Las personas que padecen algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA) pueden experimentar empeoramientos notables coincidiendo con las fechas estivales, en las que la exigencia de un físico perfecto choca con la exhibición del cuerpo en espacios públicos como piscinas o playas, según advierten expertos de Mentalia Salud en ocasión del Día Mundial de la Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que tiene lugar el 2 de junio.
“Aún hoy, la sociedad asigna de forma inconsciente roles que inciden en la necesidad de las personas de resultar físicamente atractivas y agradables. Tradicionalmente, ese rol ha recaído en la mujer, pero la flexibilización de roles de género, unida al aumento del valor que la sociedad otorga a la belleza, hace que esta necesidad inconsciente también se dé cada vez más entre los varones. El grado de exposición física, típico del verano, puede redundar en un agravamiento de los TCA, sobre todo entre los más jóvenes que busquen compensar su autoestima dañada”, explica Miguel Ángel Morate, director técnico del centro Mentalia de El Viso, especializado en el tratamiento de los TCA, entre otras patologías.
Los TCA más habituales son la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón, aunque “en la actualidad empiezan a despuntar otras formas disfrazadas de hábitos saludables y deportivos como la ortorexia, una obsesión patológica por comer sano y por la calidad de los alimentos, o la vigorexia, un trastorno que se torna en obsesión por ganar masa muscular”, advierte Morate.
Mujeres jóvenes, las más afectadas
Según recientes datos de la Fundación Fita y de la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (AETCA), en España hay unas 400.000 personas que padecen algún trastorno de este tipo relacionado con la alimentación. De éstas, 300.000 son jóvenes de entre 12 y 24 años, siendo la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia. En este sentido, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia advertía recientemente que los TCA afectan a uno de cada 20 adolescentes en España.
“Se trata de un trastorno que se inicia fundamentalmente durante la adolescencia”, señala el director técnico del centro Mentalia el Viso que matiza que, “en un nivel más profundo, la restricción alimentaria puede suponer un boicot intencionado al crecimiento y desarrollo físico de la adolescente y por lo tanto de sus formas sexuales. Por eso es fácil comprender el miedo que algunas adolescentes tienen al encuentro íntimo”.
Los expertos de la compañía corroboran que en sus centros la proporción de mujeres con TCA resulta claramente superior a la de hombres: un 70/30.
La ayuda debe ser siempre profesional
La manera más eficaz de atajar el desarrollo de los TCA es su detección temprana y un tratamiento profesional de carácter psicoterapéutico.
“Cualquier ayuda por parte de familia o amigos, por muy bien intencionada que sea, puede tener efectos no deseados. Hay que tener en cuenta que se trata de cuadros clínicos complejos, que requieren intervenciones específicas en función de la fase del trastorno y de su evolución. Por ello, es necesaria la ayuda de profesionales experimentados que trabajen con el paciente y sus familias”, concluye Morate.
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