Muchos campesinos en Uganda sobreviven con la producción a pequeña escala de carbón vegetal, uno de los combustibles más usados en el país, pero ahora enfrentan la competencia de carboneras comerciales y el comercio ilegal, junto con la prohibición de la actividad por el gobierno. Imagen: Wambi Michael /IPS
KAMPALA – En el mercado Nakawa de la capital de Uganda, Lovisa Nabisubi saca carbón de una bolsa y lo empaca en envases listos para los clientes. Sus manos, sus pies descalzos y su ropa están tiznados de negro por las horas de manipular este popular combustible doméstico que algunos equiparan con el “oro negro” no solo en este país sino en la mayor parte de África Oriental.
Los tamaños de los envases medidores de Nabisubi se han ido reduciendo a medida que el carbón se vuelve más escaso y más caro. Mientras el precio del carbón está fuera del alcance de algunos residentes de Kampala, Nabisubi dice a IPS que podría perder su única fuente de ingresos si la situación persiste.
“Cada vez es más difícil encontrar proveedores de carbón vegetal. Hemos estado comprando una bolsa de carbón a noventa mil chelines. Los proveedores venden a 110 000 mil chelines (32 dólares). A veces no tengo existencias, así que me quedo en casa”, dijo.
El carbón vegetal es una fuente popular de energía para cocinar entre los habitantes de Uganda y la mayor parte de África oriental. También tiene una inmensa importancia socioeconómica, pero se está volviendo escaso y costoso.
Un estudio de hogares realizado por la Oficina de Estadísticas de Uganda (Uos, en inglés) en 2021 halló que el carbón vegetal proporciona la energía primaria de hasta el 80% de la población de Kampala. El carbón vegetal, la madera y otras formas de biomasa en conjunto aportan más de 90% de la energía primaria total consumida en este país con 48,5 millones de habitantes.
La mayoría de los suministros de carbón vegetal a Kampala y los municipios y distritos vecinos provienen del norte de Uganda, anteriormente devastado por la guerra. Pero hay presiones contra ese desarrollo debido a razones ambientales.
En febrero, un exmiembro del parlamento, Samuel Odonga Otto, y otros ambientalistas movilizaron a los vigilantes para hacer cumplir las prohibiciones sobre la quema de carbón y el comercio ilegal en una región que conserva una cobertura boscosa relativamente mejor en comparación con otras partes de Uganda. Los vigilantes interceptaban camiones cargados de carbón cortando el suministro a mercados como Nakawa y otros.
“La tala de cualquier árbol debería frenarse. Debería parar si queremos proteger nuestro medioambiente. Pueden verse los patrones de lluvia. No recurriremos a la política; esto es ambiental”, dijo Odonga Otto.
A medida que el grupo de vigilantes consiguió más simpatizantes, el presidente ugandés, Yoweri Museveni, se sumó rápidamente y emitió una orden que prohibía el comercio de carbón vegetal en el norte de Uganda y los distritos fronterizos con Sudán del Sur, República Democrática del Congo (RDC) y Kenia, tres de los países con que limita Uganda.
Si bien algunos en la región celebraron la prohibición, surgieron varias preguntas. ¿Qué alternativas hay al carbón? ¿Cómo pueden los gobiernos abordar el conflicto entre la prohibición del carbón vegetal y las vidas y los medios de subsistencia?
Solo 1,7 millones de alrededor de ocho millones de hogares en Uganda están conectados a la red eléctrica, mientras que los quemadores de carbón a pequeña escala, como Cypriano Bongoyinge, se preguntaban de qué otra manera sobrevivirían cuando entró en vigor la prohibición.
Bongoyinge dijo a IPS que los comerciantes de ciudades y pueblos deberían haber sido prohibidos porque estaban impulsando la producción a gran escala.
Los comerciantes de Kampala, continuó, pagan entre 400 y 800 dólares para limpiar un acre de tierra cubierta de árboles y luego contratan trabajadores para convertirlos en carbón y transportarlo a las ciudades o a través de las fronteras.
Al igual que Bongoyinge, Ceaser Akol, un político del distrito de Karamoja, en el noreste de Uganda, dijo a IPS que las comunidades de la región estaban quemando carbón a pequeña escala, pero fueron invadidas por carboneros comerciales a gran escala.
“Si bien al presidente se le ocurrió una prohibición, el desafío, como de costumbre, es la aplicación y, por supuesto, la corrupción”, sentenció.
Denis Ojwee, un periodista de la ciudad de Gulu, en el norte de Uganda, dijo a IPS que “nuestros antepasados solían usar leña para cocinar, pero no carbón. Un árbol cortado para leña duraría más. Así que se cortaron menos árboles para leña que para carbón”.
Ojwee consideró que la guerra en el norte de Uganda pudo haber salvado a los árboles de la tala insostenible y que los tiempos de paz han tenido un impacto negativo en la cubierta arbórea de la región.
“Por mucho que la gente murió durante la guerra, el medio ambiente se salvó. Pero ahora, los árboles se están acabando. Han desaparecido otros tipos de árboles, como los árboles de karité (Vitellaria paradoxa), especies raras que tardan mucho en crecer”, dijo Ojwee.
El carbón vegetal de las regiones de Acholi y Karamoja de Uganda no solo se vende a las ciudades de Uganda. Atraviesa las fronteras porosas y se pasa de contrabando a Kenia y más allá.
El derrochador método arcaico de elaborar carbón
El carbón vegetal en la mayor parte de África oriental se produce en condiciones anaeróbicas. Ese método no puede regular de manera eficiente el suministro de oxígeno, lo que genera mucho desperdicio.
Xavier Mugumya, experto forestal, dijo a IPS que la alta demanda de carbón ha escalado los niveles de destrucción de árboles porque la gente lo ve como una fuente de ingresos. “Si tomas 1000 kilogramos o una tonelada de madera y quieres convertirla en carbón usando los métodos que normalmente vemos, solo obtendrás 100 kilogramos de carbón. Eso significa que solo se puede utilizar 10 % de la madera original. Lo que significa que 90 % de los árboles se desperdician y se convierten en dióxido de carbono y cenizas”, explicó Mugumya.
La corrupción y el crimen organizado en su cadena de valor
La Iniciativa Global Contra el Crimen Transicional publicó en 2021 los hallazgos de una investigación que investiga el mercado del carbón vegetal en Kenia, Uganda y Sudán del Sur. Elaboró un informe titulado “Oro negro: El mercado gris del carbón en Kenia, Uganda y Sudán del Sur”.
Michael McLaggan, uno de los coautores del informe, dijo que encontraron lo que describió como «un mercado gris clásico, donde las leyes o regulaciones se burlan en algún punto de la cadena de valor».
“Hay más elementos criminales organizados en el mercado del carbón. Y aunque no se manifieste en otros comercios como el tráfico de drogas o los mercados de partes de animales, está presente”, dijo McLaggan.
El informe halló que agrupaciones sueltas encabezadas por comerciantes de carbón o personas con influencia en las cadenas de valor del carbón encargan la producción clandestina de carbón para permanecer en el mercado.
Nyathon Hoth Mai, un experto en recursos naturales y clima de Sudán del Sur, dijo a IPS que el carbón a pequeña escala es producido predominantemente por las fuerzas armadas de Sudán del Sur, mientras que los comerciantes extranjeros participan en la producción a gran escala.
“Hemos visto muchos comerciantes que vienen de Sudán, Uganda, RDC, Etiopía y Eretria. Y ejercen mucha presión sobre los bosques. Y también cómo esto tiene el potencial de prácticas de corrupción”, dijo.
¿Pueden funcionar las políticas prohibicionistas del carbón?
Kenia ha aplicado prohibiciones esporádicas a la producción de carbón desde 2018. En Uganda, han surgido varias leyes contra el comercio de carbón vegetal, pero no ha habido una suspensión nacional. Existe una suspensión nacional en Sudán del Sur sobre la exportación de carbón vegetal, pero apenas se ha aplicado.
El principal inconveniente de la prohibición, según McLaggan, es que cuando existe un producto para el que existe una demanda considerable, esa demanda no desaparece cuando el producto está prohibido.
“Nos dimos cuenta de que cuando se prohíbe el carbón vegetal en un determinado condado, la producción se traslada a otro condado. O de un país a otro país. Entonces el problema es meramente desplazado”, dijo.
Intervenciones de sostenibilidad
A fines de marzo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un informe titulado, ¿Son las políticas en África conducentes a intervenciones de sostenibilidad en el sector del carbón vegetal?
En el documento evaluó las políticas forestales, ambientales y energéticas relacionadas con el carbón vegetal en 31 países africanos. El informe halló que más de la mitad de los 31 países evaluados no tienen marcos de políticas que fomenten intervenciones sostenibles en el sector del carbón vegetal.
En otros países, las políticas y regulaciones existentes tendían a ser inconsistentes y se corre el riesgo de crear un entorno confuso y poco propicio para aumentar la sostenibilidad del sector. El estudio halló que cinco países (Ghana, Kenia, Malauí, Ruanda y Uganda) brindan marcos de políticas favorables para las intervenciones que mejorarían la sostenibilidad.
Otro estudio, “Comercio transfronterizo de carbón vegetal en países seleccionados de África central oriental y meridional: un llamado al diálogo regional”, dijo que aunque varios gobiernos de África han prohibido el comercio transfronterizo de carbón vegetal, haciéndolo efectivamente ilegal, los mercados en áreas fronterizas y más allá siguen estando activos.
“Por lo tanto, el tema de la producción y el comercio de carbón vegetal sostenible sigue siendo crítico y debe abordarse como parte de esfuerzos más amplios para gestionar los paisajes agrícolas y forestales a través de las fronteras nacionales”, sugirió.
Mientras que los formuladores de políticas y los ambientalistas presionan por el cambio, aquellos que tratan de ganarse la vida tienen un futuro incierto.
T: MLM / ED: EG - Fuente: IPS
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