Hoy me encuentro poco optimista (por no decir algo pesimista), en contra de mi habitual estado de ánimo y de mis convicciones. Naturalmente, quiero escapar de esta situación cuanto antes, para no caer enun desaliento perturbador. ¿Motivos para este desánimo?, Pues muchos, la verdad, pero hay que sobreponerse porque sabemos que hay buenas perspectivas para que cambie la situación en plazo breve.
Voy a citar unas cuantas cosas que me preocupan, sin que su orden presuponga preferencia de unas sobre otras. Una de ellas es que los rusos, con el criminal Putin a la cabeza, dejen de amenazar al mundo y, en todo caso, se lleve este asunto al Tribunal de La Haya.
Otra cuestión es que nos dejen de adoctrinar los gurús sabelotodo porque estamos creando una sociedad sin personalidad que acepta los dictados de los más indocumentados (aunque increíblemente influyentes) en materia de sexo que aspiran a cambiar la naturaleza de las cosas hasta términos insospechados.
Otra es, que se deje de atacar a nuestra lengua por parte de quienes tienen la obligación de defenderla, mucho más aún, por ser en su mayoría comunicadores sociales. Precisamente ahora se ha establecido la estúpida moda de que mientras se televisan los partidos de futbol aparezcan en la pantalla, sobreimpresionados sobre el césped, letreros informativos en lengua inglesa como si fuéramos todos hijos de la Gran Bretaña.
Una cuestión también importante de resolver es el uso de los móviles por los adolescentes, porque, según algunas fuentes, le están restando a su formación una media de 6 horas diarias.
Hay muchas cuestiones más, bastante surrealistas y decepcionantes, aunque no sorpresivas por su evidente realidad, pero que no son el mejor camino para el futuro de nuestra España. Yo creo, no obstante, que si todos “arrimamos el hombro” algo podremos conseguir. A arrimar el hombro os invito. ¡Ánimo!
|