La política debería ser como el matrimonio, una gran autopista flanqueada por dos estupendos PERALTES.
Hace muchos años me encargaron dar una charla a una serie de parejas en vísperas de sus respectivos enlaces matrimoniales. Les comenté que: “el matrimonio era como una autopista sujeta por dos PERALTES. Cuando venía una curva con sentido izquierdo el “peralte” de la izquierda iba cediendo y el de la derecha procuraba mantener el contrapeso para que la curva no se tragase el vehículo. Si la curva se hacia la derecha, cedía el “peralte” derecho y el contrapeso lo hacía el contrario, el “peralte” izquierdo. Si los “PERALTES” no funcionaban correctamente la autopista se destruía... el matrimonio se rompía.” Lo mismo ocurre en política.
Por eso, revisando la historia de diversos países, lo más común, en todos ellos, era el “BIPARTIDISMO”, contrapeso, que, si es “patriótico”, equilibrará con prudencia, los vaivenes de la vida social y democrática.
Los partidos minoritarios, siempre han supuesto un riesgo, pues siempre valorarán más la “piedra cuadrada” que la “redonda global”.
Hoy, siglo XXI, se han sobrepasado aquellos movimientos políticos “multicolores”, abanderados por intereses cuadriculares, olvidándose que todos y cada uno de nosotros formamos parte de un mundo “GLOBAL”.
Los sentimientos “partidistas locales”, únicamente serán loables si quieren formar parte de los intereses “globales” de una Nación.
En España, hoy, vamos en caída sin control hacia el barranco. No funcionan los PERALTES y SÍ, exageradamente, los movimientos multicolores con intereses cuadriculados. El BIPARTIDISMO, hoy, aquí, es fundamental.
Las IDEOLOGÍAS CUADRICULARES nos llevarán al deterioro, si no al desastre nacional, al no funcionar los CONTRAPESOS DEMOCRÁTICOS, es decir, en lenguaje “román paladino”, los PERALTES.
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