Carles Sala, nació en La Bisbal d’Empordà en el seno de una família de ceramistas, una saga de la que forma parte desde que sus antepasados empezaron a trabajar el fango. Es la quinta generación de esta família que hacía ollas y cazuelas, él iba por el mismo camino aunque su forma de ver la arcillla que llegaba a sus manos, a medida que pasaba el tiempo, tenía otras formas, otros colores, otros olores, todo era bien distinto de lo qué hacían sus antepasados, su família.
Sala, sabía que haber nacido en esta família, le marcaba su futuro. Un futuro que él, a medida que fué avanzando, lo hizo a su manera, creando tendencia, innovando y haciéndose a sí mismo.
Ha expuesto en varios museos esparcidos por el mundo, a destacar Estados Unidos, Francia, Japón. El 80% de sus piezas están en museos fuera de España, sus compradores le son tan fieles que les cuesta ceder una pieza para hacer una exposición, el mundo del gran conocedor del mundo del arte, también en cerámica, funciona así.
Ahora, en su tierra natal, en su pueblo natal, en el museo de la localidad en la que nació, «Terracotta Museu de La Bisbal d’Empordà», exponen la vida de los antepasados de Sala hasta llegar al desarrollo artística de este ampurdanés.
La exposición se llama «Carles Sala: D’Oller a artista de la ceràmica». Allí se puede seguir la tradición familiar y la innovación y evolución del trabajo realizado por Sala. En la extensa exposición se pueden ver los hornos antiguos que utilizaba la família, ollas, cazuelas, y también algunas de las piezas que en su día creó Sala con el pintor Cuixart.
En esta entrevista habla claro, siempre tiene mucho que contar, publicamos un pequeño aperitivo de lo que nos explicó. Pronto, muy pronto, seguro que habrá más sorpresas. Lean.
Autor de la imagen: Jean Roig
Su bisabuelo, Francesc Salas, en el año 1883 tenía una alfarería en Breda, dejaron esta localidad y se trasladaron a La Bisbal de l’Empordà, ¿sabe por qué? En aquellos años en Breda había recesión económica y decidieron venir a La Bisbal donde se hacía cerámica, el establecerse aquí fue por motivos económicos.
En La Bisbal había una producción poco habitual debido a la escasez de arcilla refractaria en el territorio. Este tipo de arcilla es especial y solo sirve para hacer ollas y cazuelas, no sirve para la fabricación de azulejos, por lo que aquí, principalmente, se trabajaba cerámica de construcción, esto fué un aliciente para que mi familia se viniera a vivir aquí.
Autor de la imagen: Jean Roig
¿Nació entre arcillas? Nací entre ollas y cazuelas. Nací en medio del fango.
¿Desde pequeño decidió que iba a desarrollar su vida profesional en el mundo de la cerámica? En aquella época la tradición era seguir el oficio familiar. Ahora las cosas han cambiado, yo veía que mi vida profesional iba a consistir en hacer ollas y cazuelas porque era el oficio de mi familia.
¿Estudió para poder tener otras salidas profesionales? Siempre fuí un niño inquieto, me gustaba mucho dibujar, estuve matriculado en la Escuela de Dibujo de La Bisbal, pero cuando trabajaba en el mundo de la cerámica ya hacía cosas que no eran del gusto de mi familia, ellos hacían platos decorados con flores, y yo, en lugar de decorarlos, les ponía flores hechas a mano y también incluí una gama de colores propios que en casa nunca utilizaron. Todo esto hizo que mi abuelo me dijera que perdía el tiempo haciendo tonterías en lugar de hacer cacerolas, los descubrimientos no se vendían, los creaba para mí, eran mis experimentos y eso no gustaba a la familia.
A principios de los años 60 comienza a trabajar en el negocio familiar haciendo ollas, cazuelas y demás, y a mediados de los setenta deja de hacer ollas para dedicarse a la cerámica artística. Corté totalmente con la tradición, desde muy joven empecé a viajar a Francia, allí me dí cuenta que en aquel país se vivía de manera diferente a la de aquí. En una de las primeras excursiones que hicimos íbamos chicos y chicas, y a la hora de bañarnos en plena naturaleza los responsables colocaron una barrera de cañas para que en un lado se bañaran las chicas y en el otro lo hicieran los chicos, en cambio los franceses se bañaban todos juntos, eso me chocó mucho, y en aquel momento empecé a pensar que en Francia había una forma distinta de vivir a la que yo había conocido.
Pero la cerámica artística la desarrolla en su casa de La Bisbal. Si, en casa no tuve problemas, tenía los medios, tenía los elementos para hacerlo, pero, claro, la familia estaba ahí.
El momento en el que usted rompe le da una nueva vida al mundo de la cerámica, ¿cómo va evolucionando? Mi padre tenía un amigo en el pueblo que vendía cerámica artística y le preguntó si podía hacer alguna cosa por mí y por el trabajo que yo hacía, esta persona le pidió algunas de mis obras para ver si las podía vender en su taller/tienda y así empezó todo. Mis piezas tuvieron mucho éxito y se vendían todas, siempre pedían más, llegado a este punto vi mi oportunidad de expandir mi experiencia por cuenta propia.
¿En sus numerosos viajes dónde ha aprendido más su técnica de ceramista? Donde más conocí la cerámica de gres que se iba desarrollando por Europa fué en Francia, cada año acudía a unas exposiciones que tenían lugar en en el Parque de Versalles, donde se reunían todos los ceramistas que en aquellos momentos vendían en Europa. Allí vi un tipo de cerámica que en La Bisbal no se hacía, e intenté adaptar mi cerámica a los modelos europeos, aquello supuso un gran éxito para mí, hacía piezas en mi taller, fuera del contexto tradicional de la cerámica bisbalenca, creaba unas piezas de alta resistencia con gres, luego una cazuelas barnizadas con teflón que esto era totalmente impensable hacerlo en aquellos años, aquello me abrió una gran ventana al exterior y me ayudó a adquirir una serie de elementos para trabajar este tipo de cerámica. Después visité Finlandia, es un gran país conocedor del mundo de la cerámica, me dieron toda clase de facilidades para que trabajara a fondo su porcelana. El punto más álgido para completar toda mi paleta de colores fué poder viajar a Japón, allí aprendí todo un mundo de técnicas varias, colores, tipos de arcillas, fue mi gran momento y el que me catapultó en el mundo del arte de la cerámica.
¿Cómo consiguió entrar en el mundo de la cerámica japonesa cuando la cultura de Japón no tiene nada que ver con la nuestra? Tuve la gran suerte de conocer en Barcelona, a una chica japonesa, una gran grabadora y pintora, Naoko Nakamoto, le comenté que me interesaba mucho viajar a Japón para conocer a los grandes maestros japoneses del mundo del arte, ella no tenía dinero para viajar aunque le apetecía mucho ir a su país para visitar a su familia, y llegamos a un acuerdo, yo pagué el viaje y ella me hizo de intérprete y me abrió las puertas de Japón, fué una fórmula fantástica para poder conocer a estos grandes maestros a través de la familia de Naoko.
¿Cuántas veces ha viajado a Japón? Dos veces, en el primer viaje uno de los grandes maestros Thosioko Kouse, el maestro más experto mundialmente, me recibió en su casa, los japoneses son muy sutiles, éste me dijo: “Hazme una pieza con porcelana”, me lo puso muy difícil porque la porcelana hay que trabajarla mucho en el torno y no siempre sale como se desea, le hice un plato del siglo XIV catalán típico de La Bisbal, quedó encantado y entonces él creó un plato de su estilo, y me pidió perdón al decirme: “Tú formas parte de la quinta generación familiar que hace cerámica y yo formo parte sólo de una tercera generación familiar y por lo tanto me tienes que disculpar”, conocí su taller, su manera de trabajar y me abrió las puertas de su casa donde pudimos hablar amplia y largamente, me enseñó piezas de su colección, me dió direcciones de otros maestros japoneses del momento y también me ofreció olores, colores y fórmulas. En su casa había una bola terráquea, y preguntó: “¿dónde está La Bisbal?”, le dije, más o menos, de dónde venía, fue divertido, conocí a su mujer y me hicieron firmar en el libro de visitas, este señor recibía a quién realmente quería, ni a Jefes de Estado atendía, era una cosa muy rara, él, por lo que pude ver, recibía a aquellas personas que estaban directamente involucradas en su mundo y con una tradición a sus espaldas, a los japoneses les gusta la historia, su cultura está basada en eso. Su mujer estaba contenta de que les hubiese visitado y me explicó que mi apellido era un poco como el suyo, pensé se llaman Thosioko Kouse y me explicó que ella era Misha y yo de segundo apellido soy Mitjà y allí estaba la similitud con ellos, eso fué apoteósico y muy divertido, después aprendí más técnicas, más colores, cosas fantásticas. También con el señor Nakamoto, el padre de la Naoko, visitamos a otros maestros.
Autor de la imagen: Jordi Geli
En su trabajo como ceramista ha sido un rompedor y un precursor, primero como ollero y después como artista, pero cuando comenzó sus experiencias artísticas en la cerámica en su casa no lo entendían, ¿la gente de La Bisbal le entendió en sus comienzos? Existía un poco de reparo, se preguntaban ¿qué hace éste?, cuando innovas una cosa es complicado, vas en vanguardia y eso comporta un cierto rechazo, con el paso del tiempo las cosas se ponen en su sitio. Pude ir tirando adelante y aprender y crear piezas realmente complicadas, porque dentro de lo que hacía había una parte que dedicaba al estudio y aún, hoy en día, hago cosas que es difícil que otros las puedan hacer.
¿Quienes entendieron más su trabajo? Los franceses, así de claro, cuando vieron mis trabajos muchos de ellos venían a casa a comprarlos, me dieron toda clase de facilidades y oportunidades, no sólo eso, sino que me promocionan internacionalmente, gracias a ellos llegué a todos los países de Europa y de América. Los franceses, en cuestión de cultura, están muy avanzados y comprendieron que hacía un trabajo fuera de lo normal, una cosa cultural, por la que me apoyaron y me proyectaron a través del mundo.
¿Cuándo y cómo conoció al pintor Modest Cuixart? Conocí a Modest antes de llegar a crear cerámica artística, le encontré en alguna comida en las que nos reunimos con amigos comunes que me lo presentaron en Palafrugell, desde el primer momento tuvimos mucha sintonía, Modest, al saber que yo hacía cerámica, me propuso hacer una colaboración, a mí no me extrañó porque a los pintores siempre les ha atraído el mundo de la cerámica.
¿Colaborar fué difícil para los dos? Cuando él me lo planteó le dije que sería complicado, Modest me trajo un jarrón, que aún conservo, estaba pintado al óleo, le dije que no lo podía hacer porque no estaba preparado para trabajar con cerámica aquel jarrón que me dejó como muestra. Cuando regresé de Japón le llamé para decirle ahora sí podemos empezar a colaborar juntos porque tengo más conocimientos, ahora tengo una paleta de colores que le he puesto por nombre “paleta Cuixart”, podía pintar piezas de cerámica como si las pintara al óleo que cuando pasaban por el horno quedaban igual como las había pintado Modest. Me trajo una pieza con la que hice una serie de pruebas, después de eso quedó contento al ver que podríamos empezar a crear juntos. Y esta es la historia. No fué fácil, estamos hablando de hace 30 años, hoy vas a una tienda de colores para cerámica y posiblemente podrás hacer todas esas cosas porque ya te lo dan todo hecho, mezclas colores, texturas, etc, en aquel momento lo tenía que hacer yo, porque en aquellos años no existían estos productos en las tiendas especializadas.
Autor de la imagen: Jordi Geli
¿En la actualidad en la cerámica se puede seguir experimentando y avanzar con nuevas técnicas y más colores y tendencias? Claro que sí, las posibilidades son inmensas, mi sistema de trabajo era que un 60/70 por ciento de lo que ganaba iba destinado a la investigación, no sé si actualmente los ceramistas lo hacen así, ya estoy retirado pero tengo un dossier donde están anotados todos mis avances, los experimentos, los resultados con sus piezas, todo está plasmado.
¿Son públicas estas anotaciones de las que habla y sus resultados? No sólo están anotados sino que también está documentado quién tiene y adónde han ido mis piezas, el 80% están fuera de España, en países y museos de otros países, pero yo las tengo todas controladas y anotadas. Todo está documentado.
Me ha dicho que ya está retirado, ¿se acuerda del último trabajo que realizó? La última pieza que hice fué para entregársela a Àngel Casas con motivo del homenaje que se le dió, hice una lámpara con porcelana de huesos, dentro había una luz y se iluminaba como si fuera el escenario del programa “Àngel Casas Show”, este ha sido mi último trabajo.
¿Esta pieza que hizo para Àngel Casas fué un experimento? Es una pieza muy curiosa porque poner una bombilla dentro de una mole de porcelana transparente no fué nada fácil de crear, fue una experiencia que hice en aquel momento.
Àngel Casas murió el pasado año, ¿qué relación tenía con este periodista? Aparte de ser un gran profesional, estuvo una temporada en mi casa, por cuestiones que no vienen al caso, le tenía un gran respeto por el trabajo que hacía, tan difícil, tan entregado, y además teníamos una relación humana muy interesante.
Usted es una persona muy privada y por su casa han pasado personas muy conocidas de las que nunca ha hablado, ¿por qué ha sido tan reservado? La vida privada e íntima me la guardo para mí, no tengo por qué explicar que tal persona ha estado aquí, con todas estas personas ha habido miles de anécdotas que serían aptas para escribir un libro, por mi casa han pasado artistas, políticos, profesionales de todo tipo, muchos han sido y son grandes personajes de la vida social, pero esto es algo mío, íntimo, que no me interesa explicarlo.
¿Fue una buena experiencia? Fantástica, de todos he aprendido mucho, aprendí a tener paciencia, cosa de la que carecía, conocí el orden, siempre fuí muy desordenado y aún lo soy y después aprendí un sistema de vida que a mi me ha ido muy bien durante estos años, en definitiva, he aprendido mucho de mis experiencias con los otros.
Me ha hablado de un libro, ¿lo tiene ya escrito? Este libro comenzó a andar hace tres años, lo hablé con un amigo mío, Vicenç, coincidimos muchas veces en comidas de un grupo gastronómico, “Els Bocafins”, y hablamos de que esta vida tan llena de viajes, de anécdotas, de vivencias, sería interesante plasmarlas en un libro, yo no tenía ningún momento ni capacidad para hacerlo y Vicenç se avino a recoger todo lo que le explicara y así tirar adelante este proyecto, poco a poco nació este libro, ahora ya está acabado, Vicenç ha escrito sobre mis orígenes en el mundo de la cerámica, de mi vida, anécdotas, la mayor parte del mismo habla de mi obra.
Para los baños de “Más Mañanas”, la casa de la Baronesa Thyssen en la Costa Brava hizo una reproducción en cerámica del cuadro "Las Bailarinas” de Degás, Le sirvió de modelo el cuadro original que Carmen Thyssen le llevó a su casa para que trabajara con exactitud las baldosas de sus baños. Hice esta obra y aparte de este encargo la Baronesa se quedó algunas piezas de mi colección privada, hubo una relación comercial muy simpática y extensa con esta señora después de la obra que le hice y de las compras. Hace años de esto, el coordinador de todo era su hermano, me invitó a cenar a su casa de Sant Feliu de Guixols y tuvimos una muy buena relación, Carmen Thyssen, es muy cercana, y valora mucho el mundo del arte, haciéndote sentir muy bien porque habla de tú a tú, al menos esa fué mi experiencia en aquellos momentos.
Con usted se cierra la estirpe de ceramistas de su familia, ¿tiene descendencia? Acabo, cierro la puerta, se acabó, al no tener hijos no tengo descendencia ni creo que mi descendencia, de tenerla, continuase en este mundo de la cerámica.
¿A las nuevas generaciones ya no les interesa la profesión de ceramista? Creo que ahora la juventud se siente motivada por otras profesiones, como pueden ser la electrónica, la tecnología, y esto no encaja con la cerámica porque hay que tener intuición, ganas, horas de investigación y eso hoy, como todo va muy rápido, no es tan atractivo para la gente joven.
Autor de la imagen: Toni Bofill
“Terracotta Museu de la Bisbal d’Empordà”, abrió en el mes de julio una fantástica exposición en donde se puede ver la evolución de su estirpe. Así es, la de aquellos que hacían ollas y cazuelas y después de mi trayectoria personal.
¿Es un reconocimiento en su localidad de nacimiento? Agradezco al Ayuntamiento y a la dirección del Museu el haber hecho una exposición como la que han hecho, vale la pena verla, porque, aparte de la saga, hay muchas piezas, hay mucha historia muy desconocida hasta para la gente de La Bisbal.
¿Cree que es una exposición interesante no solo para sus paisanos de La Bisbal sino también para todos aquellos que conocen su trayectoria artística? Muchas personas después de ver la exposición en el Museu han venido a visitarme porque me conocían, pero no tan profundamente, ni a mi ni a mi obra, ahora, a través del Museu, la han descubierto, la han conocido, y al mismo tiempo me han conocido a mí.
¿Todavía tiene los hornos con los que ha trabajado, no ha pensado en continuar con la cerámica artística? Las ganas siempre están ahí, lo que sucede es que la carrocería no sigue, este es un trabajo un poco físico y si tú cuerpo no va de acuerdo con lo que piensas, mal, puedo hacer cuatro tonterías pero este no es el tema.
¿Cree que no le sería posible hacer una colección aunque tuviera ganas de hacerla? Todo lo que he hecho hasta ahora, o lo que he querido hacer, lo he hecho, ahora debería hacer una reexposición de todos mis trabajos, porque en mi trabajo siempre cuando he creado un color, una fórmula, o lo que sea, una vez hecho ha dejado de interesarme y he ido a crear otra cosa, ahora a mis 81 años, ¿qué tendría qué hacer?, las ganas están ahí, aunque lo que ahora más me gusta es ordenar un poco todo este maremagnum de piezas, de colores, documentando todo y poniendo un poco de orden en todo esto.
Autor de la imagen: Jean Roig
De la época en qué trabajó con Modest Cuixart, ¿hay algo que destacaría de esos momentos artísticos? Lo que marcó más de Modest fué su sentido de la pulcritud, yo soy un dejado, él hasta cuando hablaba acentuaba bien las palabras, siempre me decía que no entendía que yo con este desorden que tengo podía encontrar las cosas, Modest lo tenía todo muy bien ordenado y clasificado, por eso yo le tenía una admiración tremenda, Modest tenía un léxico, una forma de hablar que era muy curiosa, no ofendía nunca a nadie, ni hablaba mal de nadie, eso lo aprendí de él, siempre tenía un gran respeto por la gente, eso es de admirar.
¿Poseé piezas únicas realizadas por Cuixart y usted? Tengo bastantes que son inéditas, nunca salieron a la calle, nunca se han expuesto, durante más de tres años, con Modest, hicimos más de 200 piezas, son muchas piezas, y muchas de ellas pudieron ser expuestas pero otras, al no tener tiempo de fotografiarlas y ponerlas en orden han quedado estancadas en el tiempo, son inéditas.
¿Le habría gustado trabajar en más gente conocida como fue en el caso de Modest Cuixart? Si, principalmente con los maestros japoneses de los que le he hablado, en el primer viaje que hice a Japón, conocí a los personajes pero no su obra póstuma, y en el segundo fuí a ver la obra de estos grandes artistas que estaban todas en los Museos porque ellos ya había muerto.
¿Cree que a estos grandes maestros japoneses les hubiera agradado trabajar con usted, la cultura japonesa no tiene nada que ver con la europea? Yo soy muy adaptable, cuando fuí a Japón tuve que adaptarme a su manera de vivir, y funcionar y razonar como ellos, uno no puede ir allí y pretender imponer sus maneras, sus formas, ya que viajas, debes adaptarte a ellos y eso no es nada fácil, principalmente para un occidental, porque su mundo es muy sútil, no complicado pero sí que hay que tener un gran respeto por su manera de vivir, que nada tiene que ver con la nuestra, y su filosofía de vida, no se puede ir con prisas ni exigencias, el tiempo hay que dejarlo correr dentro de su tiempo.
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