”Y entró Satanás en Judas” (Lucas 22. 3) El Roto como es habitual en sus viñetas, aplica el bisturí en la metástasis social. Un hombre sentado ante el ordenador ve en la pantalla un demonio de aspecto amenazador. Ante la espeluznante imagen el adulto se pregunta: “A veces se me aparece el diablo y no sé si llamar al técnico o a un exorcista”. Como si no dijese nada presenta al diablo a sus lectores de manera horripilante. No sabe qué hacer si acudir a un técnico o a un exorcista.
Este dilema se presenta diariamente en la vida real. No cabe duda alguna que el ser humano está enfermo. No me refiero a las enfermedades del cuerpo de las que nadie pone en duda y que deben solucionarse acudiendo al médico. El Roto no se refiere a las dolencias corporales cuando ve en la pantalla al diablo amenazador. Se refiere a las enfermedades del alma cuando duda entre acudir al técnico o al exorcista.
Cuando en la vida diaria nos encontramos con las horripilantes situaciones que nos hacen erizar los pelos, a sus autores se les remite al siquiatra que es el técnico que supuestamente cura las dolencias del alma. Y a los gobernantes corruptos, a los jueces que prostituyen la justicia, quienes abusando del poder no les tiemblan las manos a la hora de autorizar el desahucio de una familia que no puede pagar los plazos de la hipoteca o el alquiler del piso y se le corta el suministro de electricidad y de gas poniéndola de patitas a la calle. ¿A qué terapeuta se envía a esas personas? La lista de sujetos que cometen fechorías es muy larga y sin distinción de clase social. Hay ladrones de cuello blanco y maleantes de baja estrofa. ¿A qué médico se los manda?
La sociedad actual extremadamente materialista, que solamente cree en lo que ve, para ella lo invisible no existe. No puede entender el mundo espiritual y niega su existencia porque no lo puede tocar con las manos. Lo que ve en la pantalla del ordenador no es aun diablo amenazador sino personas de carne y hueso que como a Judas, el discípulo de Jesús en el que el diablo entró en él y por treinta monedas de plata lo entregó a las autoridades religiosas para que se le condenase a muerte.
Estas personas que estando poseídas por el diablo cometen crímenes horrendos necesitan al Exorcista. He escrito Exorcista en mayúscula porque de Exorcista solamente hay uno. Jesús el Hijo de Dios que abandonó los lugares celestiales para encarnarse en el seno de María para, en el tema que comentamos, destruir las obras del diablo.
Nos cuesta entender que paralelamente al mundo material exista el espiritual. Nos es difícil hacerlo porque el mundo espiritual no puede analizarse en el laboratorio. Como no aparece en el selfie, no existe. Por fe, que es regalo de Dios creemos que el mundo físico con todo lo que hay en él ha sido creado por Dios. Asimismo el mundo espiritual. Se podrá creer en él o no pero negar su existencia no lo hace desaparecer. Más tarde, cuando no dé lugar a rectificar, se descubrirá que sí existe el mundo espiritual.
Hoy vemos los efectos que el mundo espiritual ejerce sobre el físico pero como no se cree en él no puede entenderse cómo se producen las fechorías que el hombre de la viñeta de El Roto ve en la pantalla del ordenador con la apariencia de un sanguinario demonio. Debido a ello no sabe dónde ir en busca de solución.
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