La ley de Paridad es noticia: Sánchez obligará por ley a que haya paridad en el Gobierno y en la dirección de las empresas (ABC). Sánchez anuncia una ley de paridad entre mujeres y hombres en el Gobierno y las grandes empresas (La Vanguardia). Sánchez tapa el fiasco ‘sí es sí’ con cuotas de mujeres en el Ibex (El Mundo). El Ejecutivo impondrá por ley la paridad en empresas y gobiernos (El País).
El diario de Prisa, con un contenido que molesta a los que lo leemos y merita el acrónimo que corre por ahí, Panfleto Afín í Socialista, se convierte y aparece como un libelo de partido. Sin recato, para justificar el porqué de la Ley de Paridad, recoge unas frases de Pedro Sánchez “Si las mujeres representan a la mitad de la sociedad, la mitad del poder político y económico tiene que ser de las mujeres”.
Ley de Paridad. Que se cumpla, si se aprueba, aunque no sea buena; o que se vaya a la papelera, si la rechazan. En todo caso, respeto a la mujer. Nadie tiene derecho ni motivo para rebajarla frente al hombre ni ante nadie. En este momento de una legislatura que está a punto de acabar, el intento de Sánchez busca el beneficio del Gobierno de coalición PSOE-UP que preside y de él mismo. A costa de la mujer, no en su favor. Porque si se pretende que la mujer llegue a la paridad, lo que se admite en su contra es una inferioridad que la rebaja, menosprecia y no existe. Porque la mujer no es inferior. La mujer es MUJER. Hay que tenerla, considerarla y honrarla como es, sin papemas ni chorradas.
Se podrían argüir los conceptos y condiciones de la mujer que echan al traste bobadas como la que usa Sánchez para justificar esa norma. Pero, si se hiciera, nos meteríamos de hoz y coz en el desprecio que insulta a la condición femenina. Para sortear la trampa que hay en la proposición de Ley de Paridad, parece lógico usar el mismo argumento que usa Sánchez y repite su corifeo prisaíco: “Si las mujeres representan a la mitad de la sociedad, la mitad del poder político y económico tiene que ser de las mujeres”.
En desacuerdo por lo dicho, sigamos con el desafuero y recalculemos con finura para convertir la paridad, cincuenta por ciento del total, en el porcentaje de cada condición y caso. Llegaremos, así, a la estulticia del absurdo: ajuste entre mujer y hombre; entre heterosexual y homosexual; entre alto y bajo; guapo y feo; viejo y joven. Y, por qué no, menopáusicas y pitopáusicos con hembras fértiles y machos potentes. Es un dislate, pero con un par de algoritmos bien usados la estupidez puede ser útil para entrar en la composición de la dirección de las empresas, en el Gobierno no, válganos san perico y su borrico, el porcentaje de lesbianas y julandrones que según esa ley, no llamada Ley de Paridad, sino Ley de Porcentaje, puedan ocupar sillones directivos. Con ello, para formar consejos de administración de las empresas, la cosa es fácil, en el Gobierno no, otra vez válganos san perico y su borrico. Algoritmo al canto, Ley del Porcentaje y el absurdo que nombra la dirección de las empresas encajando los porcentajes sobre: mujeres, hombres, lesbianas, bujarras, altos, bajos, guapos, feos, maduros, jóvenes, y todos los etcéteras que aparezcan o se necesiten.
A fuer de necesario, imprescindible, sería mejor que en Las Cortes Españolas, Congreso de los Diputados y Senado, se echará para atrás lo que propone Pedro Sánchez y quienes lo apoyen sobre las mujeres (contra ellas). Con ello se evitará lo que puedan lograr y pudrir, las posibles Leyes de Paridad y Porcentaje.
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