Una vez más las instituciones malagueñas se han acordado de los Asperones. Una vez más se ha procedido a un estudio de sus características y se ha llegado a las mismas conclusiones de siempre: necesitan una solución inmediata. Los Asperones nacieron en el año 1987 como un “apaño” provisional de los problemas de todo tipo, que se suscitaban en diversos asentamientos de Málaga. Uno de ellos, al que recuerdo especialmente, estaba en un corralón de calle Martínez Maldonado, donde un grupo de personas, encabezadas por mis grandes amigos y maestros Antonio Checa y Juan Cintas, creamos una cooperativa de chatarreros bajo el nombre de “Cooperativa de la Virgen del Cobre”. Duró hasta que TVE realizó un reportaje sobre la misma. Los cooperativistas volvieron a sus “chapuzas” habituales. No estaban acostumbrados a la disciplina y el horario. “El Rosendo”, “El Tuto” y “el Biencomío”, junto a todos sus familiares,se fueron a los Asperones. Y allí están. Su manera de entender la vida no daba para más. Son un ejemplo de la generación que se incardinó allí. Los Asperones es un auténtico gueto. Hasta geográficamente. Está rodeado del vertedero municipal, el cementerio, la perrera, la cochera del Metro (al que no tienen acceso) y la ciudad de los Niños. Solo una estrecha carretera y un autobús les une a la civilización y al centro de salud del Cónsul, que comparten con los de mi barrio. Entrar allí no es complicado. Salir para ellos es casi imposible. La falta de medios económicos y de viviendas a su disposición lo impide. El ambiente cultural y asociativo para los mayores es casi inexistente. Los jóvenes y los niños van evolucionando poco a poco, gracias a los esfuerzos de los maestros y trabajadores sociales del centro educativo con el que cuentan. No es necesario que les cuente más detalles. La buena noticia de hoy es que aun tienen esperanza. Una vez más Caritas, siempre Caritas, sigue teniéndoles muy en cuenta por medio de sus denuncias a través de la Fundación FOESSA. En este caso con la ayuda de la Universidad de Málaga que ha realizado una investigación sobre las condiciones de vida de sus vecinos. “Mirando juntos para ver más allá”. Esta buena noticia se completaría mucho más, si no solo nos quedáramos con la manifestación del problema. Que todos conocíamos ya. Sino con la puesta en marcha de soluciones, que pasan por la integración de sus habitantes en viviendas dignas e integradas en los distintos barrios de nuestra ciudad. En un momento del informe se recoge esta terrible frase con la que se autodefinen sus vecinos: “cementerio de vivos”. Tengo la esperanza de que algún día pasemos de los dichos a los hechos y de los informes a las realizaciones. Que se dejen de “tomar medidas” y que “hagan el oportuno traje”.
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