Hemos cambiado de mes, pero no de problemas. Sigue haciendo un calor de bochorno. Todo son consejos para ahorrar energía y amenazas para el futuro. Me parece que ir o no con corbata no arregla nada.
Se habla algo menos de los fuegos. No sé si porque ya no queda nada que quemar. Del aquelarre de cada consejo de ministros no salen soluciones y el coste de la compra sube sin parar. Nos dicen además que sube el IPC. Aunque no entiendo gran cosa de estas variaciones me temo lo peor. Las hipotecas serán más caras y nuestros ahorros -quien los tenga- se verán mermados.
Los medios de comunicación, los que ve la gente, nos pasan una batería de números y de porcentajes que cualquiera sabe si son verdad. Por mi parte he dejado de creérmelos ya se refieran al número de parados, de nuevos contratos o de infectados por el COVID o la viruela del mono. Esto parece el fin del mundo.
Los cañonazos que caen sobre Ucrania suenan cada vez más cerca y los “más altos y severos organismos” que diría aquella estupenda revista “La Codorniz” que todos los viejos recordamos, no parecen capaces de arreglar nada sino de estropearlo todo cada vez más tanto en la Rusia del sátrapa Putin como en los Estados Unidos en manos de un vejete que ignoro si sabe lo que hace. Las denominaciones: Unión Europea o NATO tampoco sé si sirven de algo para el ciudadano de a pie, aunque me temo que será el que termine pagando los platos rotos.
Tanto aquí en España, como en todo el mundo, pintan bastos. Ahí tenemos la América Hispana en manos de sátrapas sanguinarios que hablan por vicio contra España, aunque sea mentira. Aquí nuestros inteligentes educadores se dedican a formatear un plan de estudios que ¡válgame Dios! Si alguien protesta es porque es un fascista, aunque mientras tanto pergeñan una ley de memoria histórica que tiene poco de memoria y menos de histórica. El callejero lo aguanta todo.
El glorioso Imperio Romano cayó porque se quedaron sin hombres para nutrir sus legiones, por lo que recurrieron a ellos para completar sus ejércitos. ¿Por qué faltaban hombres para las legiones? Pues porque entre juegos y diversiones los que nacían iban a parar, abortados, a la cloaca máxima.
No sé si la disminución de la natalidad en toda Europa tratará de suplirla con los emigrantes, pero pienso que estos no vienen para engrandecer a los países que les acogen sino a exprimirlos sin dar golpe o dando el golpe de vender la droga a todos los tontos europeos. (Se habla incluso de legalizarla).En lugar de pan y circo nuestras nuevas generaciones, armadas de sus móviles, piden porro y discoteca y en cuanto alguien se descuida le ocupan su vivienda, con la bendición de una catalanagorda de apellido Colau.
Los que estábamos tan contentos con nuestra constitución, creímos en ella y juramos defenderla estamos tristes y de capa caída. Claro que la única esperanza que nos queda es irnos al otro mundo que, seguro, será mejor que éste.
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