Para estar libre de un error, escribe Borges en el Aleph, conviene haberlo profesado. Tal vez por eso el mismo autor en "Everness" niegue la existencia del olvido.
Me recordó al famoso relato la denuncia de Euclides Acevedo, tiempo atrás embajador paraguayo en España y hoy candidato a presidente, cuando recordó que un medio de comunicación paraguayo, que se jacta de haber luchado por la democracia y libertad de expresión, le cerró las puertas cuando era preso de conciencia algunas décadas atrás.
Arrojado a las mazmorras de la dictadura de Stroessner, Euclides envió a su familia al diario abc color con un pedido de auxilio. La respuesta del dueño del diario, un empresario beneficiario de la tiranía, le cerró las puertas argumentando que no atendía reclamos de "comunistas". En realidad se trataba de un socialdemócrata de fama internacional, pero en tiempos de vocingleros maccartistas eran reglas del juego tildar de comunista a cualquier opositor en una rastrera búsqueda del favor norteamericano. Corrían los años de la Operación Cóndor, que enlutó el subcontinente durante la guerra fría.
El día señalado para las elecciones paraguayas de este año, el treinta del presente mes, coincide con una fecha significativa en el calendario borgiano, el día en que el celebrado escritor pudo conocer el Aleph.
Todos los 30 de abril, cumpleaños de Beatriz Viterbo, Jorge Luis Borges visitaba la casa de la calle Garay donde ella vivía y aún lo hacían su padre y su primo-hermano, Carlos Argentino Daneri. Esa costumbre permitió a Borges conocer el Aleph, "uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos".
Una llamada de Daneri a Borges es el punto de inflexión de esta narración de culto en los mundillos literarios e intelectuales. Daneri le cuenta a Borges que la casa de su hermana Beatriz será demolida, y que antes de que eso suceda quiere compartirle un secreto que encierra en su sótano. Le revela su secreto: en ese subsuelo está contenido un Aleph, un punto desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente, impresión necesaria para la inspiración del escritor.
El recuerdo de Beatriz asociado a esa vivienda, y la sospecha de que Daneri padece algún trastorno mental, llevan a presentarse en el lugar al intrigado Borges. Entonces el Borges de la ficción descubre que desde el escalón diecinueve del sótano puede verse el Aleph, una circunferencia de apenas unos centímetros de diámetro que le permite ver el infinito.
El Aleph esconde al cosmos entero dentro de sí, y permite en un instante verlo todo sin poder jamás ya sorprenderse de nada.
Cada vez que hay elecciones en Paraguay, muchos sentimos que bajamos a un sótano y en el escalón 19, se nos revelan verdades ocultas como la expuesta por Euclides Acevedo a la consideración pública. Y por casualidad o no, como en el Aleph de Borges, las revelaciones giran en torno a la misma fecha: un 30 de abril. LAW
|