La excesiva tranquilidad es un señuelo para el cual no estamos preparados, ni las circunstancias permitirán nunca su arraigo duradero. Los cambios son incesantes y los desconocimientos inmensos. Ante esa tesitura movidita, como nunca controlamos la totalidad de los factores involucrados, nos incordian, inclementes, las INSATISFACCIONES, sean cualesquiera las veredas transitadas. En los primeros análisis se bosquejan dos tendencias asumidas con gran frecuencia y poco resolutivas. Es contraproducente el intento de adherirse a consolidaciones permanentes, el de fijar en exceso las posiciones. Tampoco sugiere mejores resultados la tendencia opuesta, la de centrar los objetivos en la huida novedosa sin otras consideraciones.
Recurrimos habitualmente al quejoso sonsonete referido al fallo subyacente entre el cúmulo de adelantos, porque algo no parece ir del todo bien, sea cuestión de procedimientos viciados o mal conocimiento de los recursos y sus propiedades. Precisamente, cuando abundan las técnicas para recabar informaciones, se penetra en los mecanismos de los circuitos cerebrales y los horizontes permanecen abiertos, retadores, hacia un sinfín de posibilidades insospechadas. Entre tantas, surge la principal, la de orientar con acierto las averiguaciones para detectar cual ha sido ese DESCUIDO desalentador; sus secuelas desbaratan los mejores logros, dejan el rescoldo de penalidades y desencuentros.
Una de las iniciativas para superar semejantes desfases, se basa en la disposición dinámica para afrontar los saberes. El lenguaje utilizado modifica las mismas percepciones, las edades y circunstancias corporales son determinantes, con el inevitable marco social, sus sectores y evoluciones. Ya no se trata de un estamento codificado de conocimientos, ni de unas normas fijadas de antemano, ni de una férrea disciplina individual. Entramos en una experiencia personal novedosa, emergente, asociando ese conjunto. Configura el modelo denominado ENACTIVO, de indudable componente subjetivo, lanzado al encuentro de los condicionantes estructurales, del mundo, de la sociedad y de las restantes subjetividades.
Como ocurre en tantos otros asuntos, en esta cacareada espontaneidad, no todo es tan sencillo como aparenta, ni tan sincero tampoco; queda por ver donde asienta al final la mencionada subjetividad. Sí, es sugerente esa autonomía inicial del funcionamiento implicada en la evolución global; aunque nunca cabrá considerarla como un ente aislado. Servidos por la proliferación de medios tecnológicos, se requiere la oportuna organización de las diferentes enacciones y comienza el PROCESAMIENTO de cualquiera de las perspectivas o acontecimientos surgidos desde los diferentes impulsos emergentes. Destacan las muchas maneras de registrar los fenómenos y a continuación la interpretación de dichas anotaciones.
El citado proceso exige una metódica que complica las cosas de una manera lógica, por el número de datos y las múltiples facetas implicadas, no todas accesibles. La envergadura de estas operaciones y de su gestión adquiere un rango excluyente, sólo una exigua minoría dispone de las cualidades imprescindibles para estar al frente; al final, ese grupo encumbrado es el condicionante decisivo. La gente corriente permanece un tanto alejada de las motivaciones prioritarias, desconociendo la mayor parte de los entresijos. Asistimos a una transformación progresiva de aquellas actitudes individuales emergentes asumidas por la organización con la consiguiente OCULTACIÓN de sus maquinaciones; el protagonismo se reduce a un grupo de personas e intereses. La enacción sacada hoy a colación avanza por cualquier derrotero. Su observación nos refleja comportamientos peculiares según las actitudes adoptadas por los individuos, conflictos y querencias; sean políticos, costumbristas, legales, educativos o de otras actividades. Con ayuda de las excelentes programaciones informáticas se van perfilando prototipos, por frecuencia, consumos, preferencias; con menos intensidad se analiza la utilización de esos perfiles o sus fines. También se produce en estos asuntos un deslizamiento sibilino, de la extracción de perfiles se pasa a la programación de PROTOCOLOS, progresivamente imperativos, sino obligatorios. Cambian el sentido de la espontaneidad subjetiva al de sumisión sin los debates justificativos.
Aquellos inicios saludables de iniciativas y participaciones se introdujeron en núcleos operativos complejos, de grandes exigencias técnicas de alcances ilimitados. La multiplicidad de factores confluyentes y sus conexiones, se instalaron en una auténtica caja negra, cuyos tecnicismos le confieren autonomía en determinadas fases del proceso. La utopía libertaria se fue transformando en una focalización INSTRUMENTAL en toda regla, en ella se concentran las pretendidas ventajas de los procedimientos empleados; se habla menos de su aprovechamiento posterior. Queda hecha añicos la presunta neutralidad del engranaje al silenciar los nombres e intereses implicados en su organización. Se le dio la vuelta al protagonismo.
La autoría de dichos entramados con el trasvase de protagonismos, utiliza diligentemente los medios de comunicación para su provecho y encandilar a la gente hacia otras atenciones; su poderío económico no sólo lo permite, impulsa una espiral ambiciosa e implacable. A base de frases, imágenes y programaciones distractoras, diseñan con esmero la configuración de ambientes equívocos. Desde esa trama bulliciosa generan una serie de ENUNCIADOS con aires institucionales de superioridad, como surgidos de una elaboración insuperable; los respaldan con un sinfín de estratagemas ladinas. Sin la transparencia, ni la franqueza del diálogo, menos aún con la consideración personal, se convierten en meras manipulaciones.
En este panorama, el sujeto colocado ante su propia vida, percibe un fraude comunitario de gran calibre; se siente seriamente perjudicado y solitario frente a las numerosas influencias emergentes; no pocas veces, abrumados hasta extremos insostenibles. Las coordenadas sociales le colocan ante una disyuntiva cruel y perniciosa; en solitario es incapaz de comprender todo el proceso, pero la colectividad empeora las perspectivas de conocerlo. Ciertas e indudables ventajas son meros señuelos; acaban inutilizando su proyecto personal de vida. Se ve sometido a una UBICACIÓN incierta, los engaños proliferan en lugares y actividades, las frustraciones le acogotan y queda recluido en la caverna, sometido a las luces ajenas.
El riesgo es compañero permanente, tanto en las actuaciones como en las omisiones, aprovechan resquicios impensables para ponerse de manifiesto. Frente a la instrumentalización, las posturas acérrimas en su contra se arriesgan con creces, pero también quienes se involucran de lleno en esas organizaciones. Con todo, el PELIGRO principal asienta en la anulación de la persona, en su sometimiento din fundamento.
Aunque se trate de un enfrentamiento muy desigual, al ente individual insustituible no le queda otra opción, apelar al buen DISCERNIMIENTO, para encontrar su posición adecuada. Centrado en la rebeldía y la crítica tiene las de perder frente a los enormes monstruos. La clave reside en el refuerzo de su núcleo personal, para controlar sus propias andanzas con tiento, bien orientados en su rango comunitario.
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