Tiempo hace que ya conocimos el porqué de la petición al gobierno español de la solicitud de doble nacionalidad del escritor. Y fue un honor para España. Al propio tiempo que agradeció dicha concesión a Felipe González, a la vista de las presiones que existían en aquellos momentos en su país para despojarlo de su nacionalidad. Y añadió Vargas Llosa: “y corría el peligro de convertirme en un paria”.
Antes de lo comentado, el autor de La ciudad y los perros había recibido el Nobel de Literatura en 2010, el Premio Cervantes en 1994, así como el Príncipe de Asturias, el Planeta, el Biblioteca Breve, el Rómulo Gallego, etcétera. Ni es escaso el número de novelas publicadas: La casa verde, Con versaciones en la catedral, Pantaleón y las visitadoras, La fiesta del chivo… Ensayos, teatro... Y recientemente Cinco esquinas: obra con la que nos ha sorprendido el Nobel de Literatura, especialmente por su temática, tan alejada en forma y contenido de cuantas había publicado hasta ese momento.
Dicho lo cual, sin perder la línea argumental de la síntesis apresurada de tantos años, tantos libros, tantos premios, así como de hechos interesantes acaecidos en la vida del gran novelista, solo recordar que, como todos ustedes saben, Mario Vargas Llosa acaba de cumplir 80 años, para cuya efeméride, el escrito decidió celebrarlo con una fiesta de besos y lujo, de nada menos que tres días completos. Cuyos invitados llegaron a las 400 personalidades del mundo de la cultura y la política, aunque aquí solo nombraremos algunos: seis ex presidentes de Gobierno, cuatro ministros, Iñaki Gabilondo, Luis María Ansón, Federico Jiménez Losantos, Armas Marcelo, Esperanza Aguirre, etcétera.
Y seguidamente, destacar mi impresión general. Las magníficas cualidades y el incansable trabajo del escritor. Pero del acto que hemos hablado, aunque no es comparable a las famosas bacanales de remotas épocas, creo que ha sido escasamente equilibrado e impropio de un escritor de su talla. Yo al menos no conozco ni un solo caso parecido. Pero es claro que cada uno manda en su persona y la manera en conducir sus actos. Está en su derecho. Y es verdad que cada uno puede hacer a su antojo fiestas de este tipo. Pero ¿cuántos compañeros de las letras habrán hecho un gesto negativo? D. Mario Vargas Llosa ha ocupado tres días para la celebración de sus 80 años. Que los haya disfrutado. Solo que yo creo necesaria tanta pompa. Y que a su persona y a su obra, este acto, desproporcionado y pomposo, resta más que le suma. Aunque, repito, en este sentido, D. Mario puede hacer lo que le venga en gana.
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