No soy un poeta al uso, ni he presumido de serlo; hubiera sido un abuso afirmarlo y sostenerlo como haría un ser obtuso.
Mas reconozco que soy, un censor muy exigente, que lo mismo ayer que hoy me repatea la gente, que critica donde voy.
Y usando mi libertad, tras muchos años vividos, me gusta decir verdad, y señalar a bandidos sin ninguna cortedad.
Lo que más me desagrada, es descubrir a un tíolerdo estable, o de temporada, que siempre está en desacuerdo con la noche y la alborada.
O el individuo-florero, presumido y mal criado, con tan enormepandero que parece descolgado de algún cuadro de Botero.
Y lo que más me revienta, es el político chulo, porque todo lo que intenta, lo hace peor que un mulo aún inserto en la placenta.
Y si a un personaje veo, con la trola por bandera, seguro que me bloqueo, y sin pensarlo siquiera lo mandaría a paseo.
Soy un hombre de faena, y bastante agradecido, como lo es la colmena, con el néctar recibido para hacer una miel buena.
Y, por eso mismo, pienso que lo mejor es amar; huir del falsario incienso y no tratar de arrastrar, tu ego por un ascenso.
Hay que ser caritativo, pues la caridad bien paga, igual al pobre cautivo (que por el presidio vaga) que al más alto ejecutivo.
Y hay que pensar en la muerte, que es lo cierto de la vida, pues aunque te creas muy fuerte, te advierto que tu partida no depende de tu suerte.
Así es que ponte a pensar, en el futuro inmediato (por lo que pueda pasar) quepuede ser más mediato que abrir ojos y cerrar.
Y repasa tu pasado, con reconfortante calma, que Dios ha garantizado, la salud de nuestra alma si con fe le hemos rezado.
Aplícate la receta, y no seas remolón; abre tu sima secreta y pídele a Dios perdón. ¡Él cerrará esa gran grieta!
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