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Madrid acogió un deleitoso retablo de poesía

Resultando el acumulado de recitales un prodigioso mosaico lírico
Diego Vadillo López
sábado, 13 de enero de 2024, 13:23 h (CET)

Maisoun Shukair


Si muy de cuando en cuando uno, que se halla ya muy alejado del ruido poético de los recitales (que no del melodioso soplo de la poesía impresa) sigue acudiendo a algún cenáculo poético de esos en los que los correspondientes vates expelerán afanosamente su sentir administrado en versal formato, es (entre algunos muy contados) a los que patrocina el grupo Retablo (articulado por la rapsoda Mayte Domínguez y el poeta y pianista Pablo Bethencourt), en los cuales se insta a participar a los más diversos versificadores, resultando el acumulado de recitales un prodigioso mosaico lírico que se va extendiendo paulatinamente cual una lava de cultural magnificencia que lejos de arrasarlo todo viniera a sembrar la atmósfera de un suave y sugerente soplo de conmoción.

         

Ayer viernes 12 de enero concurrió la poesía de cuatro poetas si bien la ausencia de una de ellos se hizo patente, toda vez que Encarnación Pisonero no pudo acudir por indisposición, mas Mayte Domínguez tuvo a bien, no obstante, recitar uno de sus poemas con el fondo musical que habitúa a obrar el inconmensurable mago de las teclas.

          

Manuel Jesús González Carrasco (Kabalcanty) principió recitando un poema doble inédito (concebido para la ocasión) titulado “La cara interna del zócalo” e inspirado en la última película de Víctor Erice (que tanto se hizo esperar). Algunos de los versos recitados del poema allí compartido son los que siguen: “En realidad la importancia/ es un desmerecimiento pasajero,/ el rubor de una duda./ Tampoco significa mucho que esté/ borracho ahora/ y que tu voz sea un estertor/ que suena a mi espalda/ como cualquier desmayo de mi/ sobra”. Se trata de una poesía de tenor confesional que dirige intrínsecas sensaciones envueltas en hallazgos estilísticos a salto de mata hacia un tú poético que se difumina en el suave delirio evocativo suscitado.

          

Maisoun Shukair leyó en árabe unos poemas los cuales, subsiguientemente, recitó Mayte Domínguez en español, haciendo comprobar al público español la capacidad sugeridora de una poesía que traslada el desgarro interior de quien sufre y elige el cauce poético para erigir la denuncia en pasión y la más arrebatada pasión en arte poético.

          

José Antonio García Palazón (Josechu) comenzó leyendo “Los perros de la lluvia”, inspirado en un título de Tom Waits “que (apuntaba el propio Josechu) “dice que todos somos gente que está perdida como un perro que cuando llueve no sabe dónde ir porque ha perdido el olfato”, dicha imagen, seguía Josechu asentando, lo conmovió, por suponer “un vector que une a un perro abandonado con un hijo de la gran puta”. García Palazón blandió algunos de sus poemas de cariz más existencial para deleite del nutrido público asistente.

          

La tarde-noche se allegó al ritmo marcado por la poesía que los intervinientes arrojaron al auditorio y la sala se fue vaciando a la espera de que en su interior vuelva a desplegarse más poesía como la que se va desprendiendo retal a retal de la inconmensurable colcha de lirismo que viene tejiendo de largo el grupo Retablo.

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