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Opinión
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El primer sentimiento que aparece en el duelo suele ser la tristeza

Influencias del duelo en el organismo

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El duelo es sanador pero tiene sus etapas. Y eso afecta a los sentimientos, en primer lugar a las sensaciones físicas, a las cogniciones, y a las conductas. En cuanto a los sentimientos, un primer sentimiento que aparece en el duelo suele ser la tristeza, por ejemplo hay quien dice “durante el funeral me he venido abajo”. El llanto es importante, impedir que este sentimiento se exprese produce a veces una especie de duelo problemático, se complica el duelo cuando no se expresa con aquello de que “los hombres no lloran”, o quien desarrolla una actividad frenética para olvidar el tener que pensar en el duelo. Es decir que esa tristeza nos permite sanar y recordar a la persona perdida, pues es buena es buena terapia.


Otro sentimiento es la ira: hay quien se enfada porque se murió de cáncer el cónyuge, cuando no se esperaba, y se rebela el que sobrevive contra esto; o la frustración por no poder haber hecho nada para evitar la muerte. Cuando hemos perdido el ser querido puede haber una experiencia regresiva de enfado que es algo parecido a cuando uno ha perdido a sus padres en un momento de cuando era pequeño y se enfada con ellos incluso pegándoles que es un modo de decirles “no me vuelvas a dejar solo”. Es un poco la sensación que puede provocar esa ansiedad que se desemboca en ira.


La culpa y el remordimiento también pueden venir, pensar “podía haber evitado esto” o cualquier otra cosa, como “si no le hubiera dicho que fuera a tal sitio no habría tenido el accidente…”


La ansiedad y el pánico, como pensar: “no podré sobrevivir sin él”. Tener también el miedo de morir, que decía C. W. Louis en Una pena en observación, este escritor inglés hablaba de que tenía sequedad en la boca y muchos síntomas del miedo sin que viera él que era miedo a morirse, pero algo parecido le pasaba.


El sentimiento de soledad, es como si el mundo hubiera desaparecido, y la persona se hubiera quedado totalmente sola; puede ir unido a la fatiga; puede provocar también apatía, u otras formas de expresar esta fatiga, o una visión autolimitativa como es sentir el desamparo, decía una persona que tenía miedo de perder la cabeza. Y también la fatiga puede dar indiferencia.


El shock, se ve por ejemplo en la película Noches de tormenta (2008), que ella al recibir una llamada de la muerte de quien amaba, se queda en shock durante mucho tiempo.


La añoranza, que es el recordarle. En algún caso, incluso la emancipación, pues una chica que estaba liberada de la tiranía del padre se quedó con que, además de sufrir el duelo, tenía este sentimiento de liberación, se permitía sentir una emancipación de la tiranía.


El alivio de que ha dejado de sufrir, aunque puede ir unido al sentimiento de culpa, por ejemplo en la película Mar adentro que hay una colaboración en el suicidio, al igual que en la Serie La señora cuando también se ayuda a uno para que se libere del dolor y pueda morir. Sentimiento de culpa que se genera ligado a este alivio.


La insensibilidad también puede darse, y no es malo sino como un sentimiento protector que bloquea la sensibilidad, algo así como la tristeza que bloquea la actividad mientras uno no está aún reponiéndose.


Ese en cuanto se refiere a los sentimientos, pasamos a otros aspectos como son las sensaciones físicas: es el vacío en el estómago, el sentido de opresión en el pecho y la garganta. Cuando hay una pérdida aparece con frecuencia la hipersensibilidad, por ejemplo al ruido. Luego, la despersonalización: cuando uno se siente como un zombi o se encuentra sin que las calles o el mundo le digan nada. También puede sufrirse sentir la falta de aire y el aliento. También la debilidad muscular y el sentido de cansancio, de estar como débil; la falta de energía, no hay ganas para hacer nada. También la sequedad en la boca.


Las deformaciones en el sistema cognitivo pueden ser: la incredulidad, pensar que aquello no es posible, uno no se cree que aquello ha pasado de verdad. También el sentido de confusión, que lleva a preguntar varias veces lo mismo porque uno no se entera, está confusa su mente. El sentido de preocupación puede llevar a rumiar de una manera obsesiva, lo que llamamos un bucle en que uno no sale de un sistema repetitivo donde cada vez se vuelve más obsesivo y cada vez aquella negatividad va dando más pesimismo al modo de pensar pues uno se va configurando negativamente.


Otras veces hay una sensación de presencia de que se siente (el hijo, el cónyuge…) observado por la persona que les ha dejado. Y eso puede llevar a otro aspecto que son las alucinaciones, que a veces no es una cuestión psicológica sino que puede ser hasta metafísica: recuerdo varias veces que una persona me ha dicho que se le aparecía la persona querida, al pie de la cama por ejemplo, no solo con visiones sino también oyéndole que le dice cosas es decir que puede haber ahí una mezcla con espiritualidad o misticismo, terreno muy complejo que pertenece tanto a la neurología como las creencias.


También el sentido de depresión puede llevar a decir “no puedo vivir”, “la vida no tiene sentido”, “no volveré a enamorarme”, “el sentido de amor no existe para mí”, etc.


Por último, veamos las conductas, que pueden quedar también transformadas, por ejemplo el sueño y la respiración, hay trastornos de la alimentación, puede haber una conducta distraída, un retraimiento que puede hacer que la gente no le interese ni siquiera invitaciones para salir o incluso una falta de interés y que no se vea la televisión porque uno está como retraído sin que nada le importe. O un sentido de soñar despierto y estar ensimismado; o soñar con el fallecido, estar como recordándole continuamente. O al revés, evitar recordarlo. Puede haber personas que le hablen, pensando que la persona difunta está allí, y el buscarlo y llamarlo responde a esa creencia.


El suspirar es una cosa que descansa y va bien para la salud. Hay personas que se dejan llevar por la hiperactividad por la agitación, es decir que en lugar de estar como pensando en el difunto se dejan llevar por una actividad frenética, y esto puede retrasar el duelo.


También puede haber agitación. Hay una conducta que es muy normal, la de llorar que además de liberar toxinas y favorecer la homeostasis tiene una especie de producción de sustancias que fomentan alivio de estrés emocional.


Hay personas que se dedican a visitar lugares determinados, no solo cementerios sino en otros lugares, o llevar objetos de la persona que ha fallecido; y también pueden atesorar objetos. Aunque también hay personas que hacen lo contrario: que quitan enseguida todos los objetos que tienen relación con el difunto y esto puede ser una especie de evitar el duelo que puede alargarse, crear un duelo más conflictivo.


Todo ello pertenece a una conducta normal, no todo esto puede desembocar lo que llamamos la depresión, pero pueden haber puntos en común. Ya decía Freud en su libro Duelo y melancolía que en el duelo el mundo aparece pobre y vacío, es decir que falta la estima por el mundo ante la pérdida del ser querido; en cambio, en la depresión es la persona la que se siente pobre y vacía, es decir que es el auto infringirse una falta de autoestima. Lógicamente hay aspectos en común, como son las alteraciones del sueño, la pérdida de apetito, la tristeza… que aparecen en esos momentos de duelo y coinciden con la depresión pero el punto central sería este: que no se pierden en el duelo la autoestima personal, y que estos síntomas que aparecen también en la depresión como son el insomnio incluso la anorexia o la pérdida de peso pueden ser pasajeros como parte de un proceso normal de duelo por una pérdida.


Hemos visto con esto los cuatro aspectos de influencia en el organismo sobre una pérdida de un ser querido: los sentimientos, las sensaciones físicas, las cogniciones y el sistema conductual.

Influencias del duelo en el organismo

El primer sentimiento que aparece en el duelo suele ser la tristeza
Llucià Pou Sabaté
miércoles, 18 de octubre de 2023, 10:32 h (CET)

El duelo es sanador pero tiene sus etapas. Y eso afecta a los sentimientos, en primer lugar a las sensaciones físicas, a las cogniciones, y a las conductas. En cuanto a los sentimientos, un primer sentimiento que aparece en el duelo suele ser la tristeza, por ejemplo hay quien dice “durante el funeral me he venido abajo”. El llanto es importante, impedir que este sentimiento se exprese produce a veces una especie de duelo problemático, se complica el duelo cuando no se expresa con aquello de que “los hombres no lloran”, o quien desarrolla una actividad frenética para olvidar el tener que pensar en el duelo. Es decir que esa tristeza nos permite sanar y recordar a la persona perdida, pues es buena es buena terapia.


Otro sentimiento es la ira: hay quien se enfada porque se murió de cáncer el cónyuge, cuando no se esperaba, y se rebela el que sobrevive contra esto; o la frustración por no poder haber hecho nada para evitar la muerte. Cuando hemos perdido el ser querido puede haber una experiencia regresiva de enfado que es algo parecido a cuando uno ha perdido a sus padres en un momento de cuando era pequeño y se enfada con ellos incluso pegándoles que es un modo de decirles “no me vuelvas a dejar solo”. Es un poco la sensación que puede provocar esa ansiedad que se desemboca en ira.


La culpa y el remordimiento también pueden venir, pensar “podía haber evitado esto” o cualquier otra cosa, como “si no le hubiera dicho que fuera a tal sitio no habría tenido el accidente…”


La ansiedad y el pánico, como pensar: “no podré sobrevivir sin él”. Tener también el miedo de morir, que decía C. W. Louis en Una pena en observación, este escritor inglés hablaba de que tenía sequedad en la boca y muchos síntomas del miedo sin que viera él que era miedo a morirse, pero algo parecido le pasaba.


El sentimiento de soledad, es como si el mundo hubiera desaparecido, y la persona se hubiera quedado totalmente sola; puede ir unido a la fatiga; puede provocar también apatía, u otras formas de expresar esta fatiga, o una visión autolimitativa como es sentir el desamparo, decía una persona que tenía miedo de perder la cabeza. Y también la fatiga puede dar indiferencia.


El shock, se ve por ejemplo en la película Noches de tormenta (2008), que ella al recibir una llamada de la muerte de quien amaba, se queda en shock durante mucho tiempo.


La añoranza, que es el recordarle. En algún caso, incluso la emancipación, pues una chica que estaba liberada de la tiranía del padre se quedó con que, además de sufrir el duelo, tenía este sentimiento de liberación, se permitía sentir una emancipación de la tiranía.


El alivio de que ha dejado de sufrir, aunque puede ir unido al sentimiento de culpa, por ejemplo en la película Mar adentro que hay una colaboración en el suicidio, al igual que en la Serie La señora cuando también se ayuda a uno para que se libere del dolor y pueda morir. Sentimiento de culpa que se genera ligado a este alivio.


La insensibilidad también puede darse, y no es malo sino como un sentimiento protector que bloquea la sensibilidad, algo así como la tristeza que bloquea la actividad mientras uno no está aún reponiéndose.


Ese en cuanto se refiere a los sentimientos, pasamos a otros aspectos como son las sensaciones físicas: es el vacío en el estómago, el sentido de opresión en el pecho y la garganta. Cuando hay una pérdida aparece con frecuencia la hipersensibilidad, por ejemplo al ruido. Luego, la despersonalización: cuando uno se siente como un zombi o se encuentra sin que las calles o el mundo le digan nada. También puede sufrirse sentir la falta de aire y el aliento. También la debilidad muscular y el sentido de cansancio, de estar como débil; la falta de energía, no hay ganas para hacer nada. También la sequedad en la boca.


Las deformaciones en el sistema cognitivo pueden ser: la incredulidad, pensar que aquello no es posible, uno no se cree que aquello ha pasado de verdad. También el sentido de confusión, que lleva a preguntar varias veces lo mismo porque uno no se entera, está confusa su mente. El sentido de preocupación puede llevar a rumiar de una manera obsesiva, lo que llamamos un bucle en que uno no sale de un sistema repetitivo donde cada vez se vuelve más obsesivo y cada vez aquella negatividad va dando más pesimismo al modo de pensar pues uno se va configurando negativamente.


Otras veces hay una sensación de presencia de que se siente (el hijo, el cónyuge…) observado por la persona que les ha dejado. Y eso puede llevar a otro aspecto que son las alucinaciones, que a veces no es una cuestión psicológica sino que puede ser hasta metafísica: recuerdo varias veces que una persona me ha dicho que se le aparecía la persona querida, al pie de la cama por ejemplo, no solo con visiones sino también oyéndole que le dice cosas es decir que puede haber ahí una mezcla con espiritualidad o misticismo, terreno muy complejo que pertenece tanto a la neurología como las creencias.


También el sentido de depresión puede llevar a decir “no puedo vivir”, “la vida no tiene sentido”, “no volveré a enamorarme”, “el sentido de amor no existe para mí”, etc.


Por último, veamos las conductas, que pueden quedar también transformadas, por ejemplo el sueño y la respiración, hay trastornos de la alimentación, puede haber una conducta distraída, un retraimiento que puede hacer que la gente no le interese ni siquiera invitaciones para salir o incluso una falta de interés y que no se vea la televisión porque uno está como retraído sin que nada le importe. O un sentido de soñar despierto y estar ensimismado; o soñar con el fallecido, estar como recordándole continuamente. O al revés, evitar recordarlo. Puede haber personas que le hablen, pensando que la persona difunta está allí, y el buscarlo y llamarlo responde a esa creencia.


El suspirar es una cosa que descansa y va bien para la salud. Hay personas que se dejan llevar por la hiperactividad por la agitación, es decir que en lugar de estar como pensando en el difunto se dejan llevar por una actividad frenética, y esto puede retrasar el duelo.


También puede haber agitación. Hay una conducta que es muy normal, la de llorar que además de liberar toxinas y favorecer la homeostasis tiene una especie de producción de sustancias que fomentan alivio de estrés emocional.


Hay personas que se dedican a visitar lugares determinados, no solo cementerios sino en otros lugares, o llevar objetos de la persona que ha fallecido; y también pueden atesorar objetos. Aunque también hay personas que hacen lo contrario: que quitan enseguida todos los objetos que tienen relación con el difunto y esto puede ser una especie de evitar el duelo que puede alargarse, crear un duelo más conflictivo.


Todo ello pertenece a una conducta normal, no todo esto puede desembocar lo que llamamos la depresión, pero pueden haber puntos en común. Ya decía Freud en su libro Duelo y melancolía que en el duelo el mundo aparece pobre y vacío, es decir que falta la estima por el mundo ante la pérdida del ser querido; en cambio, en la depresión es la persona la que se siente pobre y vacía, es decir que es el auto infringirse una falta de autoestima. Lógicamente hay aspectos en común, como son las alteraciones del sueño, la pérdida de apetito, la tristeza… que aparecen en esos momentos de duelo y coinciden con la depresión pero el punto central sería este: que no se pierden en el duelo la autoestima personal, y que estos síntomas que aparecen también en la depresión como son el insomnio incluso la anorexia o la pérdida de peso pueden ser pasajeros como parte de un proceso normal de duelo por una pérdida.


Hemos visto con esto los cuatro aspectos de influencia en el organismo sobre una pérdida de un ser querido: los sentimientos, las sensaciones físicas, las cogniciones y el sistema conductual.

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