Cuando el mundo funcionaba “como debía ser”, se consideraban épocas de rebajas a aquellos días en los que terminaban las distintas temporadas de la moda, especialmente ropa y calzados. Con la bajada de precios se permitía el dar salida a las prendas sobrantes. Hoy en día se aprovecha cualquier oportunidad para estimular a los incautos compradores. Para estrujar sus exhaustos bolsillos a fin de comprar lo que sea. Como es “barato” hay que adquirirlo. La mayoría de los fabricantes y los comerciantes buscan incrementar sus ventas rebajando los márgenes comerciales. Otros, más avisados, hacen su agosto a base de cambiar etiquetas, comprar artículos “distintos” para las rebajas y dar gato por liebre. Comprendo la urgencia por vender. Para ello se crean necesidades inexistentes en los compradores y estímulos como el “compre hoy y pague cuando pueda”. Lo que no entiendo es el porqué se rebajan los colchones y las lavadoras alegando el dichoso black friday, fecha que se corresponde con que nos encontramos en el primer viernes después del día de acción de gracias estadounidense. Que no se que porras nos importa a nosotros. Ea, pues ya tenemos dos fechas para cabrearme, el “jaloguín” de las narices y el “blekfridei” de yanquilandia. Hale. Todo quisque a comprar como si se acabara el mundo. Va a ser un viernes negro porque nos va a dejar a todos tiesos. Yo voy a ver si han rebajado las zambombas y los mantecados. La Navidad ya está aquí. Y eso sí que es una imperiosa necesidad.
|