Deseo dedicar un tiempo de mayo a Paco Basallote y airear mi eterno cariño al gran poeta que nos dejó; en realidad no existe una causa explícita para ello, sino un “porquesí”; él fue ese hombre providencial que, no me acuerdo la causa del porqué, se puso a mi lado de forma silenciosa mediante llamadas telefónicas y mensajes de aliento para que no tirase la toalla y continuase en la empresa de Papel Literario con sus ayudas constantes enviando abrazos, críticas y buscando nuevo colaboradores.
La existencia es un lugar de encuentros y desencuentros con un número apreciable y despreciable de personas que, por las circunstancias que sean, permanecen para siempre o son simples aves de paso; en ocasiones de rapiña las segundas.
No sé, tampoco me preocupa demasiado, cuando conocí a Francisco Basallote e ignoro si fue en Sevilla, la ciudad que se basta a sí misma, o en Málaga, la ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia, o si fue a través de la lectura de algunos de sus numerosos libros que nacen desde la nada y finalizan en el infinito, que no otra cosa es escribir en un folio blanco para ejercer el milagro de la creación.
Lo que sí sé es que a través de una pequeña relación física del tú a tú, de una buena relación epistolar y de un intercambio telefónico fluido puedo afirmar de él que fue, en silencio, un amigo leal, eso que es importantísimo se engrandece con el hecho de saber que estaba ante un poeta excepcional, capaz de obtener filones de riqueza creadora desde la contemplación de, pongamos por caso, una abeja libando miel.
Recuerdo que junto al ya fallecido poeta Félix Grande, ay Félix del alma, participamos Basallote y yo, en un recital poético en San Fernando (Cádiz); se pueden imaginar que nuestro tema de conversación, aparte de las consabidas anécdotas del maestro Félix, giró en torno a la poesía como arte creativo.
En un “aparte”, confieso que el gran poeta y flamencólogo me comentó: “... Paco es uno de los grandes poetas de España, pero que él, Basallote, no lo sabía y por ello seguía escribiendo a borbotones intentando buscar su voz poética definitiva, cuando lo cierto es que posee una de las más creativas y originales de la poesía española”
Cuando un tifón de traiciones y ambiciones intentaron acabar conmigo, Paco Basallote fue esa isla con la que formalicé un istmo al que agarrarme; siempre su milagrosa llamada en el momento más oportuno o inoportuno dándome la energía suficiente para seguir escribiendo y desenmascarar tanta mentira latiendo en el mundillo literario.
Hoy, ya decía, porquesí, he querido pararme un instante para iniciar con su compañía, en forma de este “copo”, otro nuevo paseo por las páginas de la decencia literaria.
Gracias, amigo.
|