Las ministras Montero nos han resultado ambas fans de las matemáticas; una solo suma (impuestos), la otra solo iguala (diferencias). Nunca en política se había nadie metido tanto con la ciencia matemática.
Hoy nos vamos a centrar en tratar de no comprender la igualdad que ella establece XX = XY. Siendo los sexos los elementos que determinan, mantienen y profundizan la máxima desigualdad, ¿cómo podremos entender esta ecuación? Pues ella está empeñada en imponerla como dogma.
El principio jurídico “todos iguales en derechos y deberes ante la ley”, la ministra mitómana lo transforma igualando al marimacho con el femihombre. El resultado es imponer “el hombre blandengue” como modelo social, exponente del no machismo, con su correspondiente exponente feminisísimo que es la “machorra”.
Resultado: han deformado lo masculino y muchísimo más lo femenino. Matemáticamente se consigue más desigualdad por degeneración; o sea, des-género, que, por forzar la igualación, el género se degenera; consumando así el desguace de la condición femenina y la dignidad suma de la mujer. También la realidad diferencial mujer-hombre.
Viene todo al socaire del progresismo; nada diferente a los otros ismos tales como el comunismo y el nazismo que, políticamente instaurados, causaron las mayores desgracias que la historia humana ha provocado. El actual ismo viene encadenado al Soros-ismo, el Davos-ismo, Gates-ismo, Sanch-ismo Europe-ísmo y otros monstruos abisales de la sinrazón humana.
Ella, la “estrella rutilante”, suprema ignorante legisladora del gobierno sanchero, nos ilustra con la gran apertura a un nuevo ismo que, para superar el infantilismo, lo empareja con el pedofil-ismo, que es el experto sumo en el engaño, el chantaje, la compra y el secretismo impuesto.
¿Acaso pertenece Vd., Sra. Ministra desigual, a la organización Prostasia que afirma que los niños asimilan bien el fetichismo, la perversión, la pornografía y, por lo tanto, la pedofilia? Lo que hemos escuchado de su boca (y su gesto), ¡se parece tanto a todo eso!
Si no fuera porque el discurso de la Ministra es delictivo, yo diría que es infantilismo estúpido fruto de una educación carente de base y fundamento; o bien de una mente quebrada por el destructivo fanatismo irreflexivo a ultranza.
¡Con lo que nos cuesta a los españoles ese antro que Vd. regenta junto con toda la caterva de monteriscas para burla de los españoles! Con esa monterada de dinero se eliminaría buena parte de la pobreza que sufren tantos españoles. Antro monclovita en el que fabrican problemas inexistentes para los que inventan soluciones erróneas a cuestiones totalmente inútiles. En su ingente presupuesto se regodean y parasitan multitud de seres, seras y seros fanatizados. El odio visceral que emana de bocas ahí cebadas, no tiene parangón en nuestra sociedad. Legislan odio a la vez que denuncian odios falsos para tapar el suyo. Legislan igualdad imponiendo la máxima diferencia dotacional en favor de colectivos, chiringuitos y nepotismos bien untados.
Sra. Montero, ¿cuándo nos hablará Vd. de sus deberes? Los desconoce ¿verdad? Pues mire, están tapados bajo la montaña de sus pretendidos derechos desquiciantes. Por favor, destápelos y aténgase a sus deberes.
Quizás deberíamos llamar a Ayn Rand, esa valerosa y valiosa mujer que destruye el hiper-feminismo degenerado con el que Vds. nos bombardean a leyes, cartelería propagandística, insultos, vejaciones y desgracias incontables para nuestros niños.
Y, con todo ello, el Sanchero se ríe estúpidamente, se regocija por lo que significa de humillación, gasto y cabreo de los españoles; es su deporte que practica de continuo. Como no tiene otra cosa que hacer…Apoya con total ignorancia todo lo que sale de la manga monteril, no sea que le embrisque toda su jauría ministrera y le haga temblar cara a las próximas elecciones. Aparte de que el chico es muy feministorro (pregunten, sino, a la Von der Leyen), tiene pánico a que le puedan hacer la cama o mover el sillón.
Si no le importa, igualada ministra, cuando resuelva con éxito la ecuación, nos lo comunique; porque tendremos que reescribir las matemáticas, la biología, la neurología que nos aclara el desarrollo infantil y su evolución; también la pedagogía y la psicología; pero esta última no la que en su día Vd. aprendió mal. Mientras tanto, las mujeres y los hombres le recomendamos que estudie un poco de esas materias científicas, que tanto faltan en su ministerio.
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