Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La buena noticia | Pesca | Pescadores | Málaga | Mar | Red

El último marengo

Hace cuatro años escribí un artículo sobre este mismo tema. Hoy me atrevo a recuperar esta figura prácticamente extinguida
Manuel Montes Cleries
lunes, 5 de septiembre de 2022, 11:00 h (CET)

Hasta hace unos cuarenta años proliferaban los copos a lo largo de toda la costa malagueña. Desde la alborada, marengos de todas las edades se aprestaban a botar la barca, echar las redes y tirar de la tralla. Cada uno tenía su misión. Los más viejos oteaban el horizonte y las condiciones de la mar y determinaban a que distancia se debía calar el copo. Desde la orilla se iban engarzando las vetas unas con otras hasta llegar al lugar adecuado. Una vez se cerraba el cerco, se iba tirando del copo parsimoniosamente, desde ambos lados del mismo, ayudándose de la tralla.

        

Así, muy despacito, se iba recogiendo la red que, a veces, desgraciadamente pocas veces, traía consigo un “jerviero” que anunciaba una buena pesca. Si se recogían en buena cantidad los jureles, los boquerones, los chanquetes o la morralla, se pateaba con fuerza en la barca para llamar a los compradores que recorrían la costa en búsqueda de pescado recién cogido. Siempre había un grupo de “veraneantes” que se acercaban tímidamente con una bolsa de plástico a buscar el “chollo” y los típicos carotas que abusaban de sus galones o de sus uniformes para realizar la pequeña “mordida”.

    

Todo esto vino a mi mente mientras contemplaba, muy a primera hora, la figura de mi amigo Juanito “el marengo” asomado a la playa y absorto en sus pensamientos. Recordaría toda su vida pegado al mar. Primero como uno de esos niños que apenas pisaban la escuela porque tenían que estar buscándose la vida en la playa. Como tantos otros, después de la mili –en la marina, como no- se enroló en diversas tripulaciones a lo largo de las costas mediterráneas y de las Islas Canarias. A lo largo de su dilatada vida de marinero, sufrió dos naufragios de los que, “gracias a Dios y a la Virgen del Carmen” –sic- escapó por los pelos.

      

Una vez ahorrados algunos dineros y ya en su madurez se pudo hacer con la propiedad de un pequeño pesquero llamado “el Bambi”. Colmado sus deseos, se jubiló de la mar como marengo, pero su vista sigue buscando cada mañana, muy temprano, a lo largo de todo el horizonte, aquellas traíñas, jábegas y sardinales que nunca volvieron, el trasiego de botes, “parales”, vetas y trallas. Se conforma con contemplar los barcos coquineros que realizan su faena a “un par de vetas” de la orilla y a los pescadores de caña que un día tras otro “echan de comer al pescao”.

     

Mi amigo Juan Caparrós es el último marengo de las playas rinconeras. A sus cerca de noventa años sigue teniendo la cabeza firme y la vista larga. Su deteriorada dentadura le resulta suficiente para seguir comiendo pescado y sus piernas renegridas y fibrosas le permiten seguir desplazándose con gallardía por sus queridas playas.

    

Hombres como Juan son una buena noticia. Mantienen su dialecto que contiene extraños sonidos que recuerdan al árabe. Siguen venerando su respeto al mar, a las viejas instituciones y a los mayores. Su bonhomía me hace disfrutar de su amistad, de su sabiduría y su conversación. Los viejos marengos no necesitaban informes de los expertos ni de los ecologistas. Ellos cuidaron durante muchos años la mar. Su mar. El “mare nostrum”.

Noticias relacionadas

Desde Platón en "La República" hasta nuestros días, la corrupción y la justicia social han sido ejes centrales del pensamiento político. La desigualdad económica, la mala gestión de los recursos y un sistema fiscal ineficiente han convertido el mercado laboral en un campo de batalla donde empresarios, trabajadores y administraciones parecen enfrentarse en lugar de cooperar.

El presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, acaba de declarar que “estamos trayendo la riqueza a EEUU de nuevo”. Por lo que se va viendo, lo fundamental de la política de Trump no son sus delirios ni sus excentricidades, son expresión de los intereses del núcleo mayoritario de burguesía monopolista estadounidense -porque no hablamos de la recién descubierta “tecnooligarquía”-.

Cuando comencéis a leer mi artículo pensaréis que voy tarde, pero ya sabéis que a mí no me gusta que me impongan una celebración o reivindicación con fecha de caducidad, yo soy más de hacer las cosas a mi manera y en mis tiempos. El otro día se celebró el 8M, día de la mujer, pero por si aún alguien está confundido, no se celebra que seamos mujeres empoderadas, se celebra el avance en los derechos de la mujer, los logros de aquellas que alzaron la voz y se hicieron escuchar.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto