Nos sorprendió que el día anterior del viaje a Fuerteventura, sin previo aviso ni explicación alguna la agencia de viajes Mundiplan cambiase de hotel y nos llevasen al Best Age Fuerteventura, en la calle Punta Pesebre, 6.
Un establecimiento hotelero mal situado y peor calificado
Ubicado en una colina con calles de cierta pendiente –lo menos indicado para personas mayores y con problemas en las rodillas – y a unos 2/3 kilómetros de la playa se encuentra este hotel, clasificado con 4 estrellas. La Dirección del citado hotel comunica a los recién llegados que dos días de la semana los alojados no dispondrán de limpieza en la habitación. La limpieza tampoco se manifiesta en los enmoquetados pasillos llenos de recalcitrantes manchas. Es agradable la habitación, tanto por su amplitud como por su decoración, sin embargo compruebo que la neverita está totalmente vacía, sin una mísera botella de agua. Intento sintonizar el receptor de televisión, en el día que se celebra un encuentro del Real Madrid - Barcelona sin éxito. El establecimiento no tiene concertado este servicio ni siquiera en sus salones. Solución: los aficionados nos tuvimos que tomar taxis e ir a un hotel de verdad de 4 estrellas para presenciar el partido. Por otro lado el salón discoteca permanece habitualmente cerrado a pesar de que dos días a la semana una pareja de músicos ofrece piezas bailables que se celebran frente a la recepción del hotel, lugar donde solo se encuentran solo cuatro mesas y otras tantas sillas para dar cabida a los 400/500 clientes alojados.
Entre las “facilidades” que ofrece el hotel a sus clientes se encuentra el traslado gratuito a las playas próximas, en un microbus, de 12 plazas. Es decir, había que recurrir, particularmente, al servicio de taxis.
Por último comentar que comedor se encuentra fuera del edificio principal, con lo que hay que protegerse bien del viento para ir a degustar los una cocina aceptable, siempre que no se elija platos de pescado mal descongelado. No se comprende como el Cabildo Insular concede calificaciones hoteleras a establecimientos que, en otros lugares, no superarían ese nivel.
Las excursiones de Mundiplan
Mundiplan manifiesta gran interés para que los usuarios, nada más llegar, contraten numerosas excursiones por Fuerteventura. Generalmente, en los hoteles de esas categorías de 4 estrellas ofrecen pormenorizadas informaciones bien en soporte de papel o en demostraciones audiovisuales. Aquí no, todo es verbal y por tanto no hay forma de recurrir ante posibles incumplimientos. Y lo que nos temíamos, numerosas visitas culturales se ignoran en beneficio de establecimientos comerciales porque todo el mundo sabe que las comisiones de ventas priorizan ante los monumentos. En la visita de “Toda la Isla” nos quedamos sin visitar, porque no había tiempo, Puerto del Rosario, la capital de Fuerteventura, ni tampoco la ciudad de Corralejo, ni las numerosas joyas arquitectónicas como la Ermita de Nuestra Señora de la Antigüa, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña, la no menos famosa “Casa de los Coroneles” ni tampoco las preciosas playas de Morro Jable; sin embargo si había tiempo para visitar dos establecimientos comerciales. Durante la excursión en el autobús, la guía que nos acompañaba nos ofreció un repaso cultural que nos dejó perplejos: al divisar de lejos la escultura de don Miguel de Unamuno, en recuerdo de su destierro ordenado por el dictador Primo de Rivera, la buena señora afirmó que el autor de Niebla, se escapó de la isla y se marcho para no volver nunca más a España, muriendo en París. Todo el mundo sabe que el escritor de la Generación del 98 volvió, en 1930 como Rector de la Universidad de Salamanca, ciudad donde murió, el 31 de diciembre de 1936, meses después de su duro enfrentamiento, en plena Guerra Civil con el general Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad salmantina cuando manifestó: “Venceréis pero no convenceréis”. Y otra perla de la buena señora: “Cuando los musulmanes invadieron España no pasaron de Toledo porque más arriba de la Península hace mucho frío y a ellos no les gustan las bajas temperaturas”. Me parece bien que cada uno se busque la vida donde pueda aunque me pregunto: ¿quién será el responsable de Selección de Personal de Mundiplan que permite estas lamentables y erróneas afirmaciones culturales.
Otros compañeros vinieron malhumorados de la excursión de un barco organizada por Mundiplan. Se quejaban de la falta de organización, de la inexactitud del itinerario prometido y de la comida a bordo.
Y el remate final, cuando nuestro grupo, de 57 personas, volvíamos al aeropuerto, camino de Madrid, el autobús que apareció solo contaba con 30 plazas. Solución, esperar a otra guagua.
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