermana y al nacimiento de su sobrina el día anterior, así como a todos los aficionados del pádel, a la vez que daban la enhorabuena también a Juan y Fede por el magnífico torneo realizado. París ha encumbrado a los números 1 y ya se queda por siempre con el aroma a pádel en el aire.
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