No se extrañen del título que he escogido hoy para hoy. Es que voy a opinar de la ministra de Hacienda, del gobierno de España y me pide el cuerpo utilizar esta expresión que creo que conoce todo el mundo. Vamos a ello.
La sevillana María Jesús Montero Cuadrado, nació en 1966. Desde muy joven, alternando con los estudios de medicina, se metió en política de la mano del comunismo (fue militante) y del socialismo, lo que demuestra su desmedida ambición, porque ya en 1986, faltándole 4 o 5 años de carrera, ya fue presidenta de la Comisión de Marginación del Consejo de la Juventud de Andalucía (1986/1988) y secretaria general de la misma institución (1988/1990).
Su ejercicio profesional ha consistido -esencialmente- en cargos administrativos relacionados con la Sanidad. Curiosamente, en 1995 fue designada como personal fijo con plaza en propiedad como subdirectora del hospital de Valme, de Sevilla. Su nombramiento al parecer fue opaco y relativo a una convocatoria realizada en 1992, dos años antes de que Montero fuera técnico del SAS. Luego, ya se sabe, siempre de manos amigas fue escalando puestos en el socialismo andaluz con los condenados Chaves y Griñán y (la ninguneada por Sánchez) Susana Diaz.
Hay que recordar que fue nombrada consejera de Salud por Griñán y cuando éste cedió los “trastos” a Díaz, ésta la nombro consejera de Hacienda y Administración Pública, etapa en la que pedía (a diario y de mala manera) al gobierno de Rajoy cuatro mil millones por déficit de financiación. Las tornas cambiaron en cuanto Sánchez la designó (para nuestra desgracia) ministra de Hacienda del Gobierno.
Esta tipa altanera que utiliza un lenguaje inapropiado para ser ministra, en cuanto pisó Madrid, se olvidó de aquella petición para siempre. Así demuestra la Chiqui su catadura política, totalmente coincidente con el plagiador (de tesis y libros) mayor del Reino de España.
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