Desde junio, Pakistán se ha visto afectado por las peores lluvias monzónicas de la historia. Mientras el número de víctimas sigue aumentando, los equipos de Acción contra el Hambre en el país se preparan para intervenir en las provincias de Sindh y Baluchistán.
Según los últimos datos, las lluvias monzónicas de este año son casi tres veces más de lo normal y más de cinco veces de lo habitual en las provincias de Baluchistán y Sindh, que son las más afectadas. Este monzón excepcional se produce después de una sequía especialmente grave que ha provocado un fuerte deshielo de los glaciares y ha favorecido un efecto de escorrentía en los suelos desecados durante los últimos meses.
"Los efectos devastadores del monzón de este año están lejos de haber terminado y muchas zonas siguen siendo inaccesibles, lo que hace temer que el número de fallecidos sea mucho mayor en los próximos días", alerta Jennifer Ankrom-Khan, directora de Acción contra el Hambre en Pakistán.
Hasta la fecha, 33 millones de pakistaníes, lo que se traduce en uno de cada siete, ya se han visto afectados por esta catástrofe. 6,4 millones necesitan ayuda humanitaria y más de 421 000 personas han tenido que huir. También se estima que los daños a los medios de subsistencia son especialmente graves. Más de 719 000 cabezas de ganado han muerto y más de 2 millones de hectáreas de cultivos y huertos han sido devastadas por las inundaciones.
Acción contra el Hambre inició su respuesta de emergencia en Sindh y Baluchistán en la primera semana de agosto y ha comenzado a distribuir más de 150 kits de construcción de letrinas en los campamentos de desplazados del distrito de Thatta, de la provincia de Sindh, y del distrito de Pishin, de la provincia de Baluchistán. El objetivo es evitar cualquier contagio epidémico en una región afectada por epidemias de cólera.
"Aunque se están realizando esfuerzos nacionales para apoyar a los afectados por las lluvias e inundaciones, la solidaridad internacional es crucial para atender adecuadamente las necesidades inmediatas. Es necesario asignar más fondos a la respuesta humanitaria para poder responder a la situación", explica Jennifer Ankrom-Khan.
Hasta el momento, Naciones Unidas ha hecho un llamamiento para realizar donaciones, pero los fondos asignados son muy limitados. De los 160 millones de dólares estimados para cubrir las necesidades, hasta el momento sólo se han asignado 10 millones.
"Además, existe un riesgo real de repercusiones a largo plazo en el suministro y el mercado de alimentos en un país ya afectado por una importante crisis económica a través de los efectos indirectos de las pandemias de la COVID-19 y la guerra en Ucrania. En Pakistán, 27 millones de personas sufren ya inseguridad alimentaria", concluye Jennifer Ankrom-Khan.
Acción contra el Hambre lleva en Pakistán desde 1979 y ha prestado asistencia humanitaria y de desarrollo de forma eficaz en zonas de difícil acceso e insuficientemente atendidas, ayudando a más de 2,2 millones de personas en el año 2021 a través de sus programas multisectoriales.
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