Sin lugar a dudas, España ha vivido en los últimos años un crecimiento permanente de su ecosistema startup, emprendedor e inversor. La permeabilidad de las estructuras económicas más tradicionales y de las instituciones a la necesaria apertura de sus estrategias hacía la innovación ofrecida por el tejido startup ha supuesto así, un importante crecimiento en las inversiones en este campo. Elemento que junto a la aparición de inversores activos o la clusterización de los territorios en sus apuestas de valor ha supuesto el posicionamiento de nuestro país en la escena mundial. Y todo ello, frente al permanente escenario de pugna por la atracción y retención del talento en el que nos encontramos. Ese, que nos sitúa ante un mundo global y de permanentes cambios y transformaciones como consecuencia de una revolución tecnológica, científica y de la sostenibilidad exponencial y constante.
Pero es aquí, y aún cuando la apuesta público – privada ha significado un antes y un después a partir del año 2018 en España, tanto en incrementos de las partidas destinadas a la inversión en capital riesgo en el ecosistema, como con la promulgación de la Ley de Startups – Aun cuando la misma podría haber tenido mayor su ampliación y alcance en su desarrollo – o con la apuesta decidida en el marco de los fondos europeos del Next Generation a la dinamización del tejido emprendedor, la transformación digital o el desarrollo de aceleradoras de startups , donde tenemos que analizar los retos que tenemos como país por delante. Máxime cuando existen aspectos importantes de mejora en donde tenemos que incidir para potenciar nuestro ecosistema y posicionarlo aún en una posición óptima en la escena global. Y todo ello, desde una necesaria visión transversal de lo que supone construir un modelo de país emprendedor, innovador y abierto al posicionamiento de su tejido startup como punta de lanza de la creatividad.
De esta forma, se presentan como fundamentales abordar cambios significativos en el ámbito educativo, incorporando de manera transversal en los módulos de formación temprana, institutos de educación secundaria y centros de formación profesional modelos de capacitación e impulso emprendedor para identificar a aquellas personas con capacidades de liderazgo emprendedor y con vocación innovadora que pudieran desarrollar un impacto positivo en el tejido social y económico del país. Y junto a ello, la necesaria reforma en el ámbito fiscal y tributario que facilite la retención y la atracción del talento startup y emprendedor, con modelos de exención de pagos de impuestos en los primeros compases de actividad empresarial, la bonificación impositiva para quienes tengan la capacidad de generar valor al territorio, riqueza y empleo o la flexibilidad y compensación tributaria para quienes decidan implementar sus proyectos de emprendimiento y startups en nuestro país. Dos líneas, que se unen a otras, como la necesaria reafirmación en la conectividad de los agentes de los ecosistemas emprendedores, inversores, investigadores e innovadores en la estrategia de país o el diagnóstico permanente de las necesidades de España frente a su posicionamiento como nación emprendedora y startup.
Hoy, se presentan como fundamentales acciones que posibiliten el fortalecimiento de nuestro tejido emprendedor y la escalabilidad de las capacidades que el mismo presenta tanto en el presente como en el futuro. Pero para ello, se muestran necesariaslas tomas de decisión orientadas a intervenir en varios aspectos. En primer lugar, la conexión con la inversión internacionales aquí donde el desarrollo y escalabilidad de los proyectos startups y emprendedores en nuestro país tendrán mayores posibilidades de implementación. Máxime cuando la capacidad inversora privada en fases elevadas en nuestro país se muestra escasa y cuando esa misma carestía se puede ver de igual forma en las fases presemilla. En segundo lugar, la conectividad con los centros de innovación y talento, capaces de generar tanto alianzas entre agentes del ecosistema de manera supranacional como las de favorecer la movilidad entre estos y nuestro país, abriendo las puertas a todos aquellos proyectos de impacto y puesta en valor de nuestro tejido productivo, tecnológico e innovador. En tercer lugar, la necesaria apuesta para posibilitar que los procesos de I+D+I que surgen en los centros de innovación y universidades a través de las Spin Off tengan impacto y desarrollo posterior en su estructuración como modelos empresariales de éxito y generadores de riqueza. Y por último, pero no menos importante, la apertura permanente, dinámica y real del tejido de nuestras Pymes a la innovación y a su conexión con el tejido startup, conectando las necesidades de transformación de las empresas y el talento de los emprendedores y emprendedoras que hoy ofrecen propuestas de alto valor.
En definitiva, España, presenta oportunidades y retos, ámbitos en los que la necesaria colaboración público – privada nos orientará hacía el éxito. El futuro no esta escrito, y en nuestras capacidades y decesiones acertadas está la mejor de las estrategias.
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