La actividad del ganado rumiante genera metano, uno de los gases cuyas emisiones producen el calentamiento de la atmósfera. La FAO ha puesto su lupa sobre la medición de estas emisiones, así como las generadas por los arrozales, y las posibles estrategias de mitigación. Imagen: Mark Stebnicki / Pexels-FAO
ROMA – La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha colocado bajo examen a las emisiones de gas metano (CH4) asociadas a la ganadería de rumiantes, y también del arroz, debido a su participación en la crisis climática al contribuir al calentamiento de la atmósfera.
En la Conferencia Mundial sobre Transformación Ganadera Sostenible, que se inició en esta ciudad, la organización presentó el estudio “Emisiones de metano en los sistemas ganaderos y arroceros. Fuentes, cuantificación, mitigación y métricas”, orientado a promover la mitigación de esas emisiones.
María Helena Semedo, directora adjunta de la FAO, dijo que el informe reforzará los esfuerzos de todos los países y partes interesadas “hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes, bajos en emisiones y sostenibles”.
El informe, con aportes de 54 científicos y expertos internacionales, examina tanto las fuentes como los sumideros de gas metano, describe cómo se pueden medir las emisiones, muestra estrategias de mitigación, y evalúa métricas que se pueden utilizar para medir tanto emisiones como su mitigación en el sistema climático.
El metano representa alrededor de 20 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y es más de 25 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) para atrapar el calor en la atmósfera, recuerda el estudio.
Las emisiones de metano procedentes de actividades antropogénicas contribuyen con alrededor de 0,5 grados Celsius al calentamiento global observado, lo que hace que su reducción sea un camino importante para lograr el Acuerdo de París.
Mediante ese acuerdo de 2015, la casi totalidad de las naciones se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, de modo que la temperatura global no aumente a finales de siglo más de dos grados centígrados sobre la media de la era preindustrial (1850-1900) y no más de 1,5 grados antes de 2050.
En 2021 más de 150 países asumieron el Compromiso Global de Metano, no vinculante, para reducir en 2030 las emisiones de CH4 en 30 % con respecto a los niveles de 2020, lo que mermaría en al menos 0,2 grados Celsius el aumento de la temperatura global promedio para 2050.
Además de los sistemas agroalimentarios, otras actividades humanas que generan emisiones de metano incluyen los vertederos de desechos, los sistemas de petróleo y gas natural, las minas de carbón y otros.
Alrededor de 32 % de las emisiones antropogénicas globales de metano resultan de procesos microbianos que ocurren durante la fermentación entérica del ganado rumiante y los sistemas de manejo del estiércol, mientras que otro ocho por ciento proviene de los arrozales.
La población mundial de rumiantes aumentó casi el doble entre 1960 y 2017, mientras que la de no rumiantes aumentó más de cuatro veces.
Se prevé que ambos crezcan aún más, y se prevé que la demanda mundial de productos animales aumente hasta 70 % para 2050, lo que exacerbaría las emisiones de metano y gases de efecto invernadero de los sistemas ganaderos.
Dada la necesidad de mitigar ese impacto, el estudio señala que una de las cuestiones más complicadas con el metano es cómo se miden sus emisiones e inventarios, factor crítico para determinar las mejores vías de mitigación.
Se han desarrollado métodos precisos, que a menudo implican colocar animales en cámaras de respiración, pero son costosos, requieren mucha mano de obra y son difíciles de aplicar a los animales que pastan.
Se ha implementado un uso sofisticado de drones y satélites, pero este enfoque implica mucho modelado y la investigación se está quedando atrás en la validación de estos métodos, señala la publicación de la FAO.
Además, las emisiones entéricas de metano pueden variar sustancialmente entre animales de la misma especie, lo que abre un papel para la selección genética y la innovación dietética en la alimentación del ganado.
Otro factor clave es cómo los suelos locales sirven como sumideros de metano. El estudio indica que los suelos de los bosques de tierras altas son los más eficientes en esto, especialmente en los biomas templados, con tasas de almacenamiento cuatro veces mayores que las de las tierras de cultivo.
También encuentra que las tierras de pastoreo secas tienen una tasa de absorción notablemente mayor que las tierras de pastoreo húmedas.
Sobre la mitigación de las emisiones, el informe analiza las estrategias disponibles para los sistemas de producción de pastoreo parcial y confinado, y para los de producción que son extensivos y totalmente de pastoreo.
La evaluación se hace en términos de su impacto en la reducción de la producción o emisiones de metano por unidad de producto animal, más la interacción con otros gases de efecto invernadero y aspectos de seguridad, económicos y regulatorios, y cuestiones sociales de las que depende una implementación exitosa.
Se realiza un análisis similar para los sistemas de producción de arroz, con énfasis en reforzar la aceptación en todos los niveles de la cadena de suministro para que la carga no recaiga solo en el productor primario.
La FAO ha presentado iniciativas como el nuevo informe y la conferencia sobre transformación ganadera como aporte para que los Estados miembros puedan desarrollar sistemas ganaderos bajos en emisiones y resilientes al clima, impulsando en última instancia el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
A-E/HM - Fuente: IPS
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