“Creo que la digitalización y su capacidad de difundir conceptos de forma gratuita, universal e instantánea está degradando la capacidad de nuestro debate intelectual y, por lo tanto nuestro progreso”, (Gal Deckerman, ensayista).
En el siglo XVI bien seguro que la posibilidad de leer un libro estaba limitada a una ínfima parte de la población. Con la aparición de la imprenta y la publicación de los escritos del monje Martin Lutero que divulgaban las enseñanzas bíblicas aportaron luz espiritual en la población despertándola de la beatería en que la habían sumida las enseñanzas católicas que giraban alrededor de supuestos milagros de santos y de vírgenes y de otras fábulas y de doctrinas anti bíblicas. Con la traducción al alemán de la Biblia que hizo Lutero y el abaratamiento de los costes de edición, la población tenía a su alcance la posibilidad de adquirir un ejemplar de las Sagradas Escritura en un idioma que entendía, lo cual dio pie al debate religioso. La Biblia se tradujo en las distintas lenguas europeas y con ella la difusión de los comentarios bíblicos. Gracias a ello el pasotismo religioso dio paso al activismo generalizado.
Nos encontramos en la era digital. Las ideas se transmiten a velocidad vertiginosa. Antes de que hayamos asimilado una, las redes sociales ponen otra sobre la mesa. La excesiva información sin digerir nos deja en el infantilismo. En el siglo XVI con Lutero y los otros reformadores que iban apareciendo por toda Europa no fue necesario que las autoridades hiciesen planes para fomentar la lectura. Lo que impulsó a la población con escasos recursos económicos a comprar la Biblia y los comentarios de los reformadores fue el hambre y la sed que su alma sentía por la Palabra de Dios que libera de la esclavitud satánica. “Si el Hijo os libera seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 36). La lectura pausada de la Biblia además de liberar de la opresión satánica desmiente la idea de que “la religión es el opio del pueblo”. Certifica que la difusión y asimilación de las enseñanzas bíblicas condujo a la instauración de las democracias occidentales.
Se valora mucho la educación como medio de liberar a la sociedad de las pesadas cargas que son la violencia machista, la corrupción política, el incivismo, la injusticia de la justicia y tantos otros inconvenientes que genera el hombre. Descubrimos que el sistema educativo con los millones de euros que se invierten en él es incapaz de eliminar la infinidad de males que producimos. La causa del fracaso de la educación en hacer que la sociedad sea más justa se debe a que ignora que el ser humano es una dicotomía: Cuerpo y alma/espíritu. Debido a la incredulidad se margina a Dios y el resultado de dicha supresión en que se guarda el alma/espíritu en el fondo de un cajón en donde se muere de asco. Mientras no se recupere el concepto que el ser humano es cuerpo y alma/espíritu que es lo que le hace semejante al Hijo de Dios encarnado, no se encontrará solución a la infinidad de problemas políticos y sociales que convierten la existencia en un infierno.
Los médicos, especialmente los nutricionistas, nos avisan del peligro que representa para la salud consumir excesivamente alimentos basura fabricados por la industria alimentaria. Aconsejan consumir productos de proximidad, de Km. 0. Del campo a la mesa. Se persigue mimar al cuerpo para evitar la presencia de dolencias.
Debido a la proliferación de las llamadas enfermedades mentales una infinidad de falsas religiones/terapias invaden el mercado esperando hacer el agosto vendiendo sus productos. Como el resultado no es satisfactorio se produce un flujo constante de personas que las abandonan porque el resultado de los tratamientos no son satisfactorios. Dan paso a otras que esperan encontrar en ellas remedio a los trastornos mentales que son fruto de la impotencia que sus espíritus/almas encuentren la paz que provocan los inconvenientes de la existencia.
Intentaré introducirme en el corazón del problema. Según la Biblia el hombre es dual. En la educación se olvida que los alumnos además de ser cuerpo son alma/espíritu, lo cual hace que la educación cojee y no de los frutos que se espera de ella. Hay un texto que para mí es clave para entender la dicotomía humana: “Porque la manera de pensar de la carne es muerte”. Generalmente cuando mencionamos “carne” nos referimos al conjunto de músculos del cuerpo. En este texto “carne” no se refiere al cuerpo, sino a la condición de la persona caída en pecado, que es muerte espiritual, no vivificada por el Espíritu Santo que se recibe por la fe en el Nombre de Jesús. Es decir la existencia sin tener en cuenta al Salvador. “La manera de pensar de la carne es enemistad contra Dios”. Es fácil adivinar que la mayoría de las personas no muestran amistad con Dios a pesar que puedan ser muy religiosas. “No se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden”. La condición carnal del ser humano le impide ser amigo de Dios. “Si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia” (Romanos 8: 6-10). La vida eterna que Cristo da a quienes creen en Él. La muerte física es universal, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). Las obras de quienes son carnales son. “Adulterios…enemistades…pleitos, iras contiendas, disensiones…” (Gálatas 5: 19-21). El fruto del Espíritu Santo es: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”. (Gálatas 5: 22, 23). La incredulidad impide que en la sociedad florezca la justicia.
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