Juan Marín es el jefe de Ciudadanos en Andalucía, hombre en el que su líder Albert Rivera tiene depositada toda su confianza; Marín, al igual que el militante y parlamentario de C’s, Luis Salvador (Granada) son hombres muy cercanos al PSOE-A de Susana Díaz, tan cercanos que formaron, no hace demasiado tiempo, cuerpo y alma con el socialismo andaluz.
En estos días la Alcaldía de Granada, tras una presunta investigación o imputación del que fuese su alcalde, miembro del PP, ha pasado por arte de magia a poder del PSOE con el apoyo de Ciudadanos, Izquierda Unida y Podemos a través de una moción de censura, tras asestar C´s una puñalada política al partido que apoyó, PP, tras las elecciones municipales.
En la actualidad corren tiempos de vendetta de los “naranjitos” contra sus primos hermanos los “gaviotas”; no se sabe muy bien la causa a no ser que todo sea debido a la proximidad de las nuevas elecciones en la que desean, unos y otros, marcar territorios de identidad, aunque hoy, esa identidad pasa por silenciar los casos de corrupción del PSOE-A y airear las alcantarillas del PP; de una forma u otra todo está permitido por desbancar al otro de una parcela de poder y realizar un cordón sanitario no sea que los populares de Mariano Rajoy contaminen a los hombres y mujeres del limpio e inmaculado Albert y, por extensión, al parlamentario andaluz Juan Marín, hombre en el que descansa el poder “naranja” en este territorio.
Escribo lo anterior, porque entre ese despertar y dormir para volver a dormir y despertar, he creído escuchar al tal Juan, no confundir con el de Cartajima, en plan perdonavidas, aconsejar a los ediles del Partido Popular de Málaga que, por ahora, no tienen que preocuparse del apoyo que el ciudadano Juan Cassans, de C´s, otorga a Francisco de la Torre, alcalde de “esta ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia” pues se está cumpliendo, con algún que otro problema, razonablemente bien el pacto de gobernabilidad.
Ese “por ahora” al que alude el tal Juan, concejal que fue de Sanlúcar de Barrameda con un partido independiente que dio la alcaldía al PSOE, es como una amenaza velada, una especie de hacha que espera, al filo del instante, oportuno o inoportuno, caer sobre la cabeza del alcalde malagueño.
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