En definitiva, NUESTRAS VERDADES-NUESTRAS MENTIRAS.
Unos las llaman extremos otros REALIDADES para una sana CONVIVENCIA.
Otros, muchos otros, las conocen como herramientas de progreso personal o de grupos dentro del GRUPO PRINCIPAL.
En definitiva, la única y CERTERA realidad es un pueblo que, como la historia de siempre nos describe, se presta al juego por su necesidad imperiosa de mantener una familia. El pueblo, el “paganini” de todos los enfrentamientos interesados de los poderes fácticos; lo de menos es la construcción de un progreso común y de un país.
Negarse a hablar entre representantes del pueblo, es la “idiosincrasia” del idólatra y la papilla rastrera de los que le siguen de forma pegajosa.
Hoy no estamos en los años 20-30 y 40. Hoy, el mundo se debate entre el desarrollo y crecimiento humanístico o los nacionalismos “estancos” indiferentes al la realidad de un “mundo universal”.
Contemplar las hambrunas, las fuerzas paramilitares, los “CÁLTEL” de la droga, la pobreza generalizada (muchas veces disimulada) en las sociedades avanzadas, las “INFANCIAS” con futuros inciertos por culpa de la seguridad de los PODERES ACTUALES... Contemplar todo eso y callarnos es PARTICIPAR EN LA PELÍCULA COMO FIGURANTES.
Alguien de los que tienen posibilidad de hablar debería pararse y comenzar a LEVANTAR LA VOZ. Este mundo es de todos y todos debemos participar de una forma u otra en sus desarrollo.
Los PARTIDOS, convertidos en familias interesadas, parte del sistema de reparto tradicional, no representan a nadie sino a si mismos y a sus adláteres (si obedecen).
IGLESIA, POLÍTICA y ECONOMÍA tienen nombre y apellido, igual que PÁRROCO, ALCALDE Y TERRATENIENTE...
Nada cambia, si el pueblo sólo se lamenta en vez de LEVANTARSE y, pacíficamente, LUCHAR.
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