Esa otra faceta que apenas aparece en los telediarios y que manifiesta el sentido solidario innato en todos los seres humanos. Aunque a veces parece olvidado. Aunque a veces nos da vergüenza compartirlo con los demás por considerarlo trasnochado. Me he preocupado de buscar la etimología de la palabra policía. Procede del griego y entre otros significados recoge el de “relación de los ciudadanos con el estado”. Es decir: nexo de unión entre el pueblo y el poder. Cuidado y acompañamiento. Desde siempre, no podemos negarlo, la policía ha tenido “mala prensa”. Ha prevalecido un infundado carácter “represor” sobre el de pacificador; la superioridad del “poli malo” sobre el “poli bueno” de las películas. Nada más lejos de la realidad. En los momentos difíciles dan la talla. Tan solo tenemos que recordar su trabajo durante la pandemia. Pero no solo se quedan ahí. Y aquí surge mi buena noticia de hoy. Hace unos cinco años se constituyo en Málaga una ONG bajo el título de “Policía amigo”. Una idea de un policía local que pronto tuvo una gran acogida entre sus compañeros. Al mismo tiempo se fueron incorporando un montón de profesionales de todo tipo, que se sumaron a la idea de ayudar a los niños. Su primer proyecto se centró en la atención a los niños africanos de Burkina Faso, con un proyecto denominado “mochilas solidarias”. Con el que continúan en la actualidad. No conforme con esto, permanecen totalmente atentos a las dificultades que van surgiendo en otros lugares y actúan de inmediato. Así han realizado expediciones a Ucrania y a Marruecos, adonde han viajado en dos ocasiones en los últimos días, para prestar su ayuda a los pueblos de la montaña danificados por el devastador terremoto del pasado mes. Voluntarios que agotan sus vacaciones y permisos para dedicarlos a ayudar a aquellas personas que sufren el abandono y, a veces la indiferencia del resto del mundo. Su única recompensa es la sonrisa de agradecimiento de aquellos que reciben su ayuda. Niños que cuentan con una mochila llena de material escolar o familias enteras a las que se les suministran mantas, tiendas de campaña o ropa de abrigo. Una vez más me ha emocionado el encontrarme con gente tan extraordinaria. Me enorgullece poder darles presencia ante una sociedad que demanda la participación de muchos seres extraordinarios como lo son estos policías amigos.
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