El 1 de septiembre estrenamos un nuevo otoño meteorológico que desearíamos, al menos yo, que ayudara a sosegar las mentes atribuladas spor las noticias con las que los medios de comunicación nos han “acribillado” materialmente durante este cálido verano, con su pertinaz y agresiva reiteración en algunos temas escabrosos.
Aprovecho para hacer una llamada a los principales grupos mediáticos de nuestro país, para que contribuyan también a apaciguar a una sociedad que está atravesando un preocupante riesgo de un mayor empobrecimiento y de una creciente desestabilización política y social. Según Gianfranco Bedettetini, que fué catedrático de Teoría y técnica de comunicaciones sociales en la Universidad Católica de Milán, “el entorno de la comunicación pública es sin duda una media “elite”: un ámbito en el que siempre son unos pocos los que eligen qué es lo que se ofrece y llega a muchísima gente”
No es mi propósito señalar a los medios como responsables del enrarecido ambiente que hoy se respira en España. Es evidente que este “sofocante clima” se debe al malestar que producen los enfrentamientos entre los principales dirigentes políticos, las dificultades económicas por las que atraviesan miles de familias españolas o la persecución ideológica a las que se nos quiere someter desde la izquierda progresista. Pero sí creo que el llamado “cuarto poder” tiene una relevante responsabilidad en contribuir a que cuando las aguas bajan turbias, no solo deben descubrir las causas de su suciedad y denunciarlas, sino también cooperar para convertirlas en limpias y transparentes.
Que en la cabecera de radios y televisiones, durante este mes de agosto, hayan primado las noticias relacionadas con el estrafalario “affaire” Rubiales u otras de contenido más morboso, han contribuido a oscurecer desgraciadamente los éxitos de la propia selección mundial de fútbol femenino o los del atletismo español en los campeonatos del Mundial de Budapest, celebrados del 19 al 27 de agosto. Toda esta cortina de escándalos ha dejado en muy mal lugar a la España real que se enorgullece de que sus mujeres y hombres destaquen por su exitosa participación en actividades deportivas nacionales o internacionales. Se trata pues, de que las “élites” de la comunicación elijan sensata y responsablemente sus ofertas especialmente en el período estival, para actuar más como aliadas del ciudadano en su merecido descanso que como un motivo más de enervamiento y desazón.
Sería interesante que en relación con algunos acontecimientos que hemos vivido este verano, algunos medios de comunicación reflexionaran sobre si no están traspasando su utilización como un canal adecuado de información y opinión, para convertirse en creadores de una realidad al servicio de intereses ideológicos o exclusivamente “comerciales”. Lo que no deja de ser un cambio de función arriesgado y preocupante…
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