Durante los meses estivales, nuestro pelo sufre estragos provocados por determinados efectos adversos como la radiación solar, el agua salada del mar, la arena de la playa, el cloro de las piscinas o incluso el aire acondicionado que, posteriormente, pasan factura a nuestra melena en la temporada post-vacacional, dando como resultado un cabello dañado, decolorado, seco y sin brillo, quebradizo y con las puntas abiertas. Desde Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar, explican cómo recuperar la salud capilar ante el inicio de la temporada otoñal, aminorando el efecto de estos agentes en nuestro pelo para devolverle vitalidad, fuerza y un aspecto natural.
“En esta época del año, aumenta la fragilidad capilar, ya que el alto contenido en sal del agua del mar produce, como consecuencia, una mayor deshidratación en el cabello tras el verano. Asimismo, otro de los factores más perjudiciales durante esta temporada es la exposición continuada al agua de la piscina, dada su alta concentración de cloro y cobre, acelerando el daño oxidativo de pigmentos en cabellos decolorados o teñidos”, explica la doctora Raquel Amaro, de la clínica Hospital Capilar.
De esta forma, la exposición solar excesiva, combinada con las demás sustancias nocivas propias del verano, puede producir una pérdida de elasticidad y deshidratación del cabello y provocar un envejecimiento prematuro: quemándolo, cambiando su textura y volviéndolo más débil. Este daño, además, afecta también al cuero cabelludo, que también se deshidrata e irrita, pudiendo presentar dermatitis o problemas más graves en la piel, incluyendo manchas solares.
Por ello, “el pelo quemado y quebradizo es uno de los principales problemas a los que éste se enfrenta tras la temporada estival, reflejando un grosor diferente entre raíces (más gruesas) y puntas (más finas), lo que comúnmente se conoce como puntas abiertas. Además, si examinamos el cabello a través del microscopio, veremos que, si está sano, presentará una cutícula intacta, lo que se traduce en un aspecto suave y homogéneo con escamas regulares y bien cerradas, mientras que, el cabello dañado, tendrá un aspecto irregular y abierto”, detalla la especialista de Hospital Capilar.
Cuidar el cabello quemado tras el verano: principales hábitos a seguir
En primer lugar, es importante desmentir el mito de que la solución principal al cabello quemado es cortarlo, aunque se recomienda sanear las puntas abiertas tras el verano, al ser la parte del cabello que lleva más tiempo expuesto a las agresiones externas. No obstante, el corte o rasurado no influye realmente en la velocidad de crecimiento ni en el grosor del pelo; por lo que se aconseja optar también por otros remedios para revitalizar el pelo en profundidad ante la llegada del otoño:
Uso de tratamientos de hidratación. El principal problema al que nos enfrentamos al ver un pelo quemado es la sequedad. Por ello, según la doctora Amaro, “una vez transcurrido el verano, será preciso solventar este daño a través del uso, varias veces por semana, de acondicionadores y mascarillas nutritivas destinadas a cabellos castigados, así como sérums ricos en aceites, aplicándolos siempre desde la mitad del tallo hasta las puntas, respetando el cuero cabelludo. Así, la utilización de estos productos nos permitirá reparar la queratina para fortalecer el cabello, recuperar la salud capilar, su suavidad, su brillo y su vitalidad”.
Cuidados extra en cabellos teñidos. Existe una relación directa entre la exposición solar, la sal y cloro y los cambios de coloración en el pelo, tanto si éste es natural como si ha sido expuesto a decoloraciones o tintes; siendo los principales tonos afectados los rubios y pelirrojos. Por ello, en estos casos, los expertos abogan por hacer hincapié en su cuidado mediante la utilización de champús reparadores que lo cuide e hidraten, ya que los cabellos teñidos se resecan con mayor facilidad. Una vez reparado, se podrá acudir a un salón de belleza para volver a teñirlo, para recuperar la pigmentación perdida, el tono y brillo previos.
Evitar utensilios de calor. Se deberá prescindir, en la medida de lo posible, de ciertas herramientas que pueden damnificar aún más el cabello como los secadores y las planchas, ya que dañan la estructura del pelo y queman más las capas superficiales del mismo. Se recomienda secar el pelo al aire libre siempre que se pueda y, en el caso de usar estos elementos, aplicar protectores térmicos. Al utilizar el secador, hacerlo a un palmo de distancia de la cabeza, con aire frío o en primera posición de calor.
Seguir una dieta sana y variada. Cuidar nuestra dieta durante esta temporada será fundamental para contrarrestar los estragos del verano, optando por alimentos que contengan vitamina C, zinc, biotina, niacina y hierro. “Se aconseja consumir pescados azules, con altas dosis de vitamina B, lo cual ayuda a sintetizar la queratina, una proteína esencial en la estructura capilar. Por otro lado, se debe optar por vegetales de hoja verde como espinacas, rúcula, la col o las judías, que al ser ricas en silicio, ayudan en la construcción de fibras capilares. Por otro lado, consumir ostras y huevos, que al contener gran cantidad de proteínas ayudan a fortalecer el pelo frágil y débil; haciendo también hincapié en el consumo de frutas, que contribuyen a la síntesis de colágeno gracias a su alto contenido en vitaminas A y C, o semillas de girasol, lino, sésamo o calabaza, que aportan grosor y fortaleza al cabello al contener biotina, vitamina A y Omega 3”, concluye la especialista de Hospital Capilar.
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