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Aunque en teoría de dios nada se puede decir porque es inefable, de dios se ha dicho todo. ¿A qué dios nos referimos en concreto? A todos en general y a ninguno en particular, ya que todos son creaciones del ser humano basadas en la fe, que no admite prueba alguna de su existencia material.
“Más allá de cómo se reaccione o se deje de hacerlo, en todas las circunstancias, los expertos están de acuerdo en la necesidad de conseguir una buena dosis de paciencia para no sucumbir en los arranques de ira o de rabia que pueden provocar estas situaciones. Hasta aquí nada que objetar, salvo que no es tan fácil adquirir esta paciencia. ¿Cómo se consigue ser paciente?” (Jordi Jarque).
Se acerca la Semana Santa y la cruz cristiana se hace protagonista absoluta de las calles. Llevamos más de 2.000 años con la cruz a cuestas. La cruz de lo irracional, del fundamentalismo y de las mentiras teológicas. El poder omnímodo, esotérico y exotérico, del cristianismo en sus diferentes versiones o sectas o herejías sigue dominando la enseñanza y los negocios turbios, al tiempo que difunde su moral mentalmente castrante como la única ética verdadera o auténtica.
En muchas tradiciones espirituales y filosóficas, el ego no es algo negativo en sí mismo, pero puede convertirse en una trampa cuando se apodera de nuestra forma de interpretar el mundo. El ego, entendido como una construcción mental que se identifica con lo que poseemos, lo que hacemos y cómo queremos ser vistos, nos lleva a imponer un orden artificial a lo que nos rodea.
El sin sentido en el ser humano lo ilustra una anécdota en la vida de Thomas Henry Huxley, discípulo destacado de Darwin. Huxley tenía prisa en coger el tren que le llevaría a la ciudad en la que tenía que dar una conferencia divulgadora de la filosofía evolucionista. En la recepción del hotel en que pernoctó dio al recepcionista el encargo que avisara a un taxista, tenía prisa, era urgente.
El control de la enfermedad y los miedos del futuro son una falta de sabiduría, pues nos dice Jesús que estamos en manos de Dios, que el mañana está en manos de Dios, que procuremos vivir solo el presente. La historia de Cande, Luisma y su hija Rochi es un testimonio de esta confianza.
Quienes se autodenominan “influencers”, sean periodistas, filósofos o simples ciudadanos, hace mucho tiempo que nos advierten que la democracia está en peligro de extinción. Si la democracia no es social, ¿para qué sirve? Democracia significa gobierno del pueblo y se ha estructurado de manera que en fechas determinadas los ciudadanos depositan el voto en las urnas.
Los cristianos hemos entrado de lleno en uno de los tiempos más intensos e íntimos entre los que se divide el año litúrgico: la Cuaresma, que desde el miércoles de ceniza y durante un periodo de cuarenta días que transcurren hasta el Jueves Santo, es todo una rememoración de los cuarenta días y cuarenta noches que Jesús se fue al desierto a ayunar y orar y en los que sufrió las tentaciones de Satanás, como las que a lo largo de nuestra vida sufrimos los seres humanos.
Las grandes evoluciones del mundo siempre han sido provocadas y preparadas por intereses económicos... en caso de conflictos las armas hicieron el resto. La sociedad, los pueblos, las personas, los individuos siempre han sido meras piezas utilizadas para el puzle de la economía.
A marchas forzadas nos estamos convirtiendo en una sociedad drogadicta como consecuencia de las soluciones médicas y farmacológicas a problemas sociales. Ante la más mínima dificultad que se nos presenta, a consecuencia de vivir en este mundo, automáticamente nos autodiagnosticamos: 'Estoy estresado'.
La vida es breve, pero bella e intensa. No por casualidad el Creador de la humanidad inició su creación iluminándola mediante la luz, para que el firmamento se apreciara ser cielo, donde el día se separara de la noche, la tierra del agua, y estas fueran revestidas de estrellas relucientes.
El transhumanismo, un movimiento filosófico y científico que busca superar las limitaciones humanas mediante la tecnología, plantea cuestiones profundas sobre el destino del ser humano. Este ideal se centra en el uso de avances como la inteligencia artificial, la modificación genética y la nanotecnología para combatir enfermedades, prolongar la vida y, en última instancia, alcanzar una especie de inmortalidad.
Blaise Pascal, físico y filósofo francés del siglo XVII, escribe: “Todos los problemas de la humanidad provienen de la incapacidad del hombre de sentarse tranquilamente solo en una habitación”. ¿Qué hará una persona encerrada sola en una habitación? Se sumergirá en sus pensamientos erróneos porque no sabe pensar correctamente y se dejará llevar por las ilusiones de su propia bondad y de la perversidad del resto de los mortales.
En una sociedad dominada por el materialismo y la hiperconectividad, el ser humano corre el riesgo de perderse en la superficialidad de lo inmediato, olvidando su propio centro, su interioridad. Es urgente, entonces, recuperar la capacidad de volver sobre uno mismo, de mirar hacia adentro, de encontrarse con la verdad más profunda que nos habita.
En un amplio cuarto de la casa vecina de su mamá Bernarda en León, enfrente donde vivió su infancia bajo el cuido, mimos y cariños de la que lo crio como si fuera su madre, yacía Rubén Darío acostado muy grave, después que tenía un poco más de un mes de haber regresado a su patria,
Entrevistado por Lluís Alegret en una Contra de La vanguardia, Vicente Garrido, catedrático de Educación y Criminología, aporta un rayo de luz a la sicopatía. Define al sicópata: “Una configuración de personalidad caracterizada por el egocentrismo y narcicismo exagerado, una gran capacidad para la mentira y una incapacidad para percibir sentimientos morales”.
Ramon Camats comenta 'Alicia en el país de las maravillas', de Lewis Carroll. Transcribe una conversación entre Alicia y un gato. Alicia le pregunta al felino: “¿Hacia dónde puedo dirigirme desde aquí?” El gato le responde: “Esto depende de dónde quieras ir”. Alicia le contesta: “Ah, esto me da lo mismo” el gato le manifiesta: “Entonces da lo mismo hacia dónde quieras ir”.
¿Nos hemos parado a pensar porque el ser humano se comporta de la manera como lo hace? Porque partimos de una premisa falsa. La falta de fe en Dios el Creador nos ha convertido en evolucionistas. Creemos que somos el resultado de una célula aparecida por azar que ha ido evolucionando hasta convertirnos en lo que somos: animales racionales, pero animales al fin y al cabo.
Estos días celebramos la venida de la Luz al mundo. En el Evangelio de Mateo (Mt 9,27-31), encontramos un pasaje profundamente conmovedor: dos ciegos siguen a Jesús, clamando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Esta súplica es el grito del hombre que reconoce su necesidad y se dirige con esperanza al único que puede darle luz.
La Navidad es un recuerdo..., el que todos tenemos cuando cumplimos años. La Navidad, para los cristianos, es un recuerdo y un compromiso con la verdad. Dios, hecho hombre, nos envía un mensaje de convivencia... convivencia con el universo, con la tierra, con el hombre... se llama fe, esperanza y caridad.
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