Un gélido 15 de febrero de 2003, el legendario cantante, actor y activista Harry Belafonte se presentó ante una multitud en un escenario ubicado frente a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Ese día se estaban llevando a cabo manifestaciones en todo el mundo en contra de la inminente invasión estadounidense de Irak, en lo que se cree que fue la mayor protesta en la historia de la humanidad. Belafonte hizo entonces lo que venía haciendo desde hacía más de medio siglo: se enfrentó a los poderosos con la verdad.
“Defendemos la paz. Defendemos la verdad de lo que está en el corazón del pueblo estadounidense”. Harry Belafonte falleció esta semana a los 96 años. Durante toda su vida luchó por la justicia y utilizó su fama para apoyar diversas causas y movimientos, entre ellos, el movimiento por los derechos civiles, el anticolonialismo, el antibelicismo y los nuevos movimientos por la justicia racial, como Black Lives Matter.
En el discurso que pronunció aquel 15 de febrero de 2003 en Nueva York, ante cientos de miles de personas que se manifestaban contra la guerra, Belafonte continuaba así: “Nos engañaron quienes inventaron el incidente del golfo de Tonkín, una mentira que nos llevó a la guerra con Vietnam, una guerra que no podíamos ganar y que no ganamos. Se le mintió al pueblo estadounidense sobre Granada, […] sobre Nicaragua, El Salvador, Cuba y muchos otros lugares del mundo. Estamos aquí hoy para hacerles saber a esas personas que Estados Unidos es un país vasto y diverso y que nosotros formamos parte de esa gran verdad que nos define como nación. El doctor [Martin Luther] King dijo una vez que si la humanidad no pone fin a la guerra, la guerra pondrá fin a la humanidad”.
Harry Belafonte fue uno de los consejeros y confidentes más cercanos de Martin Luther King. El artista y activista conoció a King en 1956, en tiempos de la campaña de boicot al sistema de autobuses de Montgomery, una protesta contra la política de segregación racial en el sistema de transporte público de esa ciudad que se prolongó durante más de un año. El encuentro entre Belafonte y King, que inicialmente se planeó como una reunión de 20 minutos, se extendió a lo largo de cuatro horas.
En 2011, en el Festival de Cine de Sundance, Belafonte habló con Democracy Now! sobre ese encuentro: “Al final de esa reunión, supe que estaría a su servicio y que centraría mis esfuerzos en la causa del movimiento contra la segregación [racial], en el derecho al voto y en todo lo que [Martin Luther King] representaba. Aunque comprendíamos lo peligroso que sería ese viaje, no estábamos plenamente preparados para todo lo que tuvimos que enfrentar. Creo que [ese período] fue el momento más importante de mi vida”.
Así comenzó una amistad histórica que dio forma a la lucha contra la segregación y por la igualdad racial. Belafonte conocía a King como pocos. Le fue leal hasta el final y apoyó a King incluso cuando otros lo abandonaron debido a su enérgica oposición a la guerra de Vietnam.
En su autobiografía, titulada “Mi canción”, Belafonte rememora una conversación que mantuvo con King una semana antes de su asesinato en la ciudad de Memphis el 4 de abril de 1968. King se encontraba organizando la Campaña de los Pobres, una iniciativa que tenía como objetivo combatir de manera unificada a los tres males que identificaba en la sociedad estadounidense: el racismo, el militarismo y el materialismo. En un momento de la conversación en el que King estaba describiendo la estrategia de la campaña fue interpelado por Andrew Young, un asesor que más tarde llegaría a ser alcalde de la ciudad de Atlanta y embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
En su libro, Belafonte recuerda así la respuesta que dio King en aquella ocasión: “Martin le contestó: 'el problema es que vivimos en un sistema fallido. El capitalismo no permite un flujo parejo de recursos económicos. Con este sistema, unos pocos privilegiados acumulan riquezas de manera desmesurada, mientras que la mayoría de la población está condenada a sufrir algún nivel de pobreza… Así es como funciona el sistema. Y como sabemos que el sistema no va a cambiar sus reglas, vamos a tener que cambiar el sistema'”.
Si bien Martin Luther King expresaba a menudo sus críticas hacia el capitalismo, el relato que Harry Belafonte comparte en su libro evidencia la profundidad del cuestionamiento que el líder activista tenía hacia este sistema económico. Belafonte agrega al respecto: “En el fondo, Martin era un socialista y un pensador revolucionario”. Una semana después del episodio descrito por Belafonte, Martin Luther King era asesinado a tiros en el balcón del Motel Lorraine en Memphis.
Pero Harry Belafonte nunca bajó los brazos. Intensificó su lucha contra el apartheid sudafricano y contra los estragos que causaba el imperialismo estadounidense en diversos lugares del mundo. Desafió a quienes ocupaban puestos de poder, sin importar a qué partido político pertenecían, desde George W. Bush hasta Barack Obama, desde Donald Trump hasta Joe Biden.
En 2006, mientras la desastrosa guerra lanzada por el presidente George W. Bush en Irak seguía propagándose con violencia, Belafonte viajó a Venezuela y habló en un multitudinario evento junto al entonces presidente de ese país, Hugo Chávez.
“No importa lo que diga el tirano más grande del mundo, el terrorista más grande del mundo, George W. Bush. Quiero decirle [al pueblo venezolano] que no son cientos ni miles, sino millones de estadounidenses los que apoyamos su revolución, respaldamos sus ideas y les expresamos nuestra solidaridad”.
Poco después de ese discurso, a Belafonte le retiraron la invitación para hablar en el funeral de su querida amiga Coretta Scott King, al que iba a asistir el presidente Bush.
Belafonte solía compartir una anécdota de su mentor, el cantante y activista Paul Robeson, quien le aconsejó: “Haz que canten tu canción y querrán conocerte”. Harry Belafonte ahora descansa en paz, pero su mensaje sigue sonando. En forma de canción, nos recuerda: mientras haya causas por defender, no podemos permitirnos descansar.
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