Cuando se cumplen 12 años del estallido de la guerra en Siria, Aldeas Infantiles SOS alerta de que más de siete millones de niños y niñas continúan necesitando ayuda humanitaria. La organización de atención directa a la infancia, que el pasado mes de febrero lanzó un Programa de Respuesta a Emergencias para atender a 25.000 personas afectadas por el terremoto que sacudió el norte del país, trabaja en Siria desde 1981 con la infancia en situación de vulnerabilidad y con sus familias.
No hay tregua para la infancia en Siria. Doce años después del comienzo de un conflicto que está lejos de resolverse, continúa sufriendo sus consecuencias. Según Aldeas Infantiles SOS, que en ningún momento ha dejado de trabajar en la zona a pesar de la contienda, más de siete millones de niños y niñas continúan necesitando ayuda humanitaria. “En un país destruido por el conflicto y la crisis económica, primero la pandemia y más recientemente el terremoto han venido a empeorar una situación que ya era trágica”, aseguran desde la organización de atención directa a la infancia.
Aldeas Infantiles SOS puso en marcha en febrero un Programa de Emergencias en Alepo y sus alrededores para dar respuesta a la crisis humanitaria generada por el terremoto, con el objetivo prioritario de garantizar su supervivencia y protección y evitar la separación de padres e hijos, apoyando a las familias durante esta crisis humanitaria. A través de este programa se proporciona apoyo psicológico y social, servicios de reunificación familiar, ayuda en efectivo, vales para comida, espacios seguros para los niños y niñas y refuerzo educativo.
El programa, que estará activo durante tres años y llegará a 25.000 personas, no estaría completo sin una segunda fase en la que se trabajará para mejorar las condiciones de vida de las familias, ayudándoles a desarrollar sus habilidades parentales y su capacidad para ofrecer a sus hijos e hijas entornos protectores.
“En Siria hay una necesidad de abordar la atención a largo plazo de los niños y las niñas que han sufrido la violencia, la pérdida y la separación de su familia, la interrupción de su educación y que no han podido disfrutar de una infancia pacífica“, afirman en Aldeas, donde trabajan para ayudar a mejorar la capacidad de recuperación psicológica y económica de los niños, niñas, jóvenes y familias afectados por el conflicto armado.
La atención psicológica es esencial para la recuperación emocional de los niños y niñas, algunos de los cuales solo han conocido la guerra. ”Estos niños sufren estrés tóxico, una reacción fisiológica a una situación adversa que se prolonga en el tiempo y puede tener consecuencias a nivel neurológico, del crecimiento e inmunológico. Acompañarlos y ayudarles a afrontar y a superar sus heridas emocionales es indispensable para conseguir su recuperación y cuidar su salud mental“, explican desde Aldeas.
Cuatro décadas de trabajo en Siria
Aldeas Infantiles SOS comenzó a trabajar en Siria en 1981 con niños, niñas y adolescentes que han perdido el cuidado parental o están en riesgo de perderlo y con sus familias. En 2011, cuando estalla la guerra, puso en marcha varios Programas de Emergencia para llegar a más personas afectadas por el conflicto y responder a la situación de emergencia humanitaria. Como parte de los mismos, Aldeas trabajó intensamente en la instalación de bombas de agua y la reconstrucción de escuelas en Alepo y desarrolló un programa contra el trabajo infantil en Damasco.
En 2019, la respuesta a emergencias se transforma en programas de apoyo a largo plazo para los niños, niñas y adolescentes que habían perdido el cuidado de sus padres, estaban esperando la reunificación familiar o se encontraban en situación de vulnerabilidad.
Hoy la organización cuenta con dos Aldeas Infantiles SOS, varios hogares de acogida y hogares juveniles en Damasco, y con un Programa de Fortalecimiento Familiar en Alepo, además del recién creado Programa de Emergencia para hacer frente a la catástrofe humanitaria generada por el terremoto.
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