El paso del tiempo lleva a la evolución y, si bien yo soy de la promoción de la Web 1.0, o lo que es lo mismo, la aparición de Internet, allá por el año 1990, en la que teníamos acceso a los contenidos en un mundo global y no fue hasta el año 2004 con la revolución de Facebook, Twitter, Instagram y Youtube, o lo que se conoce como “Web Social” que a todos nos cautivó durante años ya ha crecido y se ha convertido en mayor de edad.
No penséis que ha terminado, solo ha evolucionado, y todas ellas se adaptaran a la nueva fase. Todo esto lo digo cuando se comentan los datos, exageradamente catastrofistas, de los despidos masivos y otras informaciones alarmantes. Nada más lejos de la realidad. Permitidme que os lo explique para que lo comprendáis un poco mejor. Cada vez somos más cosmopolitas, tenemos mejores medios de educación y cultura y dentro de la comunicación.
Si bien en la segunda fase en la que aún estamos se facilitó el acceso por su capacidad intuitiva y nosotros los usuarios pasamos de consumidores de contenido a creadores, con las desventajas que eso suponía como podían ser la desinformación o la infoxicación. Todo estaba y está centralizado. Ahora se están adaptando a la nueva realidad la Web 3.0 en la que pasaremos a la interacción real desde la descentralización con la tecnología blockchain, parte fundamental de la nueva economía y la criptomoneda.
Algo mucho más rápido y con una mayor interacción real desde el mundo virtual en la que el Metaverso tiene toda la vigencia y está creciendo para el nuevo futuro que ya es presente.
En este nuevo panorama ya está preparando Jack Dorsey, el antiguo fundador de Twitter, la nueva red social que se llamará Bluesky Social y que se han mostrado interesados más de 40 millones de usuarios que quieren probar en el año 2023 la versión Beta.
Dentro de muy poco, la Red será el nuevo centro de vida real y favorecerá a que los ciudadanos del mundo vivan en mayor proximidad, a pesar de las distancias y han de ser las leyes la que deben adaptarse a la nueva realidad. Unas leyes ancladas en el siglo XIX, cuando vivimos en el siglo XXI, caminando hacia el siglo XXII.
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