En la legislatura anterior, Pedro Sánchez estuvo ninguneando a los independentistas cada dos por tres. No cumplió casi nada de cuanto habían acordado con ellos y tuvo retenida la famosa mesa de negociación todo el tiempo que le apeteció. Pues ahora va a pasar lo mismo, acabarán firmando el apoyo a la investidura, caerán en la trampa tanto Puigdemont como Aragonés, pero el felón de Moncloa sabrá escabullirse sin cumplir. No puedo entender cómo no conocen los catalanes pro-indepes al «doctor cum fraude». Hasta Díaz Ayuso le tiene cogido el tranquillo desde hace tiempo: «solo con mirarle a la cara sé si miente o tiene intención de hacerlo; miente casi tanto o más que habla». Bien es verdad que ahora, tras la fama de mentiroso y los intentos de los desinformadores comprados para blanquear las mentiras, las llaman cambios de opinión. ¿Se puede ser más hipócritas y fantasmas? Menos mal que España ha despertado, aunque le ha costado.
A este paso, Carlos Puigdemont va a pedir que llegue la amnistía hasta los ejecutores de la Inquisición o hasta los responsables de las guerras médicas y púnicas. No hay más que esperar, aunque ha empezado a tener sus dudas porque sabe que, tras las presuntas amenazas de Pedro Sánchez a Felipe VI si no firma la amnistía, en caso de que llegue a presentársela, las cosas se han puesto peor. Parece ser, y siempre en palabras de terceros, que el Rey ha dejado claro a su círculo más próximo que no dudará en afrontar con plena responsabilidad una crisis institucional en toda regla antes que consentir que se derrumbe la Constitución. Por mucho que la propia Carta Magna hable de indultos, y tengamos cerca la injusticia de cuantos se concedieron a los golpistas, nunca entenderé que se tramitaran como de interés general y porque se los consideraba facilitadores de la convivencia en Cataluña. Nada de eso se ha visto, como hemos podido comprobar.
Lo cierto es que se concedieron por interés particular del felón para que pudiera seguir en Moncloa. ¿Pruebas? El exministro, Juan Carlos Campos Moreno, magistrado hoy en el Constitucional y escritor, los redactó con los dedos tapándose las narices. No me extrañaría que actuara igual en el TC junto con el presidente Conde-Pumpido (hoy “Conde-Pamplinas” para algunos de sus compañeros) y otros miembros de oscuro pelaje en la siniestra más sectaria, vendida, prebendada y atrabiliaria.
Duelen a muchos españoles las últimas y presuntas palabras de desprecio del felón y plagiador, Pedro Sánchez, contra la ínclita princesa Leonor: algo así como que Leonor no es reina para esta Constitución, cuestión que encabritó a la reina-madre, Letizia Ortiz. Igualmente le han malhumorado las palabras de la «niña de la curva» de Podemos, en el sentido de que la izquierda comunista hará todo lo posible para que Leonor no sea reina. Más vale que se preocupen de la ruinosa situación que tienen en casade la ultraizquierda más comunista y despreciable, así como de salirse de SUMAR PLUS cuanto antes, bien es verdad que ya están fagocitados y les costará volver a ser una formación unida, aunque perrofláutica, sin seriedad ni rigor. Insisto, jamás entenderé qué es lo que llevó al Rey a firmar aquellos indultos tan manchados de corrupción, latrocinio y sangre. No quiero un Rey mansurrón, por mucho que diga la Carta Magna que debe firmar cuanto le presente el Gobierno. Sea como fuere el caso es que España ya ha despertado.
No tengo dudas respecto a que el Rey debe negarse a firmar la amnistía. Parece que él y su gabinete jurídico lo tienen muy claro. La UE no va a permitir amnistiar a un traidor huido de la Justicia tras cometer terrorismo al pasarse la Constitución por el «arco del triunfo». Al felón Sánchez le costará sudor y lágrimas llegar a la investidura; máxime si Mohamed VI pone pie en pared, como lo han hecho cientos de jueces en España, apoyados por la Corte Europea; incluso algunos han construido un muro de difícil derribo: léase el ínclito y admirado vallisoletano, Manuel García Castellón, magistrado de la Audiencia Nacional, riguroso y trabajador; algo así como la antítesis del fiscal general del Estado, muy dado a decir «Diego», hoy y «Digo», mañana, según sople el aire y bufe el felón.
Mientras en la calle Ferraz se cuece una brutal protesta contra la amnistía, convertida por grupúsculos de extrema izquierda en una batalla campal –que continuará hasta el próximo domingo como mínimo—el citado magistrado de la Audiencia Nacional ha puesto patas arriba las negociaciones entre la mafia socialista y los atrabiliarios independentistas tras acusar de terrorismo (lo hizo y debe pagarlo) al expresidente Puigdemont y a la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira. Todo ello consta en el sumario del Tsunami Democrático…y más sorpresas que acabarán por sacar de la política a más de uno.
Y no digamos si habla o suelta documentación contra Pedro Sánchez el MOSSAD israelí, tal y como lo anunció hace unos días. Pero esto toca otro día.
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