Cuando el mundo debió haber recordado el 500 aniversario de cuando el 6 de septiembre de 1522 Elcano llegó a completar la primera vuelta al mundo llegando a San Lúcar de Barrameda, la atención se centraba en el traspaso del gobierno britànico de Boris Johnson a Elizabeth Truzz. Y cuando el 8 de septiembre se cumplía el V centenario de que Elcano retornó a Cadiz, el planeta que esa expedición había unificado, se centraba en la noticia de que la reina Elizabeth fallecía y le dejaba el trono a su primogènito Carlos.
De reina con primer ministro a rey con primera ministra
Hasta la mañana del martes 6 de septiembre, el Reino Unido tenía una reina y un primer ministro (Elizabeth II y Boris Johnson, respectivamente). Dos días después, este Estado tiene un rey y una primera ministra (Carlos III y Elizabeth Truss). La última vez que se vio a la monarca Elizabeth II fue en la tarde del martes 6 cuando le dio la bienvenida a su quinceava primera ministra, la primera en ser su tocaya.
Tras tener a dos mujeres (y con el mismo nombre) en los 2 puestos más importantes del Reino Unido, falleció a quien el mundo conoció como "LA reina". Otras naciones, como las del Mar del Norte, han tenido a otras monarcas, pero ella era conocida internacionalmente con tal denominativo. Esto debido a su peso geopolítico.
Al llegar al trono Elizabeth II era la jefa de Estado de 32 naciones soberanas y de muchos territorios que luego se independizarían, aunque al dejar de vivir ella se redujo a ser monarca de 15 Estados independientes, 14 dependencias ultramarinas y 2 posesiones insulares aledañas. La suma de la superficie de todos estos superan a la de Rusia, la república más extensa que hay. Hoy muchos geógrafos hablan de que hay 8 continentes y ella fue la última persona en regentar territorios en cada uno de estos. Elizabeth II (y antes su padre Eduardo VIII) lograron que todas sus antiguas colonias se unieran a la Commonwealth que los Windsor capitaneaban. Ambos así evitaron que estas sigan el camino de EEUU e Irlanda, que rompieron esos lazos debido a que ganaron su separación mediante guerras y no con procesos de transición gradual. Elizabeth II incluso logró captar a su Mancomunidad Británica de Naciones a algunas repúblicas africanas que nunca fueron sus dependencias (como Ruanda o Mozambique).
Era elizabetiana
La reina es la única mujer en la historia universal que ha superado las 7 décadas en palacio. Son muy pocos los humanos que en toda su vida (o desde que han sido adultos) han conocido a otro monarca británico. Así como se habla de la era de la reina Victoria, hoy estamos pasando la era de Elizabeth II. Su hijo Carlos III, la persona que más tiempo ha esperado la corona en la humanidad y la que con mayor edad llega al trono de Londres (73 años), no tiene esa misma popularidad y capacidad unificadora que su madre (cuya sombra siempre le ha de padecer). A diferencia de su progenitora (quien nunca tuvo escándalos sexuales o matrimoniales, como sí los tuvieron varios de sus hijos), Carlos fue eclipsado por su anterior esposa Diana y luego su imagen fue muy desgastada cuando se reveló que él tuvo relaciones extramaritales con una mujer casada (Camila), con la cual luego se desposó.
Philip, el marido de Elizabeth, nunca llegó a tener el título de rey consorte, pero este rango ya lo tiene Camila, pese a que no es aceptada por la inmensa mayoría de sus súbditos. Por el momento no se ve tanta gente, flores o lágrimas ante el palacio de Buckingham como cuando falleció Diana. Resulta difícil pensar que Carlos logre llegar a tener la popularidad que tuvieron su primera esposa y su madre.
Boris Johnson se despide
Por su parte, Elizabeth Truss ha llegado al premierato tras haber ganado con poco más de 70 mil votos las internas conservadoras, un partido donde el grueso de sus 160 mil miembros son adultos mayores, blancos, varones, ricos y residentes de las zonas más pudientes de Inglaterra. Apenas con el aval del 0.1% de los casi 70 millones de británicos, Truss llega al Gobierno. Ella es la cuarta primera ministra conservadora en un sexenio y llega a su puesto en condiciones de fuerte crisis económica y de que los "tories" están muy por debajo de sus rivales laboristas en las encuestas.
Truss arribó a su puesto derrotando al primer candidato que pertenecía a una minoría étnica y religiosa (Rishi Sunak), a quien los afiliados conservadores no aceptan, en parte porque lo veían como "traidor" a Boris Johnson. Este último dejó el premierato siendo el mejor candidato que pudiesen tener los conservadores para enfrentarse al laborismo en las elecciones que deben darse en diciembre 2024 o antes. A diferencia de todos los ex primeros ministros vivos (Major, Blair, Brown, Cameron y May), quienes ya se han resignado a no querer volver a querer ocupar ese puesto, Johnson ha alertado que bél piensa volver (al igual que su héroe Winston Churchill).
Poco antes de que él se despidiese de su puesto fue invitado a su residencia y luego él hizo un video donde se refería a mi persona como su "viejo amigo" y también redactó una carta dirigida a mi persona saludando a la comunidad iberoamericana y a los bicentenarios de nuestras independencias. Ese intento de Johnson de tratar de vincularse a todas las comunidades no lo veo en Truss, quien tampoco tiene esa habilidad de sintonizar con electores laboristas (como sí lo ha tenido su predecesor).
Truss divisoria
Truss no ha puesto a Sunak ni a nadie de su equipo en su Gabinete, lo que indica que ella no quiere ninguna de las medidas para "suavizar" los impactos de las alzas que Sunak como tesorero propiciaba. Ella ha decidido bajar impuestos (y también subvencionar tarifas) lo cual puede conducir a un serio problema de liquidez financiera.
Mientras Truss va a querer radicalizar la ofensiva contra Rusia y unir a Europa contra Putin, en Irlanda del Norte quiere pasar por alto el acuerdo con la UE para que esta provincia se mantenga dentro del mercado común y la unión aduanera europeos. Esto último va a exacerbar problemas con sus aliados anti-Moscú y también alentará al separatismo en Irlanda del Norte, mientras el de Escocia sigue creciendo.
El gran desafío que tienen Carlos, el rey, y Elizabeth, la premier, es evitar la división del Reino Unido, mientras que varios de los 15 países ultramarinos que reconocieron a la reina como su jefa de Estado contemplan convertirse en repúblicas.
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