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​¿Cómo manejar las rabietas y pataletas en los niños?

Compartimos consejos para prevenirlas, gestionarlas y saber qué hacer después de las mismas
Redacción
lunes, 7 de agosto de 2023, 13:41 h (CET)

Como prevenir la rabietas


Las rabietas son todo un desafío para muchos padres. Estos estallidos emocionales pueden ocurrir en cualquier lugar, en casa, en la calle, en el supermercado… y es que a veces resulta muy incómodo para los padres porque generan frustración e impotencia, de no saber como controlar la situación. Además, son ruidosas y llaman la atención de los demás. Es normal, que os sintáis avergonzados o juzgados por otros, estas suelen ser muy agotadoras emocionalmente, especialmente si ocurren con frecuencia.


Estas conductas pueden aparecer en bebés de 12 meses y se intensifican a los 2 años de edad, los llamados los terribles 2 años, pero los berrinches pueden perdurar hasta los 5 o 6 años de edad, pero se reducen considerablemente.


Los padres de bebés y niños entre 1 a 5 años se hacen preguntas como: ¿qué hacer para prevenir y controlar las rabietas? y ¿cómo calmar las rabietas?. Hoy vamos a abordar estas cuestiones.


¿Qué no hacer en una rabieta?


Cuando vuestro hijo está teniendo una rabieta, es comprensible, que como padres intentéis actuar de la mejor forma posible. Sin embargo, hay varias acciones que deberíamos evitar durante la rabieta con el objetivo de no empeorar la situación:


1. No cedas a sus demandas: Aunque ofrecerle lo que quiere ayude a calmar la rabieta, estamos reforzando estos comportamientos como manera de obtener y conseguir lo que desea o evitar algo que no le gusta. Si le hemos pedido que haga algo, tiene que hacerlo aunque sea con ayuda. Si quiere algo y no puede tenerlo, pasamos el chaparrón sin dar muchas explicaciones y en el momento en que se calme un poco le abrazamos para que se relaje y le hablamos de como se siente y el porque a veces no podemos tener todo lo que queremos (dependiendo del nivel de comprensión).


2. No le grites: Perder los nervios gritando a tu hijo, no vas a conseguir nada. Al contario le estás enseñando que en momentos de frustración y tensión, gritar es una conducta adecuada. Es más, perder el control, agravará la situación y tu hijo se sentirá más nervioso e irritable, dificultando que la rabieta baje de intensidad.


3. No ignores todas las rabietas: Solo las que tienen la función de atención, son las que tienes que ignorar, no las demás. Escucho a muchos padres decir; “Si tu hijo tiene una pataleta tienes que ignorarlo”, por favor, no hagáis este tipo de comentarios, a no ser que estén fundamentados y respaldados por un profesional. Ignoramos solo las conductas que estén mantenidas por atención. Estas situaciones de atención se suelen dar; en momentos de espera, aburridos o sin hacer nada. Por ejemplo: Llaman al timbre, unos amigos han venido de visita, la madre se pone hablar con sus amigos, y tu niña se tira al suelo en el pasillo, llora y da golpes con los pies en el suelo. Esta conducta si la ignoramos, una vez que tu hija vea que nadie les presta atención a esa conducta, dejará de hacerla o bajará la intensidad. Ahora es el momento de acercanos y le damos atención, diciendo; “Ven cariño, ayúdame” o “Vamos a enseñar tu cuento a los amigos”. La finalidad es dar atención cuando no está haciendo la rabieta, así extinguimos la conducta y reforzamos comportamientos adecuados. Las rabietas que no estén mantenidas por atención, no se deberían de ignorar, porque el niño se puede sentir desatendido, al fin y al cabo, una rabieta es una expresión de una emoción, ignorarla completamente es ignorar sus sentimientos, repercutiendo el vínculo de apego entre madre e hijo y puede hacer que se prolongue la rabieta. Por lo tanto, no refuerces el comportamiento negativo, pero muestra empatía estando ahí para ayudarlo cuando se calme.


¿Qué hacer antes de una rabieta? Cinco pasos para prevenir berrinches


1. Anticipación: La anticipación es clave para la prevención. Hablamos de anticipación para referirnos a la capacidad de los padres para predecir posibles situaciones que desencadenen en problemas de conducta. Identificar los factores que inician las conductas inadecuadas, reducirán el estrés de los padres y de sus hijos, creando un entorno más tranquilo y positivo. Situaciones en las que podemos anticiparnos:


Las transiciones. Las transiciones quieren decir cambiar de una actividad divertida a una menos divertida. En momentos dónde salimos o vamos de un sitio a otro o finaliza o cambia una actividad, por ejemplo, estáis en un cumpleaños con tu niño y es momento de ir a casa.


Para hacer que estas transiciones no supongan un problema, tenemos que estar preparados. Como padres conocéis a vuestro hijo, y sabéis en que situaciones suelen dar problemas, con lo cual os va a facilitar a reducir las rabietas.


El procedimiento sería un intercambio de refuerzos, para que la transición sea fluida y el niño entienda que cambiar de una actividad a otra no se una situación horrible. A partir de los 12 meses los bebes, no tienen el mismo nivel de compresión que un niño de 4 años, por lo tanto, hacemos un intercambio de refuerzos para emparejar positivamente las transiciones. Una vez que el niño sea más mayor y tenga mas madurez, podéis ir desvaneciendo este intercambio de refuerzos e ir explicando cuando comienza y acaba una actividad. Dos ejemplos de diferentes edades:



  • A tu bebé de 18 meses le encanta estar en el coche, sabes que sacarlo del coche va a suponer un problema. Entonces vamos a buscar algo que le guste tanto como el coche, por ejemplo, unas llaves. Le damos las llaves, y está las agarrará muy contenta, en este momento la coges para sacarla del coche y le dices “Vámonos de paseo”, en esta situación ella es consciente que ha salido del coche, de manera positiva, y no ha sido una situación terrible para tu bebé o para ti.


  • Transición en niños de 3 años. Es el primer año que vamos a la feria del pueblo, la niña se ha pasado toda la tarde montando en diferentes atracciones, ha estado expuesta a muchos nuevos estímulos; música, canciones, colores, conocer otros niños, nuevas emociones… Ahora es momento de ir a casa y probablemente la niña este cansada, tenga hambre y sueño después de todo el día. Buscar un refuerzo que le guste, seguramente tendrá hambre, podemos darle su snack favorito o comprarle ese globo que os ha estado pidiendo todo el tiempo. Para dar el refuerzo (reforzador), la niña tiene que estar sin pataletas, lo entregamos justo al finalizar la última actividad, y a continuación, os marcháis de la feria hablando del día tan divertido y que ya es hora de ir a casa con nuestro súper globo.



Cambios de rutina. Explicar con antelación los días festivos, cancelación de actividades o eventos, cambio de planes o cualquier cambio inesperado, que se vaya a dar en el día a día. La idea es normalizar los cambios. El motivo de anticiparnos a estos cambios es porque hay muchos niños que tienen más inflexibilidad mental y no toleran bien estos cambios. Anticiparnos también les va a ayudar a comprender, la temporalidad, conceptos más abstractos como ayer, hoy, mañana o pasado mañana. La educación de los hijos requiere de tiempo, paciencia y amor. Aunque a veces parezca complicado, recuerda que estás construyendo los cimientos para su futuro.

Prevención. Esta es bastante fácil, como conoces a tu hijo, cuando tiene hambre, cansado o está aburrido. Ejemplos:



  • Un bebé de 20 meses está jugando con un muñeco, es hora de cambiar el pañal. Hay muchos bebés que no les gusta que le cambien el pañal. En vez de quitarle el muñeco, y cambiarle el pañal, que es una situación desagradable, emparejemos positivamente el momento de cambiar el pañal, dejándole que juegue con el muñeco. También es recomendable hablar y decirle palabras de cariño, para crear un mayor vínculo entre padre e hijo.



Tiempo del baño. Hay niños que les encanta y otros niños, que se oponen. Por ejemplo, un niño de 2 años, tiene pataletas a la hora de ir a la bañera. Primero analicemos por qué no quiere, puede ser por miedo, porque este haciendo algo más divertido o simplemente porque no quiera. Sabiendo esto, antes de decirle que hay que bañarse, preparamos unos juguetes que le gusten mucho, que solo los vamos a usar en la bañera. A continuación le decimos; ¡Cariño! “Vamos a lavar a tus muñecos, ¿me ayudas?”, para ello, nos vamos a meter en la bañera. En caso de ser por miedo, la intervención sería diferente, por lo que conviene consultar con un especialista.


2. Establece rutinas: Las rutinas aportan seguridad, ayudan a tener una estructura diaria, proporcionando un orden y estabilidad, además son beneficiosas para la autorregulación, desarrollando habilidades de predicción y anticipación, reduciendo el estrés, la ansiedad y los comportamientos inadecuados. Del mismo modo fomentan la independencia y la responsabilidad, aprendiendo a realizar actividades o tareas de forma autónoma.


Las rutinas son buenas para desarrollar muchas habilidades, pero también es conveniente romperlas de vez en cuando, para flexibilizar y que se adapten a la vida real, ya que a veces hay imprevistos que no podemos controlar.


3. Define límites claros: Los niños se sienten más seguros y tranquilos cuando tienen límites. El niño tendrá una mayor comprensión de lo que es apropiado y de lo que no lo es, estableciendo claras normas de comportamiento. Métete en la cabeza que no eres mal padre por poner límites a tu hijo. Los límites también enseñan a ser más responsables y aprender las consecuencias de las acciones. Gracias a tener límites, los niños desarrollan la autorregulación emocional, el autocontrol, fortalecen la confianza y refuerzan el vínculo entre padres e hijos. Incluso, los límites nos enseñan sobre el respeto a los demás y a enfrentarse a los desafíos de la vida de forma más saludable.


Cada familiar pondrá sus límites según sus creencias, valores y comunidad donde viva.


4. Cambia el foco de atención: Hay momentos en los que ves que tu hijo va a hacer alguna trastada o algo peligroso, y ya le has dicho en otras ocasiones que no lo haga, pero lo sigue haciendo. Bien, pues cambiar el foco de atención, funciona de maravilla, porque no le das atención a la conducta que está haciendo y estas previniendo una situación incómoda dónde tengas que volverle a decir que no debe hacer lo que está haciendo. Veamos un ejemplo, ves al niño que se está subiendo a la silla y se va a caer porque aún es pequeño. En el momento que lo veas, le llamas y le dices “Mira cariño lo que tiene mamá, ¿me ayudas?” y le enseñas cualquier cosa que tengas a tu alcance o le dices que te ayude a cocinar o cualquier actividad que se te ocurra. No tiene que ser nada elaborado, hazlo sobre la marcha, pero claro que sea llamativo para el niño.


5. Fomenta la comunicación y expresión: Como ya habéis aprendido el cerebro de tu hijo está en pleno desarrollando. Mediante la comunicación y ofreciendo la oportunidad de que tu hijo se exprese, este tendrá una mayor comprensión y por lo tanto, gestionará y regulará mejor sus emociones.

Para que estos consejos funcionen se deben aplicar por todas las personas encargadas de la educación de tu hijo, para que tengan un efecto positivo en tu hijo y en vuestra familia.


La paciencia es la clave para guiar a nuestros hijos en su camino hacia el crecimiento y desarrollo. Recuerda que cada desafío es una oportunidad para enseñarle.


¿Qué hacer durante la rabieta?


1. Mantener la calma: Respira profundo, cuenta hasta 10, cualquier ejercicio que te funcione, pero mantén la compostura. Al fin y al cabo tú eres el adulto.


¡No te frustres y no te dejes llevar por las emociones! ¡Sé práctico y piensa que es lo más adecuado para tu hijo!


¡No te lo tomes personal! Tu hijo no intenta molestarte a propósito, aunque lo parezca.


Manteniendo la calma, tomarás decisiones más racionales y tu hijo se sentirá más seguro.


¡Recuerda! Que tu hijo está pasando por un momento difícil.


2. Sé empático: Ponte en la mente de tu hijo, entiende que es pequeño y aún su cerebro se está desarrollando, con lo cual no sabe gestionar bien las emociones y tiene dificultad para autorregularse. Sé empático, entendiendo que es un fastidio no poder seguir viendo la televisión o seguir jugando en el parque. Hazle ver que entiendes su enfado y así se calmará al sentirse comprendido.


3. Apóyalo: Escucha lo que tiene que decir y valida sus sentimientos, hazle saber que estás ahí para ayudarlo.


4. Ofrece alternativas: si un niño va a entrar en rabieta, en vez de negarle rotundamente sus demandas, espera a que esté más calmado explícale el porque no puede tener lo que quiere y ofrécele otras opciones o alternativas. Habrá niños muy pequeños que aún no entiendan debido a su edad, pero intenta expresarlo como si tú fueses un niño para que así lo entienda.


5. Entorno seguro: Elimina cualquier objeto peligroso que le pueda causar daño. Por ejemplo, si está teniendo un berrinche cerca de la silla, aparta la silla. En el caso que se encuentre cerca de la pared muévelo o si se tira al suelo pon una alfombra debajo de él.


6. Cambia el entorno: En muchas ocasiones surge bastante efecto cambiar o llevarlo de una habitación a otra. A veces entran en bucle y se junta, el hambre, con el cansancio y llamar la atención. Cógelo y te lo llevas al jardín, patio, terraza u otra habitación. Con el simple hecho de cambiar de contexto la rabieta baja.


Hay muchos momentos en los que nuestros hijos nos desafían, estos son los momentos cuando más necesitan nuestro apoyo y guía. Mantén la calma y sé su roca.


¿Qué hacer después de una rabieta?


La enseñanza no es solo trasmitir conocimientos, también se cultivan otras virtudes, como la paciencia, la compasión, el respeto, la honestidad y otros más. Tú eres el mejor modelo para tu hijo.


1. Háblale de forma tranquila: Ya hemos comprobado que estar enfadado y nervioso de nada ayuda al niño.


2. Explícale que los comportamientos disruptivos no son la forma más adecuada de transmitir y expresar sus emociones. Tiene que tener claro los límites, de lo que es correcto hacer y de lo que no es. Es normal, que a veces los niños se frustren, porque desde que nacen le ponemos límites. Para permitirle que ellos también tengan el control, le vamos a dejar que tomen pequeñas decisiones por sí solos, cómo elegir con qué juguetes jugar, qué pintar, qué ropa llevar o qué postre tomar. Estas pequeñas decisiones les aportará autonomía, independencia y desarrollando el pensamiento crítico, además de, la imaginación y creatividad.


3. Refuerza comportamientos adecuados: Las situaciones en las que tu hijo se autorregule y exprese las emociones correctamente o menos enfadado, refuerza esas conductas. Recalcando, lo bien que está manejando la frustración, y diciéndole que bien que se ha calmado. Ahora es el momento de dar un abrazo. Ejemplo de conductas adecuadas: Un compañero le pide un coche a tu hijo, y este se lo deja. Le podemos decir; “Me encanta lo generoso que eres compartiendo los juguetes con tus compañeros”.


4. Promueve la autorregulación: Ayuda a tu hijo a desarrollar habilidades de autorregulación mediante respiración, tomar un descanso, salir de la habitación o cualquier técnica que le pueda ser efectiva. Crea en casa un rincón de la relajación, con almohadas y peluches o música, para que en momentos de enfado vaya allí para autorregularse y tranquilizarse.


5 Enséñale a expresarse: Enseña palabras o frases para que pueda expresar sus sentimientos y emociones. Anímale a hablar y buscar soluciones juntos.

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